Cap3

149 6 0
                                    

Capítulo 3
Cuando Lauren llegó a casa estaba tan débil que su padre, Mike, debió subirla hasta su habitación. Se durmió casi de inmediato.

"Estúpidos efectos secundarios"  Pensaba Lauren cada vez que la debilidad luego de una diálisis la atacaba. "Estúpida enfermedad"  Agregaba con tristeza.

Cuando su cuerpo le indicó que ya había dormido más de lo que necesitaba Lauren se sintió lo suficientemente bien como para bajar las escaleras y cenar junto a su familia lo cual transcurrió casi con normalidad.
Casi...
Taylor: Lauren -La llamó su hermana. Lauren volteó a mirarla, demostrándole de esta forma que la estaba escuchando- ¿Quieres salir a dar una vuelta conmigo y Chris?
Clara: Hija, sabes que su corazón está débil y no puede hacer ese tipo de esfuerzos...
Taylor: Entonces... podríamos... solo salir al jardín y mirar las estrellas.
Clara: Taylor, ella está cansada después de la diálisis... Solo... Déjala descansar.
Chris: ¡Deja que Lauren hable, mamá! -Pidió exasperado.
Mike: ¡No le hables así a tu madre, Chris!
Chris: ¡Entonces dile que le permita a Lauren hablar! ¡Ella no es muda!
Lauren: Yo... yo solo... -"Idiota, la voz no debería fallarte" Se reprendió a sí misma.
Clara: Ella hará lo que sea mejor para su salud, y lo mejor para su salud es quedarse acá en casa.
De repente Lauren comenzó a chasquear los dedos. Era algo que hacía cuando estaba estresada, indecisa o confundida. Mientras su familia discutía en la mesa ella los miraba sin saber que decir, chasqueando los dedos sin ser consciente de este acto.
"¡Haz algo! ¡No dejes que peleen por tu culpa!"
Taylor: ¡Tiene dieciocho años, mama! ¡Ya no es una bebe!
Claro: ¡Pero ella está enferma!
Esto fue lo que hizo a Lauren reaccionar.
En un ataque de ira la chica de ojos verdes lanzó su plato al suelo y se levantó de la silla increiblemente frustrada, chasqueando los dedos inconscientemente.
Mike: Lauren, mi amor... Tranquila. Te puedes hacer daño.
Lauren: ¡NO SOY UNA ESTÚPIDA ENFERMA, MAMÁ!
Y con toda la velocidad que le permitían sus débiles piernas, Lauren subió a su habitación y cerró con llave aunque sabía que su madre tenía varias de emergencia, lo cual convertía éste acto en algo inútil.

