Uno Mas Uno; Tres

Tres no es impar.

Llegó octubre y los torneos empezaron.
Yuri y Otabek viajaban juntos pero trataban de participar en diferentes grupos para que no fuese una ayuda verse uno al otro o una distracción momentánea, así lo decidieron ambos, en su carrera seguirían siendo rivales, pero en casa, serían los perfectos amantes, la pareja del año, los prodigios juntos... Lástima que la gente aún esperara un heredero en vez de ver una buena rutina de calidad.

Siendo como era Yuri, le importaba poco lo que fuesen a decir, realmente él sabía su verdad y no andaría por todos los lugares explicando lo que había pasado y porque todavía no tenían un "Altin-Plisetsky".
Talló sus sienes con firmeza antes de entrar a la pista, quedarse en posición y comenzar su rutina frente al público y jurado.
Había estado nervioso pues estuvo fuera más de un año y quizás era por eso por lo que sentía náuseas cada que se quedaba quieto en un sólo sitio fuera de la pista, era raro, pero estando haciendo sus saltos no iba a fijarse en eso.

Otabek trató se estar lejos de Yuri mientras le tocaba a él participar en su grupo, pero simplemente no podía dejar de ver a su hermoso esposo en el hielo con una cabellera rubia ondeando por los aires deleitando a su audiencia y a él mismo. Exhaló pesado y se quedo escondido sólo el tiempo que faltaba para que dijera la puntuación que obviamente fue perfecta. Ya era un veterano de cualquier forma.

No hubo problema para avanzar de una competición a otra, incluso zf cuando viajaba con el kazajo a su lado, así podría dormir cómodamente, que era algo raro, empezaba a tener más sueño de lo que hubiese tenido antes. De nuevo se excusó con que su año sabático había afectado más de la cuenta.

—Yuri... Yuri —lo movió despacito para poder despertarlo pero el ruso estaba perdido con morfeo —Yura... Despierta, tienes que tomar el siguiente avión, se te hará tarde 

Como pudo el rubio se levanto con una cara bastante graciosa, Otabek podía asegurar que estuvo babeando por un rato y le hizo sonreír con un tanto de ternura, ya para esas alturas de la vida se habían perdido el asco. Se despidieron con un beso antes de que lo dejara en el hangar para el vuelo a Estados Unidos donde sería su próxima competencia y él lamentablemente iría a China. Se sentía algo incomodo separándose después de tantos años estando juntos y seguro el rubio le llamaría en cuanto despertara bien sólo para regañarlo del por qué lo dejó irse en modo zombie sin siquiera despedirse apropiadamente, pero si no lo hacían de esa manera iban a sufrir como dos niños pequeños.

Eso si era vergonzoso.

∆

Justo cuando estaba acomodándose los patines para salir y dar su presentación, las nauseas volvieron y tuvo que correr al baño para devolver la lo poco que tenía en el estomago. Iba a maldecir y a demandar a la aerolínea por tan mal servicio y que su comida estaba en mal estado.

Se aseo lo más pronto posible ya que el staff empezó a buscarlo por los pasillos gritándole que ya era su turno y no podían esperarlo más tiempo.

Esta vez no tuvo tanta suerte, quedó en segundo lugar de la competencia y no entendía por qué si había ensayado lo necesario, calentó lo suficiente y aún así no supo el cómo fue que falló el maldito salto de siempre, su perfecto número. Ojalá que Otabek no...

—¿Yura? —respondió el teléfono por mero instinto, de haber sabido que era él no contestaba —¿Estás bien? ¿Qué sucedió? Tu marca bajó mucho.... ¿Yura? ¿Estás escuchando?

—Vete al carajo. —y colgó. No tenía humor para atenderlo, ya estaba suficientemente estresado y abrumado por su segundo lugar que no quería más preguntas innecesarias porque sabía cómo se iba a poner Otabek y...
—¿Otabek? —le llamó ahora él —Lo siento... yo... no estoy de humor ¿si? No se que comí que me ha afectado mucho, me quedé dormido hasta tarde, me siento cansado... ¿Por qué no estás acá? Te necesito mucho