Fingiendo ser nerd.

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Caminaba por los pasillos llenos de alumnos intentando salir del Instituto para encaminarse a sus casas.

Aferrada a mis libros seguí caminando hasta mi destino, pero alguien me lo impidió haciéndome una molestosa zancadilla y callendome de frente al suelo frío. Todos a mi alrededor se reían de la molestosa broma de James Prinslo. Lo odio. Se cree el chico más popular del Instituto solo por ser el capitán del equipo de Fútbol y por ser un completo mujeriego.

Me levanté del suelo y junte todos mis libros que al caerse se habían esparcido, tome mis gafas y me las puse correctamente para luego pararme y salir lo más rápido del lugar.

Camine unas cuantas cuadras y me adentre a un callejón, toqué con mis nudillos 3 veces la puerta que se encontraba al final de este y espere a que Geoff saliera y me diera las llaves de mi motocicleta.

Después de 2 minutos de espera salió con las llaves en una mano y mi encargo en la otra. Tomé ambas cosas y me subí a la moto dándole las gracias. Antes de arrancar saqué mi mochila que se encontraba en mi espalda, me saqué las gafas, me deshice de mi cóleta y metí el encargo, las gafas y mis libros en la mochila para luego emprender mi camino a casa.

**

Salí de la ducha envuelta en una toalla y me coloque mi ropa interior, sin importarme que estuviera sola en casa (como siempre) me coloque un jersey grande que me llegaba hasta la mitad del muslo, camine hasta mi iPhone y lo conecté a los parlantes.

'Rocknroll-Skrillex' empezó a sonar, con el paquete encima de mi cama me senté como indio y lo abrí, primero saqué la pequeña caja en donde estaban los papeles especiales para fumar. saqué solo 1 y el resto lo guarde, acto seguido tome uno de los muchos sobres en donde mantenía un nombre diferente de hierba. Eligiendo el que apodaba 'Marihuana natural', con toda la calma lo abrí e tome el papel blanco que se encontraba a un lado. primero lo estire y doble el papel por la orilla, agarre el sobré y metí solo por el medio la marihuana necesaria. Agarrando el pitillo por ambos extremos impidiendo que se cayera empezé a doblarlo hasta qué pareciera un cigarro. Luego tome uno de los extremos y empezé a doblarlo hasta que la hierba no pudiera salirse, lo mismo hice con el otro extremo pero esta vez dejándolo un poco más abierto.

Tome el mechero y lo pase por debajo sólo un poco evitando que prendiera fuego, también queme el extremo en donde estaba muy cerrado y queme hasta que se prendió. Sin desperdiciar mucho el tiempo lo lleve hasta mis labios y aspire, lo contuve en mis pulmones y lo deje salir por la boca. Me deje caer hasta quedar tumbada en la cama mientras fumaba y mis piernas estaban alzadas en el aire.

Pase un buen rato así hasta que me cance y boté las cenizas del pitillo que ya había terminado recientemente. camine hasta mi mochila y la deje en el escritorio mientras sacaba mis libros y hacia los deberes. Si, lose ridículo. Pero cuando estoy drogada me concentro más y soy rápida e astuta para hacer los deberes que los profesores me han dado.

Doy por terminado mis adelantos para los próximos días ya que el timbre de mi casa a sonado. Debe ser la señora Evans, esa mujer se ha transformado en una segunda madre para mi. Desde qué mis padres murieron ella a estado todos los días visitandome para saber sí me encuentro bien, ella es muy preocupada y cariñosa. Baje las escaleras en dirección a la puerta.

-Hola querida -dijo cariñosamente mientras me saludaba con un beso en la mejilla y no dejaba de sonreír.

-Hola señora Evans -dije de la misma forma.

-¿Cómo has estado? -me dijo entusiasmada.

-Muy bien señora Evans y usted?

-Muy bien querida

-Recuerdas que hace un tiempo te dije que tenía dos hijos? -me pregunto y asenti con la cabeza- Bueno, te quería decir que mañana llegan de Estados Unidos y te quería invitar a cenar mañana por la noche en mi casa, que dices? -su entusiasmo era adorable, se le notaba a kilómetros que los amaba mucho y que los extrañaba.

-Por supuesto señora Evans -al decir esas palabras se lanzó sobre mi (literalmente) y me dio un abrazo de oso. Una carcajada se salió de mis labios ante la reacción de mi vecina.

-Estoy segura que les caerás muy bien querida, Nathalie y Nathan tienen tu edad querida -al ver la confusión en mi rostro continuo hablando- son mellizos.

-Ojalas no se espanten con mis tatuajes -dije medio bromeando a lo que ella soltó una sonora carcajada.

-No creo -dijo sería y divertida a la vez- Bueno, ya es tarde y necesitas descansar, recuerda si necesitas algo gritas y yo voy de inmediato-dijo completamente sería como una madre lo haría con sus hijos- ¿Todavía te quedan pastillas?

-Creo que sí pero comprare cuando encuentre la receta -tengo que tomar pastillas antidepresivas para combatir el trauma de mis padres y así poder dormir y que no me de un ataque a media noche como lo solía hacer.

-Muy bien, ahora ve a descansar y mañana te espero en casa para cenar -me dio un beso de despedida en la mejilla y se fue a la casa de al lado, es decir, su casa.

Me adentre y cerré la puerta. Subí las escaleras hasta mi habitación y me tome la última pastilla que me quedaba, mañana debo de comprar más.

Pare la música y camine hasta mi cama y me introduci en ella. Siempre duermo en bragas y un jersey grande.

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