20 de noviembre de 1986.
¿Cómo podrías describir la perdida de alguien? El simple hecho de perder a la persona que más amas en tu vida, con el que planeaste tantas cosas; viajar alrededor del mundo, descubrir nuevas cosas, formar una familia y vivir en los suburbios. Pero todo se va a la mierda cuando menos lo esperas, Carol quería morir, literalmente quería hacerlo. Se preguntaba todas las noches si esto era real o simplemente era un sueño del que despertaría pronto. Para su desgracia todo era muy real.
Su esposo había muerto en un trágico accidente de auto mientras volvía de su trabajo, cuando fue informada de la fatal noticia ella no lo acepto. Tuvo que ir a la morgue para reclamar el cuerpo de su esposo en definitiva, el amor de su vida estaba muerto. Su Ian, su vida entera acostado en una camilla de metal sin vida, cuando lo recordaba perfectamente esa mañana. Tan deslumbrante y lleno de vida, ¿por qué las cosas tienen que ser así?
Ella se encontraba en su rutina de todas las noches después de salir del trabajo, hasta ella pensó que lo perdería ya que hacía todo mal y sin ganas, ¿quién querría trabajar después de perder a su esposo? En fin, entró a uno de los tantos bares, cada noche era uno diferente.
Tomaba asiento junto a la barra y le pedía los tragos más fuertes al jóven que atendiera esa noche mientras se ahogaba en lágrimas.El alcohol ya estaba presente en su sistema, el líquido ardia mientras bajaba por su garganta. Las lágrimas nublaban su visión, tenía una depresión muy fuerte y cada día se sentía peor al ver todas las mañanas un espacio vacío junto a ella en la cama.
-Una mujer tan linda no debería estar ahogandose en alcohol y mucho menos llorando. -Una voz masculina interrumpió su miseria. Ella giró su rostro para ver de quién se trataba, era un hombre y muy guapo por cierto. Ojos miel, cabello castaño y nariz perfilada. Cualquiera mujer caería a sus pies, en cambio ella no tenía ojos para nadie más.
Ella sólo dejó escapar un risa amarga mientras sus labios formaban una mueca, él sonrió. Una perfecta sonrisa por cierto. Se acerco más a ella sin ningún temor, se encontraba bien vestido su ropa era de color blanco.
-Digame usted, ¿qué más me queda si he perdido todo?- tal vez no era bueno comentar su vida por ahí, pero era un desconocido que no vería jamás.
Carol había evitado a su familia toda la estancia y no se desahogaba con nadie pensó que esta era la oportunidad perfecta con aquel desconocido.- Hay muchas cosas que disfrutar para que te estes ahogando aquí, dañando tu belleza. El mundo esta lleno de misterios y tu desperdicias cada segundo de tu vida en este bar mugroso.
- ¿Y si la vida es tan bella y hay tantas cosas que disfrutar, qué hace usted aquí?- ella escupé. Su comentario le había molestado, él no tenía idea.
-Quería unos cuantos tragos, no esta mal hacerlo de vez en cuando.-le regaló un guiño.- En cambio tú...
-No tiene idea de lo que he pasado para que diga esas tonterías.-Ella esta por levantarse pero aquel hombre la detiene tomando su muñeca.- Cuénteme entonces.-Él la invita.
Carol vacila un poco pero termina sediendo ante aquel hombre, toma su lugar nuevamente en el baquillo junto a la barra, el jóven trae dos tragos más y ella toma de este rápido mientras sus ojos se aprietan por el sabor. Suelta un suspiro y esta para comenzar.- Digamos qué, me enamoré de alguien que para mis ojos era lo más perfecto. Era tan puro, diciendo ocurrencias todo el tiempo haciendome reír. Extraño su sonrisa, sabe-Ella lo mira.-de hecho su sonrisa me recuerda a la de él. Teniamos tantas cosas planeadas juntos y estabamos más que deseosos por formar una familia. Pero todo se fue a la mierda cuando murió, aún no lo asimilo y a veces pienso que es irreal, pero luego despierto y veo en la mierda de mundo que estoy, la mierda de vida que tengo. -sacó todo lo que tenia dentro, sintiendo un peso menos encima. Como si la cruz que estuvo cargando todo este tiempo le haya sido arrebatada. -¿Por qué Dios es así? Haciendome sufrir de esta manera.-murmuro.
Aquel hombre se le formo una sonrisa con un toque de perversión y maldad, una corriente electrica recorrió su cuerpo.- A él le gusta probar a sus hijos.
Las horas comenzaron a pasar y aquellos desconocidos mantuvieron una charla amena, aquel hombre le pagó todos los tragos a Carol.
Eran pasadas las tres de la mañana y era de ir a casa para ella, él decidió acompañarla.-No me has dicho tu nombre.-Ella comentó mientras caminaban por el frío asfalto, al parecer llovió hace unas horas y hacía un frío infernal.-Por ahora no creo que quieras saberlo.-el murmuro con las manos metidas en sus bolsillos, ella frunció el ceño ante la respuesta de su acompañante.
Se detuvo, haciendo que él también lo hiciera.-Quiero saberlo.
-Si te digo que, puedo ofrecerte algo que mejorara tu vida.-él se acerca un poco a ella.- ¿aceptarías?
Ella quedo extrañada por la repetina pregunta o propuesta que él había hecho, vaciló por un tiempo ¿qué más le quedaba?- Supongo que sí.
- Me llamo Lucifer. -el sonrió, la piel de Carol se erizo al escuchar aquello. Pensó en salir corriendo pero su cuerpo no respondió quedandose estática en su lugar.- Hagamos un trato, eres bella en verdad lo eres y si fuera humano quizás haría todo por que estuvieras conmigo.
Sentí tu dolor Carol.-él camina alrededor de ella.- Puedo cambiarlo, si aceptas tener un hijo conmigo.Él queda frente a ella mirandola directo a los ojos, esos ojos miel. Piensa por unos minutos en aceptar o no, esta era la propuesta que cambiaria su vida. A la mierda todo.
- Acepto.-ella afirma con desición, mientras él le regala una sonrisa de terror y no por que fuera maléfica, si no por que era muy hermosa.
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the son of satan. ♢sycholls♢
FanficIan Sykes muere en un trágico accidente de auto dejando destrozada a su esposa Carol. Una noche de tantas que ella salia a bares, se encuentra con un hombre que le hace una propuesta que ella no rechazó. Tiene un hijo, el cual es el anticristo.