Cap8

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Capítulo 8
Estuvieron hablando por lo que parecieron ser horas sobre sus colores, lugares, artistas y deportes favoritos.
La chica de la ventana amaba el softball, andar en patineta (Aunque no lo hacía muy seguido debido a su sobreprotectora madre), coleccionar monedas, la nutella, Lana del rey y el color azul. Ella le contó, a cambio, sus obsesiones con Ed Sheeran, One Direction, Demi Lovato, las bananas, la pizza, los lazos y la poca habilidad que tenía para el deporte.
Ese día rieron como solo ríen amigas que se conocen desde hace diez años. De vez en cuando, Camila dejaba salir de su boca comentarios sarcásticos, y de inmediato se daba el tiempo de explicar todo, pues sabía que Lauren no podría entenderlos.
Fue entonces cuando la madre de Camila tocó la puerta.
Sinuhe: ¿Puedo pasar?
Camila: Mamá... tú -La chica de la ventana estaba asustada-... Estoy vistiéndome, mamá. ¿Podrías quedarte afuera?
Sinuhe: Claro. Solo vine a decirte que la cena está lista.
La chica de la ventana comenzó a asustarse. Tenía que inventar una excusa.

Camila: Mamá, no tengo hambre y me estoy sintiendo un poco mal. Creo que prefiero dormir.
Sinuhe: ¿Segura?
Camila: Si, y prometo cocinar algo si me da hambre.
Sinuhe: Está bien -Aceptó.

Y en cuanto dijo esto, se fue. Camila respiró hondo. Sinuhe no era una madre de las que suelen enojarse por todo, pero encontrar a tu hija hablando con una desconocida a través de la ventana no debe de ser algo muy lindo... Además no quería que viera sus golpes.

Cuando Camila se volteó a mirar a la chica de la ventana, ésta estaba chasqueando los dedos y mirando el suelo de la habitación.
Camila: ¿Qué sucede?
Lauren: Necesitas comer.
Camila: Comería si pudiera moverme...
Lauren: Puedes moverte. Acabas de mover tu cabeza.
Camila: Me refiero a que iría si pudiera caminar sin gritar.
Lauren: Oh -Su boca se abrió, sorprendida, como si hubiese olvidado el hecho de que Camila estaba lastimada- ¿Te duele mucho?
Camila: Lo normal. Tal vez no vaya mañana a la escuela.
Lauren: Eso sería genial -Dijo con una sonrisa.

Camila: ¿Perdón?
Lauren: Me refiero a que así podríamos hablar durante toda la mañana... No hablo con muchas personas, chica de la ventana, y cuándo lo hago no es divertido.
Camila: ¿Estás diciendo que es divertido hablar conmigo? -Preguntó elevando una de sus cejas.
La chica de la ventana solo se encogió de hombros, sonrió y la miro a los ojos por unos pequeños segundos. Durante sus conversaciones lo había hecho de vez en cuando, a veces por error y otras con miedo, como si quisiera detallar más sus ojos, como si estos fuesen casi tan hermosos como los de ella.
Lauren: Sí, supongo que sí.
Camila sonrió. Jamás se había sentido así. Jamás había sentido tantas mariposas revoloteando en su interior. Jamás había sentido tantos deseos de estar junto alguien. Jamás se había sentido tan feliz. Aquella chica lograba convertir su mundo en algo más positivo, más hermoso. Ella era tan inocente, tan dulce y tan divertida detrás de aquella coraza de chica ruda vestida de negro con un rostro aparentemente infeliz. Era, simplemente... perfecta.
Camila: ¿Puedo ver tu brazo?
Lauren: ¿Mi brazo?
Camila: Me hablaste de una fistula. Quiero saber cómo luce.
La chica de ojos verdes sonrió y luego sacó su brazo por la ventana. Aun estaba algo lejos, pero ahora Camila era capaz de verlo mejor. La fistula era solo como una vena demasiado gruesa en el brazo de la chica. En realidad, no se veía tan mal si lo observaba desde allí.
Lauren: No es muy lindo, pero me sirve para vivir.
Camila: No está mal...
Lauren: ¿Estás mintiendo, verdad?
Camila: No lo estoy haciendo.
Fue allí cuándo aquellos hermosos ojos verdes se iluminaron, como si "No está mal" fuese el mejor halago que hubiera recibido jamás.
Camila miro a la chica durante lo que parecieron ser horas, pero fueron en realidad solo unos cuantos segundos. Observo cada parte que podía ver de ella como si no la fuese a ver nunca más en su vida. Sus manos, su torso, sus hombros, su rostro. Incluso se permitió ver descaradamente, durante solo un par de segundos, sus pechos bien formados. Fue entonces, la chica de la ventana se dio cuenta de que la estaba mirando... Y también a donde.
Lauren: Comunmente no me doy cuenta de que me miran, chica de la ventana, pero tu realmente no sabes disimular.
Camila se sonrojó y colocó ambas manos sobre su rostro. Jamás se había sentido tan avergonzada. Ella era genial, y seguramente ahora la odiaba o pensaba que era una pervertida.
Camila: Lo siento... yo no... no debí...
Lauren: Tranquila, chica de la ventana... Pero la próxima vez intenta no morderte el labio.
Camila: ¡Mierda! ¿En serio estaba mordiéndome el labio? -La chica de la ventana solo asintió-... Lo siento, yo... Yo no suelo hacer eso... Yo... yo no soy así, lo prometo.
Fue entonces cuando la chica de la ventana se echo a reír. Lo había hecho unas seis veces desde que habían comenzado a hablar, y siempre lo hacía por alguna tontería. Camila debía admitir que esto era bastante tierno.
Mientras la chica de la ventana intentaba sofocar su risa, Camila la miraba con ternura, sonriendo dulcemente.
Cuando su ataque de risa pareció marcharse del todo, Camila preguntó:
Camila: ¿Qué fue tan gracioso?
Lauren: Parecías estar a punto de llorar. Y tu rostro estaba bastante rojo... Te veías graciosa.
Camila: ¡Mi rostro no es gracioso!
Lauren: Si que lo es -Contestó mirándola a los ojos durante solo un par de segundos.
Camila: ¡No lo es!
Lauren: Claro que sí. Si yo hiciera lo mismo y tú me descubrieras no reaccionaria así -Dijo con su voz rasposa y ronca, intentando ocultar sus risas. Seguramente no se había dado cuénta de lo sexy que eso se había escuchado.
Fue entonces cuando Camila abrió los ojos como platos y finalmente sonrió al imaginar aquellos ojos verdes mirarla con más que un sentimiento de amistad. Algo en lo más profundo de su ser se revolvió y la hizo sentir en el cielo durante medio segundo.
"Concéntrate, Camila. No arruines esto. Ni siquiera sabes si a ella le gustan las chicas"
Lauren: ¿Por qué sonríes?
Camila: ¿En serio estás pensando en mirarme los pechos? -Preguntó cruzándose de brazos y elevando una de sus cejas.
La chica de la ventana volvió a reír, como si aquel fuese el mejor chiste del mundo. Como siempre que ella reía,Camila la observó con dulzura y una sonrisa en el rostro.
Cuando las risas se sofocaron la chica de la ventana miró a Camila a los ojos y susurró rápidamente:
Lauren: Ya lo he hecho, chica de la ventana -Su voz sonó ronca y rasposa una vez más. Los vellos de sus brazos se erizaron al escuchar eso. ¿Sabría la chica de la ventana los efectos que tenía sobre ella? Seguramente no.
Camila: Creo que... tú y yo deberíamos -Volvió a cubrirse el rostro con ambas manos, avergonzada- En serio necesitamos dejar de hablar sobre pechos si no quieres que muera de vergüenza ahora mismo.
Lauren: ¿Morir de vergüenza?
Camila: No es en serio. Es una...
Lauren: Expresión. Lo sabía. Mi mejor amiga suele utilizar bastantes expresiones sin sentido como esa... Lo que realmente quería decir es que no deberías avergonzarte. Es decir ¡Mírame! Soy muy sexy. ¿Quién no quiere mirarme? -Se burló. Camila supo de inmediato que no hablaba en serio. Era como si la chica de la ventana no creyese lo hermosa que era. Como si solo viese sus defectos en el espejo.
Camila: Intentaste bromear, pero realmente creo que eres bastante sexy... Podría decir que te pareces a Megan Fox.
Y luego de esto la chica de la ventana bajó la mirada, sonrió e incluso se sonrojó un poco.
Sorpresivamente la chica de la ventana se dejó caer en una lluvia de carcajadas. Camila se sintió confundida. Mientras hablaban había intentado contar todos sus mejores chistes, y ni uno la hizo reír, pero cuándo no intentaba ser graciosa la chica de la ventana reia.
"Nota mental: No intentes contar un chiste nunca más"
Su risa era cálida. Adictiva. Sexy.
"¿De nuevo, Camila? ¡Deja de pensar en ella de esa forma!"
Su risa le revolvía el estomago y le hacía sentir miles de mariposas allí dentro. O, tal vez, más que mariposas. Tal vez era todo un zoológico.
Finalmente las risas de la chica de la ventana se fueron haciendo más y más débiles, hasta que finalmente desaparecieron, dejando en su lugar una hermosa sonrisa.
Lauren: Creo que ya es bastante tarde -Dijo mientras miraba hacía el cielo cubierto de estrellas y decorado por una inmensa luna llena-. Mi madre pronto me llamará para que vaya a cenar y, al contrario que tu madre, ella no me dejará ir a la cama sin hacerlo. Además, necesito mi insulina y... Creo que bajaré ahora... Pero tal vez podremos hablar dentro de una hora si tu sigues despierta.
Camila se sintió bastante triste al escuchar esto. No quería dejar de hablar con la chica de la ventana, pero sabía que la salud de esta estaba por encima de los deseos de Camila, así que solo asintió con una falsa sonrisa en el rostro.
La chica se levantó de donde estaba sin dejar de mirarla con sus hermosos ojos verdes y fue caminando lentamente hacia la puerta, pero antes de abrirla se volteó a mirar a Camila.
Su corazón se aceleró al instante.
Lauren: Mi nombre es Lauren. Lauren Jauregui.
Y sin esperar a que Camila respondiera se dio la vuelta, abrió la puerta y se marchó.
Camila suspiro y coloco una mano sobre su pecho, intentando tranquilizar su corazón acelerado.
Camila: Lauren Jauregui -Dijo suavemente, como si las palabras no fuesen reales.
Pero lo eran, y sonaban bastante bien saliendo de su boca.
***
Para matar el tiempo Camila decidió darse otro baño.
Caminar hacia éste no fue nada sencillo. Tuvo que sostenerse de todo lo que encontraba, y de vez en cuando un gemido se escapaba de sus labios.
El agua fría le ayudo a aliviar sus músculos adoloridos.
Estuvo en la ducha pensando en los hermosos ojos de Lauren Jauregui por lo que parecieron ser horas, y fue cuándo notó que el cuerpo se le entumecía. Con tristeza dijo adiós al agua fría y los claros ojos de su vecina.
Tardo unos diez minutos secándose, sufriendo con cada mínimo movimiento. Vendarse y colocarse apósitos fue otro reto. Y vestirse... Eso fue lo peor. ¿Desde cuándo resultaba ser tan doloroso colocarse ropa interior, shorts rosas y una camisa de Ed Sheeran?
Salió del baño esperando que Lauren Jauregui ya estuviese en su habitación, y así era.
Estaba sentada en el borde de su ventana con los pies en la intemperie y la cabeza recostada en uno de los marcos. Llevaba puestos unos shorts negros y una camiseta de Bob Marley. También tenía puestas unas medias negras con calaveras que le llegaban hasta las rodillas.
"Es tan extraña y tan sexy al mismo tiempo que podría mirarla para siempre"  Pensó.

Lo siguiente que notó fue que sus ojos estaban cerrados. Tal vez se había dormido esperándola.
¡Se había dormido en el borde de una ventana!
Corriendo y sin importar el dolor que sentía, Camila salió corriendo de su habitación. No podía dejarla allí toda la noche. Podía caerse, podía hacerse daño, podía...
"¡NO PIENSES EN ESO!"
Salió de su casa con facilidad, pues sus padres ya estaban dormidos. Corrió lo más rápido que pudo hacia la casa de los Jauregui sin importarle no poder ver nada a causa de la oscuridad e ignorando sus musculos adoloridos. Finalmente llegó hasta allí y sin siquiera saber que decir cuándo la puerta se abriera, tocó el timbre.
Unos minutos después una mujer abrió la puerta.
Clara: ¿Qué quieres? -Preguntó sin más mientras su mirada vagaba por todo su cuerpo.

Fue entonces cuando Camila se dio cuenta de que no llevaba más que su pijama y unas pantuflas de perrito.
Camila: Si... yo... buenas noches... yo...
"¡Dilo! ¡Ella puede caerse en cualquier minuto! ¡Habla!"
Clara: Habla rápido, niña. La noche no es eterna.
Camila: Su hija se quedoódormida en el borde su ventana. No intenté despertarla porque probablemente se hubiera asustado y caería... Yo... Yo solo quería decirle eso.
Clara: ¡Mike! -Llamó con desespero a un hombre sentado en el sofá que miraba fijamente la televisión, la cual transmitía una película demasiado sangrienta como para que Camila pudiese tolerarlo.
Mike: ¿Si?
Clara: ¡Lauren está en la ventana! -Exclamó preocupada, casi al borde de las lágrimas.
Mike: ¿Perdón?
Clara: ¡Ve, Mike! ¡Puede caerse!
Lo siguiente que Camila vio fue al padre de Lauren Jauregui correr por las escaleras hacia el piso superior.
Clara: Gracias...
Y sin darle a Camila opción de responder, la madre de su vecina cerró la puerta.
Suspirando y esperando que la chica de la ventana estuviese bien Camila caminó de vuelta a su casa.
Subir por las escaleras hacia su habitación fue torturante. Su reciente maratón ahora la estaba haciendo sentir como un pedazo inservible de piel y huesos.
Al llegar a su habitación lo primero que hizo fue acercarse a la ventana.
Suspiró aliviada. La chica de la ventana estaba recostada en su cama cubierta con una sábana y con las luces apagadas.
Suspiró. Estaba bien. Y si Lauren Jauregui estaba bien, ella estaba bien.
"¡¿Qué estás pensando?!"
Entonces se dio cuenta de algo. Conocía el nombre de Lauren Jauregui, pero Lauren Jauregui no conocía su nombre.
Tomó una hoja de papel y un rotulador tan rápidamente como sus musculos se lo permitieron.

"Un gusto conocerte, Lauren Jauregui. Soy Camila Cabello y posiblemente soñare contigo"
Sonriendo tomo la hoja y la colocó sobre la ventana.
Se recostó sobre su cama aun sonriendo, pensando en sus conversaciones con la chica de la ventana y en sus verdes ojos.
"Te estás enamorando, Camila" Pensó "Realmente lo está haciendo"

La Chica De La VentanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora