V e i n t i o c h o. ( P a r t e I )

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Estaba pensando seriamente en iniciar una huelga en contra de mamá y su comida sana, es decir, ¿cuándo la ensalada con pollo a la plancha va a saber mejor que una deliciosa pizza de queso?

Llevo dos semanas sin comer pizza y estoy desesperada.

Mamá está de vacaciones y decidió venirse conmigo para comprobar que verdaderamente no esté gastando mi dinero en pizza.

—Mami ¿qué vamos a almorzar ahora? —Pregunté esperanzada a que no haya hecho su plato especial.

Su bendito plato especial era salteado de espárragos y gambas.

¡Las gambas sólo saben bien en la pizza!

—No estaré contigo en el almuerzo pero te daré una pista —dijo emocionada.

¡Oh no!

—¡Lleva gambas!

Odiaba mi vida, literal.

—Hey no ponga esa cara señorita —Regañó—, usted sabe que la comida es una bendición y debemos agradecer por ello.

—Pero...

—Nada de peros, está vez te encantará —Afirmó tomando su cartera y sus llaves—, debo irme ya bebé, cuídate —besó mi mejilla y se fue dejándome sola con los desagradables espárragos y las gambas.

...

Fruncí el ceño cuando noté que en la cocina no estaba la comida y no quería buscarla, así que decidí llamarle a mamá.

Estaba a punto de hacerlo cuando el timbre de la casa sonó, seguramente recordó que no ha dejado la comida en un lugar visible.

Corrí a abrirle, cuando me encontré al repartidor de pizza en la puerta.

Mi alma y mi cuerpo se alegraron, y prometí agradecerle a mamá luego de devorarme la pizza...

¿Venden pizzas? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora