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Capítulo 13
Camila estuvo preocupada durante cinco días, pues la chica de la ventana no había estado en su habitación durante todos ese tiempo. No la había visto ni una vez, y Camila dudaba que la estuviese ignorando, aunque conociendo a Lauren Jauregui y su extraña personalidad, no sabía muy bien que esperar.
Fue entonces cuando lo supo.
Estaba desayunando con su familia ya preparada para ir a su escuela cuando Sinuhe y Alejandro comenzaron a entablar conversación.
Sinuhe: ¿Sabías que la hija de los Jauregui está en el hospital?
Camila abrió los ojos como platos. No podían estar refiriéndose a ella...
Alejandro: ¿Los Jauregui?
Sinuhe: Sí, nuestro vecinos. Los padres no son muy sociables, pero hablé con sus hijos ayer mientras estaba en el supermercado.
Alejandro: Creo haberlos visto un par de veces, pero nada importante... ¿Cuál de sus hijos está en el hospital?
Sinuhe: La mayor, creo. La de los ojos verdes...
"No, por favor, no"  Suplicaba mentalmente a quien fuera que la estuviese escuchando.
Alejandro: ¿Qué le sucedió?
Sinuhe: Su corazón. Al parecer tuvo una falla cardiaca o algo así...
Alejandro: Pobre chica...
A Camila le ardían los ojos, los cuales estaban repletos de lágrimas que deseaban salir.
"No es Lauren, Camila. Tranquila" Intentaba convencerse, pero sabía que solo se estaba mintiendo.
Sofi: Yo la conozco -Susurró Sofi, sonriendo, no entendiendo bien que era lo que realmente sucedía con Lauren-. Cuando mi tía me trae a casa por las tardes ella siempre está saliendo del auto de sus padres. A veces tienen que llevarla en brazos hasta la casa -Comentó-... Una vez se le cayó un libro repleto de... creo que eran crucigramas... y fui a devolvérselo. Solo dijo gracias y entro a su casa -Contó moviendo sus manos exageradamente, como si estos movimientos permitiera salir las palabras de su boca más fácilmente-. Creo que es algo gruñona -Murmuró riendo.
"¡No lo es! ¡Solo debes conocerla!"  Gritó mentalmente, enojada. Pero Sofi no tenía la culpa... ella era solo una niña. Ella no podía comprender todos los problemas con los que Lauren tenía que vivir.
Sinuhe: Al parecer los doctores piensan que lo mejor es un trasplante de corazón, pero no pudieron hacerlo a causa de sus problemas renales...
Alejandro: ¿Problemas renales?
Sinuhe: Es una chica  problematica...
Camila: No lo es -Susurró mirando su plato medio lleno sintiendose asqueada. Lo único que quería hacer era llorar y gritar. La comida ya no le interesaba, y esto era extraño siendo ella Camila Cabello-. Podría estar drogándose, fumando y bebiendo, mamá, y entonces si que sería problematica, pues ella lo habría elegido. Pero ella no eligió tener todo esto... Es como cuando te da un resfrió. Tu no elegiste el resfrio, él te eligió a ti.
Alejandro: Tu mamá no quiso decir eso, Camila...
Camila: Lo sé, papá... Alejandro, quise decir -Aun después de tantos años viviendo con él  no se sentía cómoda llamándolo de aquella forma-. Pero se refirieron a ella como una chica problematica, tal y como si fuese delincuente o algo parecido...
Sinuhe coloco una mano sobre la de Camila y la apretó fuertemente con entendimiento.
Sinuhe: Lo siento ¿Está bien?
Camila simplemente asintió, dudando en poder responder gracias a las lágrimas que querían salir en ese momento por sus ojos.
Alejandro: ¿Y cómo se llama ella?
Sinuhe: No puedo recordarlo bien... Era algo como... Era... ¡Lauren!
"¡MIERDA!"
Lauren Jauregui estaba mal. La chica de la ventana estaba mal. La chica de la ventana podía estar muriendo en ese preciso momento.
Sin poder soportarlo más Camila se levantó de la mesa y fue directo a su habitación sin terminar su desayuno. Cerró la puerta y se apoyo en ella, mordiéndose el labio para que su boca no dejara escapar los gritos que deseaba. Fue deslizándose lentamente hasta llegar al suelo, y una vez allí se cubrió la cabeza con ambas manos y lloró.
Lloró porque la vida era injusta porque  Lauren no se merecía aquello. Lloró porque no había podido hacer nada. Lloró porque la vida era una mierda. Lloró porque Lauren Jauregui era la única persona que podía hacerla feliz en aquel momento, y ella estaba en el hospital, tal vez inconsciente.
Estuvo llorando durante varios minutos con la cabeza entre las piernas, dejando que su mente evocara cada cosa que le encantaba de la chica de la ventana. Sus sonrisas, sus ojos, su voz, su inteligencia, su honestidad... Había tantas cosas.

¿Por qué una persona tan pura, tan hermosa, tan Lauren, tenía que sufrir tanto? ¿Por qué ella y no esos delincuentes que paseaban por las calles sin ser descubiertos?
Finalmente su madre llamo a la puerta con suavidad.
Sinuhe: Camila, si no te vas ahora llegarás tarde -Le advirtió dulcemente.
Lo último que Camila quería era ir a la escuela, pero sabía que si no lo hacía por voluntad propia sus padres la obligarían.
Camila: Está bien -Susurró intentando que su voz no sonara quebrada y así evitarle preocupaciones a su madre.
Se levantó, fue al baño y lavó su rostro, borrando de esta forma cualquier rastro de lágrimas, dejando solamente un par de ojos rojos. Al salir caminó hacia la ventana como si todo pudiese haber sido una mala pesadilla y Lauren estuviese allí para desearle un feliz día, pero su habitación estaba vacía.
Fue entonces cuando decidió llevarse una parte de Lauren.

Tomó la chaqueta de cuero negra y se la colocó junto a la gorra morada con la frase "Soy Diferente", siempre con la frase hacía adelante. Camila respiró hondo. Aquella ropa aun olían a Lauren.
Quince minutos después Camila había llegado a la escuela y estaba guardando algunos libros en su casillero.
Normani: ¡Karla!
Camila no se sentía de humor para enfadarse con Normani por llamarla Karla, así que solo volteó, sonrió falsamente y la saludo con una de sus manos.
Dinah: ¿Es en serio? ¿No vas a insultarla al menos?
Camila solamente negó con la cabeza. Normani se encogió de hombro y se alejo un poco, indicando que debía llamar al primo de Dinah. Era su aniversario.
"¡Es su puto aniversario! ¡¿Por qué ellos son felices y Lauren no?!"
Cerró con rudeza su casillero y apoyó su cabeza en él.
Dinah: Linda chaqueta... Y linda gorra. ¿Son de Lauren, verdad?
Camila solamente asintió. No creía tener fuerzas para hablar.
De repente Dinah tomó su brazo, apretándolo dulcemente, como si supiese que necesitaba consuelo.
Dinah: ¿Sucede algo, Mila?
Camila prefirió no responder, sabiendo que se quebraría en cuánto comenzara a hablar.
"¡Sucede que la vida es una idiota que tortura a quienes no se lo merecen! ¡Sucede que la chica que me gusta está en un estúpido hospital, con un corazón débil, y con muchas posibilidades de morir!... ¡Pero no te diré esto porque no me entenderías! ¡Porque tu vida es perfecta!"
Dinah: Mila, por favor...
Camila: Dinah, solo...tú solo -Su voz había comenzado a quebrarse. Una lágrima silenciosa se deslizó por su mejilla. Con los puños cerrados y odiando todo lo que la rodeaba, Camila golpeo su casillero, justo encima de su cabeza.
Dinah: Camila, por favor, mírame... -Estaba preocupada. Muy preocupada.
Fue entonces cuando Camila se lanzo a los brazos de Dinah, la abrazo fuertemente y lloró. Lloró porque Lauren no estaba bien. Lloró porque Lauren no podía ser feliz. Lloró porque la vida era una mierda.
Se aferró fuertemente a la camiseta de Dinah, depositando todo su odio y frustración en ella. Dinah solo la abrazaba y le susurraba que todo estaba bien, que llorar no era malo, que estaba bien desahogarse.
Normani llegó unos minutos después y sin dudarlo se unió al abrazo. Camila dejó escapar insultos por sus labios de vez en cuando, así como también el nombre de Lauren. Quienes pasaban por su lado la miraban con lastima, pero conociendo quien era y quienes eran sus enemigos descartaban la opción de ofrecerle un pañuelo o preguntarle por qué razón lloraba.
Finalmente sus llantos comenzaron a hacerse cada vez más y más leves hasta que finalmente desaparecieron. Se alejó de Normani y Dinah lentamente, secando sus lágrimas y mirando al suelo sonrojada, no creyendo lo que acababa de hacer.
Dinah: ¿Que sucede, Mila? -Pregunto dulcemente mientras la ayudaba a secarse las lágrimas con un pañuelo. Normani la miraba con los ojos vidriosos, no sabiendo que hacer.
Camila: Ella  no está bien, Dinah.
Dinah: ¿Que quieres decir con eso?
Pero Camila no pudo explicarlo, pues el timbre de entrada sonó, indicando el inicio de las actividades.
Las clases fueron lentas y dolorosas. Por más que lo intentaba, Camila no podía escuchar nada. No podía prestar atención y sentía un inmenso dolor en su pecho. Durante todo el día no se encontró con Luis y Austin, pero esto no la hizo sentirse más feliz. Lo único que la haría sentir feliz aquel día sería Lauren Jauregui.
Finalmente las clases terminaron y Camila se despidió de sus amigas con un fuerte abrazo mientras estas le decían que todo estaría bien.
Fue entonces cuando sucedió. Camila estaba entrando a su auto cuando sintió la respiración de Austin en su cuello.

Se tensó casi de inmediato.
Austin: Buen día, Gaybello.
Camila se aferró fuertemente a la chaqueta de Lauren.
"Por favor, hoy no"
Austin: Linda gorra -Dijo con malicia y se la quitó para observarla, soltando luego una carcajada que hubiese hecho llorar a cualquier niño.
Casi de inmediato Camila se dio la vuelta, lo empujó y le quitó la gorra de las manos con rudeza.
Camila: Mía -Rugió, y volvió a colocársela para finalmente cruzarse de brazos.
Austin: ¡¿Quién te crees para desafiarme, Gaybello?! -Preguntó enojado.
Era la primera vez que lo hacía. La primera vez que se atrevía a tocarlo. La primera vez que se atrevía a enfrentarlo con más que palabras.
Camila: ¡Vamos! ¡Golpéame! ¡¿O vas a esperar a tu noviecito Luis?!
Lo cierto era que Luis no estaba por ningún lado. Era como si se lo hubiese tragado la tierra. Y para Camila esto era lo mejor del mundo.
Austin: ¡Cállate! ¡Acá la rara eres tú!
Camila se cruzó de brazos.
Camila: Dime algo que no sepa ya -Susurró desafiante mientras levantaba una de sus cejas. Era como si Austin, al quitarle la gorra, le hubiese dado una razón para enfrentarlo y ser fuerte.
La razón era Lauren.
Austin: Voy a hacerte cerrar tu gran bocota -Sentenció.
Antes de que Camila pudiese verlo venir un puño golpeó su cara. Cayó al suelo viendo al mundo girar. Sintió sangre en la boca.
"De nuevo"
Austin: Esto es solo el inicio, Gaybello...
Y se acercó para patearla, pero no lo hizo.
Una voz lo detuvo antes.
XX: Tú no vas a tocarla -Advirtió la voz lentamente con una furia y un odio que habría hecho temblar a cualquiera.
Camila lentamente levantó la mirada. No, aquello era imposible.
Lo primero que vio fue unos tenis blancos. Luego fue subiendo la mirada. Pantalones negros, camiseta negra, chaqueta de cuero negra y un beanie morado en su cabeza...
"Soy un unicornio"
Sus manos apretadas en puños sujetaban su viejo skate. Sus músculos estaban tensos. Tenía el entrecejo fruncido y sus ojos... Camila jamás había visto tanto odio en ellos.
Pero no. Ella no podía estar allí. Ella estaba en el hospital...
Austin comenzó a reír como loco.
