Tokyo Fudanshi

4-1 Tsukiyama

- Tsukiyama...

- Cuanto tiempo, Kirishima-san.

El fudanshi le sonrió, Touka apartó la mirada.

- ¿Que quieres?

- Tan fría como siempre, pequeña pervertida... Supongo que eso es lo encantador de ti.

- Me estas dando asco.

 Tsukiyama observó a Kaneki, parecía llamarle la atención el joven parchado.

- Nunca te había visto por aquí ¿Eres nuevo?

- Esto...

- ¿Como te llamas? - El fudanshi se acercó al joven.

- K-Kaneki.

Tsukiyama  miraba a Kaneki fijamente, esto empezó a incomodarle. ''Dios, es tan ukeable'' pensó Tsukiyama.

- Ey, lárgate - dijo Touka - Interfieres en nuestro trabajo.

- Te falta delicadeza, pequeña. En fin, adiós a todos.

Tsukiyama se acercó a Kaneki y le susurró:

- Nos veremos pronto.

Después, Tsukiyama abandonó el local, Touka parecía aliviada.

- Es un fudanshi ¿no?

- No es un fudanshi cualquiera, uke, ni se te ocurra acercarte a él.

Tsukiyama regresó a su lujosa mansión, encendió su ordenador y comenzó a ver imagenes de Mikayuu. Uno de sus sirvientes le trajo los mangas yaoi que él deseaba.

- Merci.

''Kaneki-kun... el uke definitivo, nos volveremos a ver''

- Dime que te parece.

- A ver que me traes.

En el instituto, Touka tenía una amiga que deseaba con todas sus ganas ser dibujante de mangas romanticos (NO YAOI) y siempre que terminaba un capítulo se lo enseñaba a ella para que le diese su opinión. Cuando Touka terminó de leer el primer capítulo, le miró y le dijo:

- No está mal.

- Gracias, Touka.

Touka se encontraba mal ''Dios, si continuo leyendo cosas no yaoi, terminaré vomitando delante de mi mejor amiga''. 

Kaneki se sentó en el banco de un parque y se sumergió en sus pensamientos, no paraba de pensar en el tipo raro que apareció hace unos dias en la cafetería, algo en él le causaba inquietud. Entonces, casi de la nada, apareció Tsukiyama sentado a su lado en aquel banco, mirandole con una amplia sonrisa.

- Buenas, Kaneki-kun.

Kaneki se sobresaltó al verlo.

-H-hola, esto...

-Tsukiyama Shuu ¿Te importa que me siente contigo?

- No, para nada- dijo él algo nervioso.

Los dos estaban sentados en aquel banco, en silencio. Kaneki intentaba evitar contacto visual, pero Tsukiyama le miraba a él casi sin parpadear, siempre sonriente.

- Kaneki-kun ¿Vienes mucho por este parque?

- Si..... Supongo.....

"¿Que demonios quiere? No ha dejado de mirarme con esa sonrisa desde que me vió por primera vez" pensó el joven fudanshi.