Lo conoció en un bar, se podía decir que fue un cliché.
Un chico joven, hablando con un hombre adulto.
El castaño no tuvo pudor alguno en proponer una noche de sexo y el no tuvo problemas en aceptar... en su defensa, ¿quién rechaza una noche de sexo?.
En fin, fueron a su departamento donde le practicaron el mejor sexo de su vida.
A la mañana el chico de fría mirada, se levantó y vistió, sin dirigirle la palabra dispuesto a irse por la puerta.
Wade lo detuvo.
—¿no me dirás tu nombre?— el joven levanto una ceja.
—¿Por qué debería?...
— el mío es Wade — lo interrumpió.
Los ojos fríos brillaron por primera vez, sólo fue un momento y Wade se sintió extraño... lo intuía, algo malo pasaría.
— fue un placer... Wade.— susurró con cierto grado de malicia, deshaciendo el agarre de este, para irse por la puerta.
Por alguna razón, no pudo sacarlo de su cabeza.
Probó suerte yendo cada noche al bar, una semana paso y para felicidad de Wade el estaba ahí.
Lucía seguro de si mismo, parecía fuerte e intocable, entonces fijo sus fríos ojos azules a su dirección, se encontraron y sonrió con malicia, Wade se puso nervioso, ¿como ese niño lo hacía ponerse asi?, ¿tan sólo con una mirada?.
La situación se volvió a repetir, se encontraban un viernes a la noche en ese bar y sus cuerpos eran compartidos mutuamente.
Sintió que lo apartaban.
— quítate, tengo que irme.— demandó su voz neutra y Wade obedeció soltando lo.
La cama se sintió vacía nuevamente, siempre se sentia así luego de ser abandonada por su cuerpo.
De pronto el sueño de Wade también se marchó, se levantó para admirar al castaño vestirse.
Le gustaba más cuando se desvistia.
— te amó.
Soltó, provocando que el joven dejara su actividad y lo viera a los ojos.
Azules fríos, contra azules brillantes.
— lo se.— susurró sentándose en la cama y dándole la espalda, mientras se ponía sus zapatos.
Wade sentía que su corazón se oprimia.
— Quiero ir enserio contigo.— confesó.
—¿realmente quieres salir conmigo?.— la forma de hablar del castaño siempre lo hacía parecer como si las cosas realmente no le importará.
O quizás realmente nada le importaba.
— yo... Realmente quiero ir enserio contigo.
El silencio indundo la habitación, el castaño parecía analizar la situación, sorpresivamente Wade fue besado por el joven y correspondió gustoso el besó.
— bien.— aceptó, una vez al finalizar el beso.
Se colocó su remera y tomó su abrigo, una vez frente a la puerta volteó a ver a Wade.
— me llamo Peter — susurró para marcharse.
La cabeza de Wade daba vueltas, siempre daba vueltas cuando el lo abandonaba de esa forma los sábados por la mañana.
Se tiro de espaldas sobre su cama y poniéndose en posición fetal abrazo la almohada, olfateando el olor del castaño.
¿había ido en serio?, ¿ahora eran pareja?, ¿podía referirse a el como su novio?.