Austin: ¿Crees que me das miedo? ¡Tienes un beanie que dice "Soy un unicornio"... Si yo fuese tu me alejaría. No quisiera marcarte a ti también, bonita -Dijo mientras miraba el cuerpo de Lauren con diversión. Finalmente se acercó a Camila nuevamente.
Lauren: ¡NO! -Gritó con furia, y lo empujó fuertemente con su mano derecha, haciéndolo retroceder unos pasos.
En ese instante todos los estudiantes habían formado un círculo alrededor de ellos, deseando ver la escena de más cerca sin ser participes de ella.
Camila se levantó lentamente, apoyándose del auto. Cuando finalmente logró ponerse de pie Lauren entrelazó su mano con la suya y comenzó a acariciar sus nudillos con su pulgar. Camila se sintió extrañada. Lauren jamás había hecho algo como aquello, pero le gustaba.
Camila: ¿Lauren? Pensé que estabas en el hos...
Lauren: Te explicaré más tarde -Susurró con la cabeza gacha sin querer mirarla a los ojos. Camila sonrió. Seguía siendo la Lauren de siempre: Tímida pero fuerte como nadie.
Austin: Que linda parejita -Se burló-. Ahora, si me permiten, voy a hacerlas probar mi puño.
Lauren: Camila, entra al auto...
Camila: Pero Lauren...
Lauren: ¡Entra!
Camila solo obedeció. Lauren jamás le había hablado con tanta autoridad... Y eso le gustaba. Le gustaba ver a la Lauren ruda tanto como le gustaba ver a la Lauren tímida.
Desde dentro, Camila escuchó los gritos de Lauren.
Lauren: ¡NO VOLVERAS A TOCARLA! ¡NO VOLVERAS A MIRARLA! ¡NO VOLVERAS A PENSAR EN ELLA! - Le advertía apuntándolo con el dedo mientras daba la vuelta al auto y abría la puerta del copiloto.
Austin: ¡¿QUÉ VAS A HACERME SI NO LO HAGO, UNICORNIO?!
Lauren solo sonrió falsa y dulcemente, como una niña que no mataría ni a una mosca.
Lauren: No querrás saberlo -Contestó con una voz que, tal vez, fue demasiado tierna. Y Camila casi se echo a reír. Solo Lauren Jauregui podía hacer que aquellas expresiones de niña dulce se vieran aterradoras.
Lauren entró al auto casi de inmediato y susurró un leve: "Vámonos de acá". Camila no dudó en encender el auto.
Camila: ¡¿Qué hacias allí, Lauren?! -Preguntó mientras conducía.
Lauren: Tienes sangre en el labio...
Camila: ¡Lauren, respóndeme!
Lauren: Tenemos que curar eso -Susurraba. No parecía estar escuchándola... Como muchas veces, parecía haberse perdido en sus propios pensamientos.
Camila: ¡LAUREN!
Lauren: Estaciona el auto.
Y Camila lo hizo. Sabía que si no obedecía Lauren no dejaría de hablar sobre su labio roto, lo cual quería decir que no respondería sus preguntas.
Lauren sacó un pañuelo de su bolsillo y comenzó a limpiar el labio de Camila dulcemente. Camila cerró los ojos, sintiendo dolor y a la vez una mezcla de entusiasmo. ¡Lauren Jauregui estaba allí, junto a ella!
Camila: Pensé que estabas en el hospital...
Lauren: Llegue hoy. No pueden hacerme otro trasplante hasta que tenga nuevos riñones, así que necesito que este corazón que tengo permanezca lo más sano posible... mi doctor recomendó una hora de ejercicio diario, así que decidí salir a andar en patineta y... Solo quería verte, Camz. Te extrañe mucho -Todo esto lo dijo sin mirarla a los ojos, concentrada en limpiarle el labio. Camila abrió los ojos. Estaban tan cerca. Su mirada, de inmediato, se desvió a sus labios. Deseaba besarla.
"¡No pienses en eso!"
Suspiró. Ella la había extrañado.
Camila: También te extrañé, Lauren -Dijo una vez que ella se alejo junto con el pañuelo ensangrentado.
Lauren: ¿Dónde va esto? -Preguntó señalando el pañuelo.
Camila: Lánzalo al suelo. Lo recogeré después.
Lauren no protestó.
Camila: Lindo beanie -La halagó con una sonrisa mientras volvía a encender el auto.
Lauren: Pensé que te gustaría -Dijo sonriendo.
Camila: ¿Lo vio tu madre?
Lauren: Me lo puse cuándo salí.
Claro. Lauren aun seguía teniendo miedo... Una visita al hospital no te quitara el miedo a ser tu misma por más que lo intentes, sobre todo si estás allí por tu corazón y no por tus problemas de inseguridad.
Lauren: ¿Te gustaría acompañarme a mi diálisis? -Pregunto- Le dije a mi madre que iría sola, pero tu compañía no me haría daño y... El hospital esta a unas calles, así que ir en mi skate será fácil si tú no quieres...
Camila: Claro que iré, Lauren -Susurro con una sonrisa en el rostro mirándola por el rabillo del ojo-... ¿Tengo que quedarme en la sala de espera, cierto?
Lauren: No si logro que Ally te permita entrar...
Camila: ¿Ally?
Lauren: Mi mejor amiga. Ya la conocerás.
Camila simplemente asintió. Llegaron al hospital unos minutos después.
Lauren: ¿Puedo dejar mi skate acá?
Ella asintió. Lauren solo sonrió y se dispuso a salir del auto.
Camila: Con una condición... -Dijo.
Lauren: ¿Condición?
Camila: Mírame a los ojos... No lo has hecho en todo el día.
Lauren solo asintió y respiro un par de veces, como si se estuviese preparando psicológicamente para hacerlo. Luego volteó la mirada y sus ojos se encontraron.
Era tan hermoso mirar aquel mar verde esmeralda. Camila se sintió sin aliento.... Debía de ser la mujer más afortunada. Estaba viendo los ojos más hermosos del universo.
Y fue entonces cuando lo vio. Sus ojos estaban cristalizados, como si hubiese estado llorando o quisiera hacerlo.
Camila: ¿Lauren? ¿Estás bien?
Pero la chica no respondió. Ella solo bajó la mirada, se cubrió el rostro con las manos y comenzó a llorar. De inmediato Camila la abrazo, sintiendo que era su deber aunque a Lauren no le gustasen los abrazos.

Lauren la había salvado de una paliza, ahora debía recompensarla...
La chica de la ventana no la alejó.
Camila: ¿Qué sucede, Lauren? -Pregunto entre susurros jugando con su cabello- ¿Algun problema?

Lauren: El problema es que me enamore de ti, Camila Cabello. Y yo... yo simplemente no puedo amarte como te lo mereces. Estoy enferma. Ninguno de mis órganos parece querer funcionar como debe. Soy un pedazo de basura, una idiota, y me enamore de ti... Lo único que hice durante mis días en el hospital fue pensar en ti. No pude dejar de hacerlo, Camz. No pude porque me enamore de ti -En este punto ambas estaban llorando. Camila escondió su cabeza en el cabello de Lauren, aspirando su aroma, esperando que eso la tranquilizara, pero las palabras de Lauren tenían un efecto increíble en ella-. Hable con mi psicólogo. El es el único que sabe que soy lesbiana a parte de ti. Me dijo que lo intentara, que intentara ser feliz... ¡Pero no puedo ser feliz sabiendo que tú no serás feliz conmigo!
Camila: ¿Quién te dijo que no lo seré, Lauren?
Lauren: ¿Cómo puedes ser feliz con una enferma como yo, Camz?
Camila solo se alejó, sujeto la barbilla de Lauren y susurró dulcemente:
Camila: Lauren, para mi tú no estás enferma.
Estaban tan cerca. Pudieron besarse en ese mismo instante. Se miraron los labios mutuamente durante un par de minutos, esperando el beso tan anhelado. Camila incluso se permitió cerrar los ojos un par de veces... Pero no sucedió.
Lauren solo salió del auto.
Segundos después, con un suspiro, Camila hizo lo mismo.
Camila: ¿Por qué no me besaste, Lauren?
Lauren: ¿Por qué no lo hiciste tú? -Pregunto con una sonrisa. ¿Era aquello un reto?

La Chica De La VentanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora