¿Qué rayos?

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ETHAN

Día 1

¿Qué rayos?

«¿Dónde estoy?, esta jaqueca está insoportable. No puedo abrir mis ojos, la luz es molesta.»

Tras revolcarme unos cuantos minutos entre las sabanas, aun sin poder abrir mis ojos a causa de esta jaqueca, pienso en cuan suave y cómoda se siente mi cama el día de hoy. Es como si estuviese rozando el pelaje del más fino, las almohadas parecen ser tan suaves como las nubes y la temperatura de la recamara es perfecta. A no ser por la grieta entre las cortinas, de seguro hubiese sido un amanecer de sueño.

Con gran dificultad logro sentarme con los pies descolgando de la cama, con el firme propósito de cerrar las cortinas y colocar lo primero que encuentre para evitar que la luz ingrese a la habitación. Francamente fue más doloroso de lo que pensé, mi cabeza empezó a dar vueltas, los mareos y luces de colores hicieron presencia, así como el zumbido en los oídos y la sensación de que mi cerebro choca contra el cráneo a medida que me muevo. Acto seguido, me tomo de la cabeza, me encojo un poco y solo me quedo quieto allí sentado, evitando el más mínimo movimiento.

Me tomó cerca de cinco minutos darme cuenta de dónde me encuentro, como pude me puse en pie y corrí hacia el baño interior para lavar mi cara con agua fría. No ha sido difícil deducir la fecha, en mi mente todo está claro, conozco cada detalle de esta habitación. Aprovecho la ocasión para asearme los dientes y disponerme a tomar una ducha, al tiempo que pienso en todas las cosas que podrían hacerse nuevamente, es como si pudiera hacer de nuevo las cosas que antes he hecho mal, pero con un resultado diferente.

Existen muchas teorías sobre el viaje en el tiempo, una de ellas es que por más que uno quiera las cosas siempre tenderán a buscar el mismo rumbo, pero yo estoy plenamente convencido de que puedo cambiar mi futuro, que en definitiva sí hay cosas que pueden ser remediadas, como la agresión a un ser amado o una discusión que jamás debió tener a lugar.

Mientras tomo la ducha pienso en todas aquellas chicas a las que le rompí el corazón y por las cuales en el futuro volveré arrastrándome por su perdón. Sin duda alguna es una perfecta ocasión para no dañar a la única mujer realmente perfecta para mí, no quiero hacerlo y luchare por conservarla. Mi vida amorosa ha sido la más terrible y triste novela de amor: a las mujeres que realmente me han amado termino por destrozarles el corazón en pedazos y terminan odiándome y, las que solo han estado a mi lado por conveniencia, son por las que me he enamorado completamente. Creo que es cuestión de hombres quizás, pues, aunque para algunos sea tan obvio algunas veces, para otros no nos es y terminamos por formar parte del circulo vicioso de los hombres mujeriegos.

¿Estará Blade también en este punto del tiempo?, ha sido lo primero en lo que he pensado luego de divagar en lo que pudo, pero no fue mi vida amorosa. Decido que es imperativo saberlo, pues solo de ese modo ambos podremos sortear los obstáculos de esta difícil época para ambos, aunque más que nada para mí. Además, podría ser que él sepa algo sobre papá, pues según mis cuentas podría aun no haber sucedido aquel suceso que detesto recordar.

Me dirijo hacia la habitación de Blade de golpe, al ver que su puerta estaba atrancada, recordé uno de aquellos trucos que he aprendido para abrir puertas difíciles. No es algo de lo que me sienta orgulloso, por aquellos días difíciles debía de alguna manera conseguir algo de dinero para sobrevivir, y la respuesta a ello vino de la persona menos indicada.

Tras regresar a mi cuarto por un par de herramientas improvisadas, he forcejeado un poco para conseguir desencajar las bisagras de la puerta. Con algo de esfuerzo adicional al que normalmente se requiere con las herramientas adecuadas, lo he logrado, bastó con cuidadosamente separar la puerta y pasar a través de ella. Sin hacer mucho estruendo, me dispuse a poner todo en orden nuevamente, quiero evitar que mi hermano se entere de cómo he entrado y de paso de sus preguntas de dónde lo he aprendido.

Luego de dejar la puerta entreabierta, le he llamado en tres ocasiones por su nombre, pero no despierta. Se encuentra sumergido en un profundo sueño, así que decido manotear la cama y «zambullirlo» un poco para que finalmente despierte. Pero solo hasta luego de unos cuantos intentos —cada vez más intensos —, he logrado que abra los ojos.

Más allá del tiempo - La historia de los dos hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora