- ¿¡Qué demonios!? -Dije.
El simplemente se echó a reír.
- ¡Eres un cobarde! -Soltó mientras reía a más no poder- Tardaste cuatro años para subir aquí y callarme.
Él estaba sentando en medio del tejado, apoyándose en la edificación de la chimenea.
-Pues... -Dije.
Él tenía razón, cuatro largos años teniéndole miedo a lo qué sea que estaba arriba, historias e historias inventadas por mí y nunca se me ocurrió que podría ser el idiota de mi vecino, pues si, es algo imposible... John... ¡¿En mi tejado?! Era imposible.
-Ven, cielo, hazme compañía. -Dijo palmeando el tejado.
Fui con él y me senté a su lado, por primera vez en mi vida había apreciado la gran vista que tenia, la luna sobresalía sobre las montañas e iluminaba todo el bosque, era un gran paisaje.
- ¿Por qué mi tejado? -Pregunté.
-Pues, en mi casa tenemos una sala de cine pero es imposible acceder al tejado, provocaría un derrumbe. -Sonrió. -A parte, me gusta molestarte, eres como una niñita caprichosa y miedosa.
-Cierra la boca, idiota.
-Vamos Ben, lo menos qué quieres que haga es qué cierre la boca. -Me guiñó un ojo.
- ¿Qué?..
-So. -Me interrumpió.
- Agh... -Solté.
Intenté pararme pero él me tomó del tobillo y caí de nuevo... encima de él.
-Ya se te está haciendo costumbre tirarme. -Dije apartándome.
El reía, algo nervioso.
- ¿Por qué estas nervioso? -Dije.
-Por tu mirada, guapo.
Nunca me tomaba a pecho las bromas de John, las hacía con todo el mundo.
-Tengo frío idiota, tráeme una manta o algo. -Dijo.
-Se dice: Por favor.
-Por favor, mi cielo.
Rápidamente fui a buscarle una manta, había logrado qué dijera "Por favor" así qué eso era un gran avance. Escogí una de las más finas para qué el maldito se congelase.
-Toma. -Dije lanzándosela.
Rápidamente él se la coloco y me observó fijamente, luego palmeó el tejado para qué me sentase a su lado. Cuando me acerqué, me tapó también con la manta y el silencio nos invadió.
Lo sentía muy apegado a mí, por alguna extraña razón el comenzó a observarme de pies a cabeza, lo cual hizo que me pusiera demasiado nervioso.
- ¿Alguna vez te conté la historia de mi vida, Bencito? -Rompió el silencio.
- No me interesa, sinceramente.
-Ah... ¿Si? Me da igual. Bueno, todo comenzó un dos de febrero del dos mil tres, una chica se embarazó, al parecer, accidentalmente. Me abandonó en un orfanato y mi gran vida comenzó, - Continuó-Mis padres, obviamente Bencito, no podían tener hijos, me vieron a mí y les encanté.
-Qué gran historia, déjame terminarla. Creciste exageradamente, tú y tus millones se volvieron intimidantes y toda la escuela se puso a tus pies. Comenzaste a juntarte con los brabucones y empezaste a molestarme siendo el único que te hablaba cuando te molestaban.
El observó hacía abajo, por un momento el silencio nos volvió a invadir.
-Nunca lo había pensado así, lo siento Ben. -Soltó.
Se había transformado en una persona, quizás debajo de todo ese personaje existía alguien inseguro, alguien con el dolor de haber perdido a su madre.
-Está bien.
- ¡Te molesto porque te amo, preciosa! -Me abrazó.
El idiota había vuelto.
- ¡Me pregunto si alguna vez eres serio! -Grité.
-Nunca. -Me guiñó un ojo.
La noche siguió y nosotros seguimos conversando, me sentía algo diferente, no lo sé, quizás había comido algo qué me cayó mal.
- ¡John! -Lo interrumpí.
- ¿Qué?
-Está saliendo el sol...
Finalmente, yo, el qué quería irse a dormir temprano, se quedó hablando con el idiota de John hasta el amanecer.
-Ajá, deberías irte a dormir princesa.
-De hecho si, adiós. -Dije incorporándome.
- ¿Y mi beso de buenos días? -Soltó.
Me quedé observándolo, él se acercó a mí y me dio un beso, algo largo para mencionar, en la mejilla.
-Adiós Bencito. -Me dijo mientras bajaba para irse a su casa.
Yo seguía atónito.
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¡Alejate de mi tejado, John! [EDITANDO]
Teen FictionCada noche oía pizadas en mi tejado, mi madre apostaba a qué eran gatos, mi padre a un extraterrestre qué quería llevarme por no tener buenas calificaciones... Aunque estas eran perfectas, Bueno, John no era un gato, y mucho menos un extraterrestre...