Caminé con pasos algo temblorosos, pasando por un lado de los soldados rusos, asegurando de no meter ningún ruido aunque ya estubieran muertos, cualquier precaución en estos casos es mucho mejor que nada.
Buscaba con la mirada cualquier indicio del paradero de Bruno, había una pequeña posibilidad que esté oculto, aunque fuese ilógico porque no teníamos ninguna amenza alrededor. Lo que más nerviosa me ponía es que estuviese tirado en algún lugar herido, o peor aún, que esté muerto. Ante ese pensamiento me recorrió un escalofrío que sentí por todo mi cuerpo, no quiero ver a más personas morir. Tal vez estuve de acuerdo con que los soldados rusos murieran, pero fue absolutamente por supervivencia, jamás habríamos llegado con ellos a algún acuerdo donde todos salieramos ilesos de la situación.
Fui hasta donde vi por última vez al soldado, que no sé en que momento le tomé tanta importancia como para estar a un estado de shock, me dije a mí misma que solo se trataba porque fue él quién me salvó de mi muerte ya dos veces, y que por obligación yo ahora debía hacer lo mismo por él.
Sin darme cuenta pisé el arma de Bruno, que por una parte no era buena señal, pero al menos ya tenía la certeza que no se encontraba lejos. Y fue solo mirar un poco entre medio de los arbustos para ubicar su posición. Llegué hasta su lado en un parpadeo algo alarmada y nerviosa porque no sabía que hacer, él solo se encontraba tirado de espalda sin siquiera moverse, ni sabía si es que estaba respirando o no. Para saciar mi duda acerqué mis dedos a su cuello por si detectaba algún signo vital, una vez que encontré pulso pude tranquilizarme un poco. No quise moverlo de dónde estaba porque no sabía lo que tenía, lo comencé a revisar con mucho cuidado por si tenía alguna herida, y pude confirmar lo que tenía, Bruno estaba herido, se encontraba con una gran mancha de sangre en su torso derecho. Por suerte la bala no dañó nada de gran importancia, pero como logró atravesar un poco el chaleco antibalas logró causarle el desmayo.
Ya más segura de lo que hacía lo saqué de los arbustos, como no pude levantarlo porque mi fuerza no era suficiente, lo arrastre donde la tierra tenía más pasto, y me guardé el arma en mi bolsillo por si acaso. Le saqué la mochila de su espalda con el mayor cuidado posible, y gracias a un libro de medicina que leí hace un tiempo, sabía que si no le limpiaba luego su herida se le iba a infectar. Busqué entre sus cosas algo que pudiese ayudarme a curarlo, dentro de todo lo que había logré encontrar una cuantas balas, una cuerda, prendas personales que aparte de inmediato, y una botella donde supongo que ocupa para almacenar agua. Dejé todo lo que saqué con las demás cosas que aún quedaban en la mochila, y fui con la botella hasta el río. La llené con el agua y luego volví con Bruno.
Repasando en mi mente cada paso que no debía saltarme, le saqué la chaquetilla y el chaleco antibalas, dejándolo solo con una sudadera blanca. Se la subí hasta su pecho dejando a la vista su abdomen plano y muy bien trabajado, y haciendo caso omiso a mi cara roja por el rubor y mis extraños pensamientos, le aplique el agua que se mezcló junto con la sangre, dejando un gran charco a nuestro alrededor.
Una vez que la botella estaba vacía la dejé a un lado, como no tenía alguna tela para parar el sangrado, porque ni loca ocuparía su ropa interior, que fue las únicas predas de vestir que encontré, arranqué un pedazo de mi polera cubriendo con ella la parte inferior de su andomen, tratando de dejarla lo más apretada posible y asegurandome que no se le soltara. Menos mal por una parte que Bruno se había desmayado, porque si hubiese hecho todo éste proceso con él consciente, tal vez estaría retorciendose del dolor, porque no era nada menor la herida.
Ya con todo en orden le bajé su sudadera, y con su propia chaquetilla le hice una especie de almohada para que estuviese lo más cómodo posible. Me estuve debatiendo por un largo rato, si debería despertarlo ó dejarlo descansar. Pero antes de siquiera hacer algo, él se despertó por cuenta propia, aunque solo abrió los ojos y se quedó recostado con una pequeña mueca. Yo en su lugar tal vez estaría chillando del dolor, pero él solo se contuvo.
Hizo el intento de pararse pero por el dolor volvió a su lugar.
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Supervivencia
Teen FictionUna gran guerra se desató y no tiene como acabar. En todo el mundo se vive un caos, ya nada es como antes, no puedes ir a ningún lado sin que estar en peligro. Emily tendrá que sobrellevar todo este nuevo mundo por sí sola, solo tiene a su familia...