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Después de una semana, mi plan estaba completo, todo estaba estudiado y en mi portafolio, escondido de Angel ya que no le gustaba que me arriesgara a ir a lugares abandonados, con cierta posibilidad de no estar solos del todo, cosa que estaba dispuesto a afrontar porque es algo que adoro, la adrenalina extrema, Angel entro de golpe a mi habitación y yo por instinto tomé mi portafolio.
-Hola, ¿ya estás listo?- dijo tan enérgica como siempre, arrastré mi mochila por la cama, no me di cuenta que arrastró mi portafolio hasta el suelo, montones de hojas volaron en desorden hacia el piso, me apresuré en recogerlas todas cuando Angel quiso intervenir
-Yo te ayudo, tontito-
Sonrió, traté de alejar sus manos de los documentos pero fue en vano, ella ya había volteado la hoja y la ojeó, me miró con seriedad y dijo con el tono opuesto a cuando llegó.
-Tommy...¿Qué planeas hacer con esto?-
-Y-Yo...ayudo a Chris con su proyecto-
Angel se levantó con la hoja en mano.
-No me mientas.-
Miré hacia el piso y un silencio incómodo inundó la habitación, hasta que sus labios rojos se movieron para hablar.
-Toma tus cosas, vamos por Chris-
Sólo me limité a asentir con la cabeza y obedecer.
Una vez Chris entró en el auto, Angella cambió repentinamente su comportamiento.
-¡Hey, Chris-
-Hola Angella- estaba sentado en la parte de atrás junto a mi, platicaron muy animados en el camino sobre los entrenamientos, hasta que Angel comenzó con lo que venía a hablar.
-Chris, en la mañana encontré unos documentos de Tommy, hablando sobre ir a una especie de manicomio no muy lejos de aquí, dice que es para una tarea que tiene contigo-
Hablaba mientras se quitaba los lentes de sol y miraba directamente hacia el retrovisor enfocándose en nuestras miradas, sequé la gota de sudor que deslizaba por mi frente, Chris disimuló su confusión y habló.
-Así es, me está ayudando para mi proyecto de historia, de hecho, planeamos nuestra visita, hoy- estaba tan seguro que hasta parecía creíble. Angel intervino
-¿En serio? Porque el exponer a Tommy a esos peligros no es algo que me agrade- volvió a colocarse los lentes y prosiguió
-La última vez que tuvo esa loca idea en nuestro viejo hogar, el lugar no estaba tan solo después de todo- el semáforo marcó rojo, paró y miro hacia atrás -¿Cierto, Tommy?-
Mi lengua estaba hecha nudo, no podía decir ni una palabra, por lo que mi pelinegro amigo me ayudó.
-No te preocupes, al investigar está más que claro que el lugar ya está completamente vacío-.
Angella avanzó en auto, entro a la escuela y se estacionó.
-De acuerdo, creo en ustedes- una sonrisa con sus labios nos despidió, al bajar Chris, mi hermana me llamó.
-Tuviste suerte esta vez- sonaba relajada, pero al mismo tiempo seria, desde entonces no me dirigió la palabra.
-Genial, ahora debemos ir a un manicomio-
Decía Chris preocupado.
-No tienes que venir si no quieres- respondí un poco desanimado. Él giró, posó sus manos sobre mis hombros y hablo mirándome a los ojos.
-Los dos estamos en esto juntos ¿De acuerdo?-
Una mirada de confianza se asomaba en el, levante la cabeza y asentí sonriendo con entusiasmo, en el camino a su entrenamiento no paró de hacerme preguntas sobre como llegaríamos y qué haríamos, hasta llegar al campo, él trotó con su equipo y yo me senté en la última grada como siempre, Angella me volteaba a ver por momentos, aunque su mirada no se mostraba molesta ni nada por el estilo, lucía concentrada en algo.
Al terminar los entrenamientos llevamos a Chris a su casa y después llegamos a la nuestra,  bajé del auto y Angel se quedó dentro un rato más, el escalofrío que recorrió mi cuerpo indicó que debía dejarla sola para pensar, entré y pedí sushi para comer, Angel me alcanzó para comer juntos, hablamos de todo lo que no pudimos en la escuela, mostrando ese entusiasmo que la representa al hablar de sus clases, sentí una enorme tranquilidad al escucharla como hace unos días, al terminar cada quien subió a su habitación mientras yo esperaba nervioso hasta la tarde.
Estaba profundamente dormido cuando alguien llamó a la puerta, seguramente era Chris preparado para ir a Oregon Hills, tomé mi sudadera y corrí a abrir.
-¿Listo?- Me lanzó una mirada confiada.
Froté mis ojos con las mangas de la sudadera.
-Si- respondí como un niño pequeño, el parecido era mucho ya que Chris es más alto que yo.
Chris extendió su mano hasta llegar a mi cabello, lo peinó con sus dedos y dijo entre risas.
-¿No quieres dormir un rato más, bebé Tommy?-
Lo miré haciendo un puchero y aparté su mano, tomé mi mochila y nos fuimos.
Caminamos un rato por la carretera cuando unas luces se acercaron con velocidad que frenaron justo a nuestro lado asustándonos, Chris me empujó hacia atrás de él por reflejo, la ventana del vehículo bajó lentamente para mostrar a la chica de cuero con lentes de sol.
-¿Angella?- dije con sorpresa, ella deslizó sus lentes por su nariz.
-Necesitarán transporte ¿No pensarán ir caminando?- dijo con una risa.
Chris y yo intercambiamos miradas y después subimos al auto, solo que esta vez yo iba en el asiento delantero. En el momento de cerrar la puerta, Angella condujo en línea recta.
-¿Cuál es el plan?...-

TrappedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora