Capitulo 18

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- Armida – escuché como me llamaba pero yo seguí andando no iba a pararme a hablar con un cobarde, este no era mi padre, mi padre era un tipo fuerte que no se daba por vencido por nada – Por favor – una mano me atrapo el brazo – no te vayas así, déjame que me duche y habla conmigo, no te vayas así Armida.

- No quieres volver a casa ¿entonces porque voy a quedarme a escucharte? Nos has abandonado.

- Por favor... necesito que me escuches, quédate hija, por favor dame una oportunidad – sus ojos rojos parecían arrepentidos...

- Voy a decir a Aarón que vaya a casa, ahora vuelvo. – me solté de su agarre y seguí el camino.

- Gracias – escuche mientras llegaba a los ascensores.

El camino hasta el coche se me hizo eterno, estaba nerviosa, por lo que pudiera llegar a escuchar, pero necesitaba arreglar todo este asunto de una vez por todas.

- ¿Nos vamos ya? – dice bajándose del coche.

- No... él quiere que me quede a hablar

- ¿estás bien?

- No – digo mientras me abrazo a mi misma.

- ¿Quieres que me quede?

- Sí, pero no puedes quedarte, necesitamos hablar a solas – digo suspirando mientras él se acerca a abrazarme.

- Llámame para lo que necesites y si tengo que venir a por ti, ¿está bien?

- Vale... cuando llegue a casa te aviso.

- No vuelvas a casa andando sola Armida, llámame.

- Te llamo cuando salga de aquí, ¿vale?

- Estaré esperando esa llamada, ahora vuelve ahí dentro cariño, te quiero.

Se metió en el coche y se fue y yo volví a la habitación, cuando llegue la puerta estaba juntada y se oía la ducha, el apartamento estaba hecho un asco de botellas por el suelo, en el sillón y tabaco... y

- ¿ya estás aquí?

- Sí, ¿enserio papá? – me di la vuelta con la bolsita de hierba que acababa de encontrar.

- Lo siento... necesitaba relajarme y desconectar

- Y drogándote era la mejor manera, ¿no? Como se entere mamá

- Mamá no se va a enterar de nada – me quita la bolsita de la mano y veo como la tira a la basura – siéntate donde puedas y espera a que me cambie.

Hice lo que me dijo sin discutir, después de un rato apareció con mejor aspecto, por lo menos ya no tenía esa barba asquerosa.

- Sí Aarón y tú tuvierais una hija, ¿Y la secuestraran y la violara, como os sentiríais?

- Papá... no me puedo poner en esa situación

- Armida, pues es mi situación ahora mismo, me siento un desgraciado por no haber podido evitarlo, os tengo que poteger y cada vez que lo hago la cago, siempre me pasa lo mismo, cuando estaba conociendo a tu madre, solo hacia cagadas, la he tratado como la mierda Armida ¡como a una puta mierda! Ayer vino a verme y la eche de aquí.

- ¿¿¡Vino a verte!?? – digo sorprendida

- Sí, ustedes deberían de estar en clase.

Ya no quiero vivir sin ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora