Thirsty

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Esto fue de esas cosas que se meten en ti y no salen, y tienen que ser escritas. Y estaba bastante aburrida ademas.

Entonces

Advertencias: AU desconocido? Si. Trama? No. R 18+? Definitivamente. OOC? Yup

Nena, esto es por ti(?) Porque a ti si te gustó esta mierda desde el principio xd

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Mahiru se movió ansiosamente. Estaba impaciente. Tan impaciente.
Sentía ansiedad en las mandíbulas y como se le hacía agua la boca. Y oh, le temblaban las piernas, y sentía mucho, mucho calor.

Estaba tan emocionado.

No era su primera vez, de ninguna manera. Pero, por una vez, estaba realmente ansioso, emocionado.
Todo había empezado cuando había conocido al peliazul. Era atractivo y tenía toda la pinta de chico problema que le exitaba. Pero en realidad, era bastante dulce como persona, y eso era mejor.

Pero, hablando en serio, le traía unas ganas tremendas desde que lo había visto sin camisa. Aunque podía culparse a si mismo, por haberse masturbado pensando en él.

No importa que haya sido irresistible imaginar ese abdomen pegado a su espalda. O que esa lengua con un piercing le lambiera en todas partes. En todas. Dios, se estremecía de tan solo imaginarlo.

Así que estaba en una misión.

Llevarse a Kuro a la cama. O que Kuro le llevará a él. Da igual, quería esa verga en su culo.

Pero primero, debía encenderlo. Y era justo eso lo que le hacía agua la boca.
Se le había ocurrido que una mamada sería un buen momento.

Le encantaba dar mamadas.

Así que, cuando él y Kuro estuvieron solos (las primeras veces tienen que ser en privado), se dejó caer entre las piernas del mayor, y estando allí de rodillas le había sonreído coqueto.
Kuro sólo le había mirado de esa forma penetrante, como preguntándole que era lo que pensaba hacer, pero no diciendo nada. Esos ojos eran profundos, y afilados, y tenían un no se que.

Hubo un escalofrío recorriendo la espalda del castaño, y se sintió estremecer. Maldita sea, ahora su ano también estaba ansioso. Quería tanto a Kuro, que lo jodiera, duro.

Así que hizo lo más razonable. Extendió las manos y le desabrochó los jeans (le encantaban esos jeans, sería estupendo que lo jodiera mientras aún llevaba esos jeans. Contra una pared, o en la parte trasera del auto. Pero con esos jeans). Sintió la mirada de Kuro clavada en el, pero el peliazul no se tenso ni se mostró nada incómodo o algo.

El castaño se pasó la lengua por los dientes, con la boca cerrada. Estaba salivando. Más literal no había sido nunca el "hacerse agua la boca".
Se inclinó hacia adelante y lamió desde el elástico de los boxers hasta el ombligo del mayor. Mahiru evito gemir en anticipación, Kuro tenía buenos abdominales, le encantaban, los lameria todo el tiempo.
Y el tatuaje de León en el costado, y la frase en el hueso de su cadera. Fue a besar ese tatuaje, y sintió que Kuro le acariciaba el cabello.

Sonrió y levanto la vista, sin despegar la boca de la piel del peliazul. Él quería que continuara, que fuera directo a su verga.

Mahiru estaba de acuerdo. Nunca había estado tan de acuerdo con algo.
Paso la lengua descaradamente, sin una pizca de vergüenza sobre el bulto en los boxers negros de Kuro. Había lamido tela y no tenía un sabor especial. Pero la dureza y grosor del pene que estaba por ver por primera vez, eran fáciles de notar.

Y Mahiru se sintió ansioso.

Probablemente sus ojos estaban brillando.

Jugó un poco más, porque le encantaba como Kuro murmuraba maldiciones. Después de unos minutos, araño el vientre marcado del mayor, y con lentitud, le bajo un poco los boxers, para liberar su polla y sus testículos.

Había estado mirando a Kuro a los ojos mientras lo hacía. En parte porque veía esa lujuria oscura en los ojos de Kuro, en parte porque quería alargar su primer encuentro con la polla del mayor.
Cuando bajo la vista, sintió muchas cosas, pero no decepción. Nada de decepción.

No pudo evitar el gemido impaciente que salió de sus labios. Y se sintió temblar.

Era una verga muy, muy buena.

Larga, gorda, con algo de vello en la base, nada exagerado. Tal vez no fuera la verga más grande que haya tenido el placer de ver, pero a el le gustaba bastante está.

Y además... Era el primer tipo que veía con piercings en su polla, fuera de las pelis porno e internet, claro.

No tenía en claro que cara debía de estar poniendo en ese momento, no estaba pensando en nada más de que en esa polla y en las ganas que tenía de que le follara la garganta.

Sólo alcanzó a ver la ligera mueca de Kuro, pero no se veía nada disgustado...
Tomo la polla del mayor con ambas manos, y apoyo la mejilla en ella, acariciandola.

-Me encanta tu polla- dijo con una risita tonta, dándole un beso. Oyó a Kuro gruñir. Ese sonido hizo que el castaño se lambiera los labios (la verdad es que ya estaba duro desde hace rato, los pantalones le apretaban, pero no tenía ganas de tocarse a si mismo, no ahora).
Paso la lengua a lo largo de toda la polla de Kuro, lentamente y sin dejar de mirar al mayor a los ojos.

Sabía tan buena. Se sentía tan bien en su lengua. El sabor metálico de los piercings no tardó en indundar su boca, y gimió. Se tomó su tiempo jugando con ellos, sintiendo los pequeños objetos de metal en su lengua. Sentía que Kuro le tomaba de la cabeza y enroscaba los dedos en sus cabellos. Mahiru sólo gimió en bajo.

Fue allí cuando decidió que debía meterse toda la cosa en la boca. Por Kuro. Y por si mismo, porque estaba salivando mucho, y quería, necesitaba esa polla en su boca.

Sin dudar, se lo llevó a la boca. Sintió frío en la garganta, del piercing, pero no le dió arcadas, sólo se estremeció.
Empezo a mover la cabeza de arriba a abajo, succionando levemente, hacia pequeños ruidos y lamía cuando podía. Kuro maldijo y empezó a seguir el ritmo con las caderas. Mahiru lo dejo ser, porque eso era lo que quería. Que le follara la boca.

Le dejo follarle la boca. La mandíbula le dolía, sentía la cara caliente y los ojos nublados. Rayos, estaba tan caliente.
Con una de sus manos, empezó a jugar con los testículos del peliazul. Los sintió y jugo con ellos como quiso, era un buen peso en su mano.

Con la otra, y gracias a la experiencia de la práctica, pudo desabrocharse los jeans, y en realidad no tenía en claro como lo logro, pero gimió extasiado cuando sintió sus dedos jugar al rededor de su entrada.

Eso era lo otro que quería, que le jodiera el culo.

Y Kuro debió de haberse dado cuenta, debió haber disfrutado bastante viéndole metiéndose los dedos en el culo mientras le hacía una mamada, porque no tardó en correrse.

Le lleno la boca de semen, y aunque nunca le había gustado el sabor, se lo trago todo, y poniéndose en cuatro, término de lamer la sustancia blanca, llevándose todos los rastros.

Kuro lo dejo hacer, mirándole con los ojos entrecerrados de forma floja. No sabía como debería verse para el otro, en cuatro con los pantalones abajo, lamiendo su verga como si fuera un caramelo, por cliché que sonase.

Aunque debió de ser una buena imagen, por que el peliazul lo tomo del brazo y lo tiró sobre el sofá.

Aunque los cojines eran suaves, había sentido el golpe bastante fuerte. Y cuando miro hacia arriba, Kuro estaba mirándole con los ojos oscuros de lujuria.

Sintió bastantes cosas en ese momento, como calor recorriendo todo su cuerpo, o el gemido involuntario y patético que salió de su boca. Pero sabía una cosa, una idea que se hizo más firme mientras Kuro lo follaba, y el no podía hacer otra cosa que gritar porque era difícil pensar en algo coherente.

No tenía planeado dejar ir al peliazul. Para nada.

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Escribí esto hace días y no sabía si publicarlo. Probablemente sólo lo hago porque sigo medio dormida (?)

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⏰ Última actualización: Apr 23, 2017 ⏰

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