Parte 2. Primer dia

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Veo como esa oscuridad que me atrapa se vuelve cada vez más oscura, no se que pasa y tengo miedo. Noto como mis extremidades se congelan, como se convierten en piedra y como pierdo la sensibilidad de las mismas. Noto que el cerebro se esta entumeciendo, como si todo lo que albergase, todas sus memorias, su emociones... todo, volase como hojas de papel al viento. Lo último que recuerdo era ver una dia soleado, con un cielo completamente azul y una preciosa granja, en muy buen estado. Hay un silo y hay un niño correteando con un tractor de juguete. Después de eso, todo se desvanece.

Tengo sudor en la frente y mi respiración vuelve a tener un ritmo normal. Mientras mis extremidades se desentumecen levanto la cabeza y siento un escalofrío que recorre todo mi cuerpo como millones de insectos. Me tiro hacia atrás y veo un panorama desolador, arrasado y sobretodo tétrico. La misma granja de antes, ahora esta destruida, la pintura blanca y roja que cubría el edificio ya no esta. Todo esta en llamas, pero logro reconocer el silo, que esta semidestruido y del que sale una luz verdosa. Siento como una especie de atracción hacia esa luz, pero en el sentido de que absorbe, que me atrae hacia ella, como si yo fuese un tornillo y la luz verde un imán. Intento oponer resistencia pero siento que no puedo, que resulta realmente difícil así que me agarro a una rama de árbol que encuentro tirada junto a mi. Sujeto el inerte trozo de madera con todas mis fuerzas y intento oponer resistencia, pero desgraciadamente esa atracción es cada vez más fuerte, hasta que siento que no puedo más con la fuerza con la que me atrae la luz y veo como mis manos se escurren, hasta que una silueta agarra mi mano y empieza a gritar "TIRAD, TIRAD". Al parecer varias personas acompañan a la misteriosa voz y me ayudan. Después de un forcejeo el grupo de personas consigue ganarle la batalla a la misteriosa y verdosa luz y acto seguido me ocultan detrás de una roca, donde el efecto de esa luz es, al parecer, más débil. Me siento y logro distinguir las caras de mis salvadores, una mujer y dos hombres. Tienen como mucho 30 años y me miran sorprendidos. Inmediatamente después de que yo les mirase ellos me hacen un gesto con la mano. Quieren que les siga.

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