Enojada con su madre, con su familia y consigo misma, Lauren se lanzó sobre la cama y comenzó a llorar.
¿Por qué no podía ser normal? ¿Por qué no podía simplemente tener una ligera gripe de vez en cuando? ¿Por qué no podía simplemente tener malas notas en la escuela? ¿Por qué no podía ser solo una niña estudiosa encerrada en una biblioteca? ¿Por qué tenía que ser la puta niña enferma que siempre parecía estar a punto de morir?
Clara: Lauren -La llamó su madre delicadamente a través de la puerta- Lauren, por favor, abre la puerta. Quiero... Quiero hablar contigo.
Lauren: ¡YO NO QUIERO HABLAR CONTIGO!
Clara: Lauren, por favor, tranquilízate, no hagas ninguna locura.
Lauren: Déjame morir, mamá... -Suplicó con lágrimas en los ojos.
Clara: ¿Qué?
Lauren: ¡QUE ME DEJES MORIR! ¡YA NO PUEDO SALIR DE ESTA CASA! ¡YA NO PUEDO VER A ALLY SI NO ES EN LAS DIALISIS!¡NO PUEDO HACER NADA POR MI MISMA! ¡NO ESTOY VIVA, MAMÁ! ¡ESTO NO ES VIDA! -Estalló-... Me estoy muriendo -Sollozó.
Lauren escuchó a su madre dejar escapar un gemido de dolor a través de la puerta y de inmediato supo que había actuado mal.
Lauren: Mamá, lo siento...
Clara: Hablaremos mañana, Lauren -Dijo, y finalmente terminó marchándose con lagrimas corriendo por sus mejillas.
Luego de esto Lauren no pudo hacer nada más que llorar desesperadamente sobre su cama, deseando no ser tan idiota, tan estúpida, tan... enferma.
"¡IDIOTA! ¡IDIOTA! ¡IDIOTA! ¡ERES UNA IDIOTA LAUREN JAUREGUI!"
Estuvo llorando por lo que parecieron horas... En realidad lo hizo hasta que volvió a escuchar los mismos ruidos que había escuchado horas antes: Los ruidos de la ventana de la casa vecina al ser golpeada por un puño.
Lauren se levantó y caminó hasta colocarse cerca de la ventana. Como siempre, puso su mano derecha sobre el vidrio. Sus dedos habían dejado de chasquear.
La chica de la ventana estaba allí, con una hoja de papel sobre el vidrio, mirándole con una cara que, según el diccionario mental de Lauren, era de preocupación.
Sí, Lauren tenía un diccionario mental. Como no podía reconocer bien el lenguaje no verbal -Gestos, señas y otros-, su psicólogo le había recomendado aprender las expresiones faciales de memoria. Ahora, gracias a esto, Lauren podía diferencia un rostro triste falso de uno verdadero... No siempre, pero si la mayoría del tiempo.
"No llores, chica de la ventana" leyó.
Entonces Lauren sonrió como no había sonreído desde hacía ya mucho tiempo.
La chica de la ventana cambió la hoja de su cuaderno de dibujo casi al instante y comenzó a garabatear algunas palabras rápidamente. Cuando terminó colocó el papel sobre la ventana delicadamente.
"Tienes una linda sonrisa"
Lauren levantó un poco la vista del papel y pudo ver que la chica de la ventana también estaba sonriendo. Lauren no entendía la necesidad que tenían las personas de sonreír al decir algo amable, pero aunque no lo entendía le gustaba que la chica de la ventana lo hiciera.
De inmediato Lauren tomo un cuaderno y un rotulador y comenzó a escribir lo que estaba pensando.
"Tú también"
Ninguna de las dos escribió nada durante un buen rato, y mientras la chica de la ventana tenía la mirada baja, Lauren se permitió observarla sin temor a encontrarse con sus ojos.
Delgada, de piel clara pero no demasiado, cabello oscuro y una hermosura de esas que solo se ven cuando las fotos son retocadas para las revistas,.. Pero Lauren sabía que nada podía ser perfecto en el mundo, pues lo había leído en libros, así que buscó rápidamente alguna imperfección.
Y la encontró: Pijama rosa con conejitos amarillos.
Para Lauren, quien solía vestir de colores oscuros TODO EL TIMEPO, los conejitos amarillos combinados con el color rosa de la tela era una imperfección bastante grande.
De repente, la chica de la ventana levanto la vista y la miro directamente a los ojos. Lauren de inmediato aparto la mirada. Se sentía tan incómoda mirando a las personas a los ojos... Era... antinatural para ella.
Con la cabeza gacha la chica de la ventana buscó una hoja de papel en blanco y escribió sobre ella. Lo colocó sobre el vidrio en cuanto termino.
"¿Por qué estas llorando, chica de la ventana?
Lo único que a Lauren se le ocurrió hacer fue tomar su cuaderno y responder.
"Porque no quiero ser una maldita enferma"
"¿Enferma? Tú no estás enferma"
"Lo dices porque no me conoces"
"Tienes razón. No te conozco"
Lauren sonrió. Cuando conversaba con aquella chica las sonrisas salían tan naturalmente, como si ella las colocara en su cara con cada palabra.
"Por favor, Lauren, nadie puede colocar sonrisas en las caras de las demás. Sonreír consiste en flexionar músculos idiota, no en colocarla así como así"  Se burló de sí misma mentalmente.
La chica de la ventana golpeó el vidrio intentando llamar su anteción, y Lauren se sintió mal por haberse perdido tanto tiempo en sus propios pensamientos. Miró hacia adelante y se sintió extrañada cuando la chica comenzó a abrir su ventana y luego coloco un papel frente a su cuerpo.
"Quiero escuchar tu voz, chica de la ventana"
Pero justo cuando Lauren comenzaba a abrir su ventana una pequeña niña entró a la habitación de la otra chica y comenzó a saltar a su alrededor. Por supuesto, no se fijó en Lauren, porque, como ya habíamos mencionado, nadie tiene tiempo para mirar a través de las ventanas.
La chica de la ventana terminó sonriendo y diciéndole algo al oído a la más pequeña. Casi de inmediato la niña abandonó la habitación.
La chica de la ventana simplemente escribió algo apresuradamente en un papel y luego lo colocó frente a su cuerpo.
"Debo irme. ¿Hablamos mañana?"
Lauren solamente asintió, sonriendo como solo ella podía hacerla sonreír.
Se alejó de la ventana en cuanto la chica desapareció por la puerta.
Estuvo media hora esperándola, pero ella no llegó. Fue entonces cuando vio el reloj y supo que debía de dormirse en ese mismo instante o no podría cerrar los ojos en toda la noche.
Tomó un baño corto, se coloco el pijama -el cual consistía en unos shorts blancos y en una holgada camisa negra-, tomó sus medicinas y sus pastillas para dormir, y luego se recostó en la cama.
Durante quince minutos intentó dormirse sin éxito. Cada vez que lo intentaba la chica de la ventana aparecía en su cabeza. Era imposible para Lauren seguir así toda la noche.
Entonces, inquieta, se levantó, se acercó a la ventana, colocó su mano derecha sobre el vidrio y miró atentamente, esperando verla una vez más para poder conciliar el sueño.
... Pero ella no estaba allí.

Tomó un papel, un rotulador y algo de cinta adhesiva. Escribió rápidamente en el papel, y con algo de torpeza lo pegó sobre la ventana con ayuda de la cinta.
Lauren se recostó sobre la cama y se durmió casi de inmediato, recordando lo que había escrito en aquel papel con una sonrisa en los labios.
"Buenas noches, chica de la ventana"

La Chica De La VentanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora