Reencuentro

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~Capítulo 3~

[Pasado]

Llegué al club Karma con las condiciones que Amelia había puesto, tal vez era un idiota al confiar en alguien que estaba muy lejos de ser la persona que yo había conocido pero, era así como ella lo quería y yo necesitaba hablar con ella, así que me importaba muy poco ser un idiota, además, aunque ella ahora fuese muy diferente, sabía que era una mujer de palabra y eso no podía haber cambiado.

Llamé a Marcus y le informé que ya estaba fuera del club, había decidido ir vestido con ropa oscura y la chamarra que usaba, tenía un gorro que ayudaba a ocultar un poco mi identidad, habían muchos vigilantes ahí y me desesperaba que el maldito moreno se tardara tanto. Cuando hubo llegado me hizo entrar por la puerta de servicio ¡La maldita puerta de servicio! Y lo hubiese matado allí mismo si él no hubiese estado cumpliendo órdenes. La música sonaba fuerte y el lugar estaba repleto de personas, algunos ajenos a los malditos que allí se encontraban.

— Deberías tomarte un trago, antes de subir con ella — aconsejó Marcus y negué, quería ir con ella de inmediato.

Caminamos en medio de la gente y luego nos fuimos por un pasillo que llevaba a los baños, pero mas allá de ellos, el camino seguía y llegamos frente a la puerta de metal oscuro que me dividía de ella.

— ¿Está sola? — pregunté antes de entrar.

— Así es, sola y esperando por ti. Lucius y los demás no vendrán hoy — anunció y le creí, yo creía en Marcus, porque a pesar que pertenecíamos a organizaciones enemigas, él era un viejo amigo y de mucha confianza.

Abrió la puerta y me invitó a pasar, hacía mucho que no me sentía nervioso, no, de la manera en la que me sentía en esos momentos. Quité el gorro de mi cabeza cuando Marcus cerró la puerta, Down resonaba en unos pequeños autoparlantes y ella, estaba dándome la espalda, mientras se servía un trago. Sonreí al verla como la Amelia que recordaba, vestía un corto vestido beige, un poco flojo de la cintura para abajo, medias de malla oscura cubrían sus piernas y unos botines de taco alto, terminaban ese juego; suspiré sin pretenderlo, su cabello estaba en una coleta alta, giró un poco su rostro y me dejó ver su perfil — su precioso perfil — estaba maquillada de esa manera que la hacía lucir única y entonces sonrió de lado, su sonrisa ya no era inocente y de pronto imágenes de ella e Isabella se cruzaron en mi mente, cerré los ojos para olvidar aquello pero la sonrisa traviesa de la castaña, seguía distorsionando la imagen del hermoso demonio frente a mí.

— Nos volvemos a encontrar — se giró y entonces me dejó verla completamente — Elijah — pronunció mi nombre cómo lo hizo muchas veces en el pasado.

Ella había hecho muchas cosas malas al volver, estaba destruyendo a Isabella y sabía que yo no tenía que estar allí, frente a ella en esos momentos, pero eso no era lo malo de todo. No. Lo malo era lo que yo estaba sintiendo en esos momentos, quería llegar a ella y abrazarla fuerte, estar completamente seguro de que era ella y no un espejismo.

— Amelia — dije y sonreí de lado, cerró levemente sus ojos y sonrió traviesa y sensual. Igual que como sonreía siempre que estuvo frente a mí, desnuda, en mi cama.

Era un maldito hijo de puta, de eso estaba totalmente convencido, así qué, no resistí más y llegué hasta ella y la abracé fuerte, envolví su pequeña cintura con mis brazos y respiré fuerte su aroma, aroma que era diferente y ya no tan agradable como me fue antes, pero lo ignoré, minutos después ella correspondió a mi abrazo y la sentí real, sentí a mi Amelia.

Corazón De Fuego® (Muestra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora