Tenia que enamorarte... Y el enamorado fui Yo. [ Victuri ]

Capitulo VI

—*Hola Yuuri, tiempo si hablar no?*— Mi cuerpo se tensó solo de escucharlo, sabía que su llamada no significaba una buena noticia, nunca era para algo bueno, jamás —Si... Supongo.
Y bien, que es exactamente lo que necesitas de mi?— quise ir directamente al tema, su llamada solo me ponía los pelos de punta —Jaja, tranquilo, te apetece un café? — su risa me tranquilizó, se notaba relajado, lo conocía, cuando era algo grave se notaba en su voz, tal vez no era tan grave después de todo, ya más relajado y con una sonrisa —Claro, mandame un mensaje con la dirección del lugar — levantandome de la cama donde me encontraba con Viktor, para ponerme la ropa tirada en el piso. Viktor me veía esperando una explicación, pero que podía decirle que él no haya escuchado —Te llamo cuando regrese — es lo único que podía decirle, después de todo él había escuchado la conversación.

— P..Pero Yuuri?— trataba de llamar su atención para que me viera, pero era inútil solo se concentraba en arreglarse, se le veía concentrado, como tratando de descifrar algo —de verdad te irás?— musité, esperando que me dijera algo cómo "no te preocupes no pasará nada" o. " si quieres acompañame" pero... Nada, de sus labios no salía nada —Sí, descuida, volveré lo prometo, <yo sí volveré> — esto último parecía más como un reclamo, que me daba a  entender que yo... Que alguien rompió su promesa, que no volvió como lo prometió y había dejado un vacío enorme, una carga en esos débiles hombros —Lo harás?— era estúpido, lo sé, preguntar esto después de lo que me dijo, pero que podía hacer, al final, mi amor por Yuuri no era normal tampoco, era bastante raro, es como si lo estuviese esperando hace mucho, sus dulces labios, como si los hubiese anhelado por tanto tiempo, su cuerpo, como si hubiese extrañado tocarlo, su dulce voz como, si realmente deseaba escucharla, un amor dormido en mi despertó al sentirlo de nuevo y un vacío dentro de mí se llenó al volver a tenerlo, el perderlo era volver a ese vacío, esas noches intranquilas, llenas de dolor, era aterrador volver a vivirlas, amanecer sin nadie a su lado, no quería, no podía.

—Lo haré, me voy cuidate — le di un beso cálido en la frente, demostrando en ese beso mi amor, que no dudara de mis sentimientos por él pero no podía decirle que todo estaría bien, si bien "él" dijo que estuviese tranquilo, su llamada tampoco era para saludar. No podía prometerle que estaría con él siempre, no cuando esa promesa una vez ya me la habían hecho y la habían roto, no cuando se qué se siente no tener a tu amado a tu lado, no cuando sé que, tener fe en esa promesa sería tu perdición. No podía. Me fui de ese cuarto, esperando lo peor al encontrarme con él, no volteé, ya había dicho lo qué tenía que decir, <Viktor, lo siento, por ocultarte la verdad, mereces saberlo más que nadie... Pero no puedo, no ahora, no hoy, incluso tal vez no mañana, ni siquiera sé que pensarías si te digo realmente mi pasado>. Eso era lo que, en parte, pasaba por mi cabeza en ese momento, pero vamos, a quien engaño, la imagen de Viktor a pasado por mi cabeza mucho antes de ese "encuentro" en aquel café.

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—Lamento la demora, esperaste mucho? —

—No para nada, yo soy quien llamó de la nada, pero bueno, pedimos?— Era un restaurante modesto, de un piso, donde se podía apreciar la cocina, se encontraba a la orilla de la calle, y justamente en frente se encontraba otro pequeño lugar bastante similar a este. Pedimos lo que cada uno apetecía —... Y un café, gracias— terminé mi pedido y la mesera se retiró — Y bien cual es el tema que te gustaría tratar? —

—¿Tan formal? Oye tranquilo, es lo mismo de siempre— recalcaba éste
—¿Lo de siempre dices?!— Estaba alterado, parecía burla esa frase —No, estás equivocado, no puede ser lo siempre, simplemente no se puede— su alteración fue cambiada por tristeza, decepción, frustración, traición —No desde que Yurio Plisetsky ayudó a acabar con mi vida— el ambiente se torno tensó, aún era delicado para Yuuri hablar de "eso" o hablar con aquel muchacho sentado frente a él —Supongo que estás en tu derecho — dijo finalmente —No, yo me altere, no debí desquitarme contigo, es solo que... Ni yo mismo lo sé, lo siento — bajó la mirada, apenado por su anterior reacción, puesto que él no era así —En fin, ¿Qué era lo que querías hablar?—