5.

1.3K 166 34
                                    

Peter meditaba sus opiniones, hasta que en una cámara pudo ver como un grupo tiraba una puerta de hierro.

En cuestión de minutos ingresaron al lugar.

- demonios - susurro Nick.

Peter iba a cuestionar, hasta qué vio salir a un soldado con un cubo en sus manos.

Las palmas del castaño sudaron frías y Nick pudo admirar como bajaba la guardia.

Derrepente el castaño tomó su arma, revisando si estaba cargada y admiró la pantalla, estudiando algo.

- ya no me sirves - susurro sin mirarlo, apuntando lo con el cañón del arma.

Nick lo supo, incluso antes de que el gatillo sea jalado. El ya estaba muerto.

Peter salió de la oficina, dándole órdenes a sus soldados, para que se fueran por el pasillo contrario. Entonces a paso firme se dirigió al sector quince.

Cuando un soldado lo vio acercarse se puso derecho, saludándolo con el respeto que el se merecía.

Ignorando a todos, se acercó como si estuviese buscando otra cosa y no lo que ese hombre tenía entre sus manos.

- ¿Le parece, soldado, que eso es lo que le he mandado a buscar? - preguntó con severidad e impaciente.

- no señor - respondió el agente asustado, tirando el Teseracto al suelo.

Jodido idiota pensó Peter para si mismo. Tomando el objeto entre sus manos.

Se dio la vuelta, ordenando que se concentrarán por Hydra, mientras volvía al despacho que había abandonado.

Una vez adentro tomó el cuerpo de Fury, abriendo su uniforme, dejando el pecho expuesto.

Trazo en su mente un camino y tomó un cuchillo, dispuesto a seguir su propio plan.

Tres horas más tarde un helicóptero aterrizó.

Peter se mantuvo firme en el despacho, hasta que el actual líder de Hydra llegó, siendo escoltado por el soldado del invierno.

- ¿Y bien? - exigió saber impaciente. Peter negó - ¡¿Te has dado cuenta de tu error?!, ¡Adelantamos esto por qué juraste que ganaríamos! - ladró.

- y lo haremos señor, yo, no se que pasó, se suponía que la información era correcta - juró el soldado, con la vista fija en la pared.

- ¿Lo haremos?, ¿Cómo estás tan seguro? - susurro escéptico, a nada de perder la paciencia.

- hay otra base, Señor. Debe estar allí - aseguró.

- si estás tan seguro, ¿Por que atacamos está? - su superior no estaba contento.

Y Peter pensó que lo estaría menos si supiese que el ya tiene lo que Hydra busca. El único motivo para estar aquí era el Teseracto.

- había una gran probabilidad...

El castaño no pudo terminar, antes de que su superior mandará a callarlo.

Peter tomó aire, dejando que la sangre de su nariz se deslicé, mientras él se ponía derecho.

- que sea está tu último error - advirtió el hombre amenazante.

- si Señor.

Tras estas palabras el hombre salió del despacho, permitiendo que los amantes tengan aproximadamente dos minutos de intimidad.

- ¿Lo encontraste? - cuestióno James, mientras Peter sacaba un pañuelo y asentía - ¿Dónde lo escondiste?.

Peter señaló el cuerpo de Nick Fury, El cual estaba ensangrentado.

- está en su interior - aclaró, James asintió, aprobando sus decisiones - ¿Tenías que golpearme con la de metal? - preguntó entonces enojado.

James lo miró, para luego sonreírle y abandonarlo en el despacho.

Peter bufó, mirando el cuerpo inerte de Nick Fury. Esconder el Teseracto fue relativamente fácil.

Aún así, llevarse el cuerpo no era una buena opción, levantaría sospechas y preguntas indeseadas.

Entonces recordó que tenía un az bajo la manga. Dos hábiles manos que eran ajenos al asunto de Hydra.

Esa misma noche los agentes de Hydra estaban de fiesta, porque si, incluso los villanos festejaban un buen golpe.

No todos los días se deshacían, casi por completo, de su agencia rival. Ni mucho menos, lograban poseer, en sus manos, un arma que prometía el dominio del mundo.

Tanto era la dicha que incluso James fue libre de estar allí. Por qué después de todo el formaba parte del bando.

Peter acababa de llamar disimuladamente a Wade, dándole una orden clara, junto a indicaciones estrictas que el mercenario juro obedecer.

Pese a que la idea de dejar a sus progenitores, sin vigilancia, no le hacía gracia, sabía que necesitaba a Wade de ese lado del mundo.

Y no allí en Nueva York. Además, después de todo, ¿Que mal podían hacer dos hombres lisiados?.

Aún así, Peter sentía, muy en el fondo, que ellos eran los únicos seres capaz de detenerlo. Por eso la necesidad de secuestrar los al principio del plan.

No podía darse el lujo de dejar un clavo suelto. No si quería a James a su lado.

Y hablando del lobo...

Buck se acercaba a el entre los soldados ajenos a todo, tenía una postura sería y no parecía divertirse en lo más mínimo.

Pero, aún así, sus ojos azules parecían llamas.

- agente - saludo con vos ronca, logrando que Peter ronroneara internamente.

- soldado - respondió.

Bastó un juego de miradas y la sensación de seguridad, para que terminaran en algún pasillo vacío besándose como si de ello dependiera la vida.

Las manos ásperas de James subían y bajaban, tocando todo el torso de su joven amante.

Mientras esté gemía en su boca, derritiéndose, sintiendo que se quemaba.

Bucky no estaba seguro de muchas cosas, todo en su cabeza era una bruma de recuerdos borrosos y mezclados. De algunos no estaba seguro que sean reales, pero había algo seguro en ese mundo.

Peter.

El era la cosa más real que tenía y se aferraba a el, por qué de eso dependía su vida.

Dependía de Peter para sentirse humano. Porque cuando los recuerdos borrosos de alguna atrocidad lo despertaba a mitad de la noche. Peter era quien lo abrazaba como si fuera un niño y lo mecía entres sus brazos, calmando lo con suaves palabras.

Entonces James podía saber, que ni el, ni Peter eran monstruos. Los monstruos habían sido los otros, los que los convirtieron en esas cosas.

Pero como decía Peter «El pasado ya no nos importa». Pues mañana; mañana el y Peter tendrían un futuro.

Uno real, para ser felices y libres.

Se apartó un poco, para contemplar al castaño, quien lo miraba con ojos brillantes, con una expresión tierna y amorosa.

Esto lo tendría el resto de su vida. Tendría a Peter.

Entonces desde el fondo de su corazón y sin poder contenerse, nació una sonrisa sincera, verdaderamente feliz.

Mañana tendrían un futuro. Uno real.

Terrorista Donde viven las historias. Descúbrelo ahora