Connie Springer x Lectora (1)

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Connie Springer x Lectora (1)

Poco tiempo antes de que las vacaciones de verano concluyeran, el señor y la señora Springer llegaron a la conclusión de que su hijo necesitaba con urgencia un empujoncito (por no decir una patada) para mejorar sus habilidades sociales y hacer más amigos. Desde que era muy pequeño intentaron inscribirlo en distintas actividades y cursos fuera del horario de clases, como carpintería, equitación, artes marciales ¡y hasta origami!, pero el niño acababa perdiendo el interés pasados unos pocos días. Y es que Connie era una persona bastante difícil de convencer.

– Cielo –decía la señora Springer a su hijo. Connie no le prestaba atención, pues estaba ocupado viendo una de sus tantas series favoritas en Netflix–. ¡Connie! Apaga eso, por favor.

– Pero, mamá, ¡interrumpes el beso de Violet y Tate! –el muchacho, aunque enfurruñado, puso pausa y miró a su madre.

– Tu padre y yo estamos preocupados.

Aquí vamos de nuevo, pensó Connie, rodando los ojos.

¿Es que acaso no conocían otra frase que no fuera esa? En su experiencia como víctima de lo que actualmente denominan como bullying y, por supuesto, como fiel seguidor de series dramáticas en Netflix, Connie se había cansado totalmente de esa frase. Si tan preocupados estaban, entonces, en lugar de hablar, que hicieran algo de una vez por todas. Ya había comunicado a sus padres, los profesores, directivos y todo aquel que pudo sobre los abusos sufridos la última semana de clases un año atrás e, irónicamente, no lo tomaron en cuenta porque faltaba poco para que finalizara el año escolar. Estúpidos.

Y no es que Connie tuviera miedo de salir por si se encontraba a esos matones que lo atormentaban desde quién sabe cuándo. No, nada de eso. Simplemente no se sentía con ánimos. Le indignaba saber que se tomaban tan a la ligera los problemas de sus alumnos cuando pasaban todo el maldito año fingiendo preocupación por ellos. Y también se había enterado de que un niño de primer año se había suicidado unos cuantos días atrás, todo porque no tuvo quién lo aconsejara. Por eso y muchas cosas más Connie solo deseaba encerrarse a mirar Breaking Bad una y otra vez hasta que se cansaba y empezaba una serie nueva.

– Estábamos pensando en que hicieras un curso de dibujo. Ya sabes, tu psicólogo dice que no hay una mejor manera de expresarse a través del arte –Dijo ella en un tono que pedía desesperadamente una respuesta positiva. Connie solo puso una expresión de desagrado–. Además, no puedes pasarte todo el verano sentado frente al televisor. ¡Hay todo un mundo afuera por explorar y tú aquí, encerrado!

– Puedo ver National Geographic, que es lo mismo –Espetó el chico– y, de paso, estudio para Biología. ¿Sabías que los animales tienen una danza del apareamiento, quieres que te la enseñe?

El martes siguiente, a primera hora por la mañana, Connie se había despertado con aspecto zombiezco. Caminaba arrastrando los pies, desganado, y las notables ojeras en su rostro daban a entender que pasó toda la noche despierto. Hizo una maratón de Shadowhunters con su hermana menor, Sunny, que era fanática de los libros y aún no había visto la serie. Y ahora, a las seis de la mañana, su madre lo había obligado a despertar para asistir a un curso de dibujo en un vano intento por mejorar su vida social.

– Connie, apúrate –Dijo su padre, tomando su abrigo–. Tenemos quince minutos para llegar. ¿Estás listo?

– Casi. Tengo que alimentar a Eleven y listo. –respondió Connie, que hacía todo en cámara lenta, como si eso sirviera para retrasar el reloj y acabar quedándose en casa.

Shingeki no Kyojin One-shots | Personaje x Lectora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora