Armin Arlert x Lectora (1)

2.7K 76 33
                                    

Armin Arlert x Lectora (1)

Armin era la clase de muchacho silencioso, tímido, que siempre alzaba la mano en clase y no se metía con nadie. Volvía todas las tardes luego de clases directo a casa, solo, porque a cinco minutos llegar su camino se separaba del de sus amigos. Vivía en una casita antigua y vieja, al final de la calle Shiganshina, junto a su abuelo. No tenía padres ni abuela, eran solo su abuelo y él. Mikasa y Eren, que, igualmente, residían en la calle Shiganshina, eran sus mejores amigos desde que tenía memoria.

De Armin se hablaba poco y nada entre sus compañeros, pero todos coincidían en que era buen tipo y podía contarse con él en cualquier situación. Entonces... ¿por qué ese chico de sexto, (T/h), se empeñaba tanto en hacerle la vida imposible? Había metido su cabeza en el inodoro a la vez que jalaba la cadena, había embarrado sus libros y, de paso, su rostro, ¡y hasta aprovechó un partido de baloncesto "amistoso" para empujarlo contra un cúmulo de mesas rotas, ocasionando que se cortara una pierna! Nadie entendía por qué, pero tampoco hacían nada para evitarlo.

Armin había leído y oído muchas veces, en foros y notas de la televisión, sobre chicos de su edad (e incluso más pequeños) que sufrían los mismos abusos que él en la escuela y la cosa empeoraba por el simple hecho de no denunciarlo. Y ésto aplicaba a su caso igualmente. Fue un sola vez la que contó a su abuelo que (T/h) le bajó los pantalones, para luego darle una patada en el trasero y que terminara de cara al suelo.

– No, Armin, esto que me cuenta es... ¡Lo que debes hacer es plantarle cara y darle una buena paliza, hijo! No te dejes maltratar por ese tarado.

– Sí. Claro, abuelo, creo que tienes razón. –respondió Armin.

Pero no lo hizo. Jamás. Si había algo que odiaba era rebajarse al nivel de alguien tan idiota como (T/h), que lo golpeaba sin ninguna razón en particular. Él era alguien inteligente y (T/h) muy estúpido. Su cerebro le daba una ventaja sobre aquel chico, principalmente a la hora de esconderse. Eren y Mikasa, principalmente ésta última, habían querido interferir en cada una de las situaciones antes dichas, mas Armin jamás se los permitió.

– Pero, Armin, esos tipos acabarán matándote. No seas idiota. –respondía Eren, enfadado.

– Lo he dicho toda mi vida y lo repetiré cuantas veces sea necesario: puedo levantarme yo solo.

– Pero no estas en el piso. –replicó Mikasa.

– Es un decir. A lo que me refiero es que ésta es mi batalla y debo ser lo suficientemente maduro como para lidiar con (T/h) y sus gorilas.

Un jueves despertó más temprano de la habitual para dos cosas: repasar para el examen de Geografía (que, por cierto, era su materia favorita) y tomarse otra pastilla para calmar el dolor de cabeza que lo atormentaba desde la noche anterior, que había sido causado por el moretón en su ojo; cortesía del señor (T/h).

Sigo sin saber por qué estoy vivo. Es un milagro que en todo este tiempo no haya logrado matarme, como dijo Eren, pensó, mientras peinaba su flequillo de una forma que tapara la herida.

Su abuelo se había ido muy temprano a su trabajo en una industria especializada en alimentos lácteos y no volvería hasta altas horas de la noche, como solía ser todos los días, lo que significaba tener la casa para él solo. Posiblemente disfrutaría de una maratón de lectura, la cual era encabezada por Lewis Carroll y John Green (disfrutaba tanto de la literatura moderna como la clásica). Pero... no. Tenía otra cosa en mente, una cosa que cambiaría su vida por completo.

Esa mañana fue diferente a muchas otras porque no dedicó ni un segundo de las dos horas restantes para ir a la escuela en estudiar, sino que se paró frente al espejo del comedor y comenzó a prepararse mentalmente para lo que venía:

Shingeki no Kyojin One-shots | Personaje x Lectora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora