The Lost Girl (Fan Fiction de Robbie Kay)

Capitulo 9- Campanilla

Aquella noche no pude dormir bien, cuando Pan abandonó la casa del árbol porque creía que me había quedado dormida me sentí desprotegida, comencé a tener frío, y me quedé despierta el resto de la noche. Esa mañana no tenía sueño ni estaba cansada, pero quería verle, no sabía por qué pero tenía esa necesidad. Fui al campamento, pero no estaba, solo pude ver a los Niños Perdidos jugar con palos haciendo que eran armas o simplemente hablar entre ellos. No tenía hambre, asique me encaminé hacia el bosque para llegar a la orilla del mar, donde me dejó la sombra, donde comenzó todo. Mientras caminaba no podía dejar de pensar en él, intentaba concentrarme en otra cosa, pero mi mente solo tenía sitio para Pan en ese momento. Llegué a la playa y cuando me acerqué a la orilla pude ver un cuerpo, estaba sobre la arena e inconsciente. Fui corriendo a socorrer a aquella persona, le aparté del agua y puse su cabeza sobre mis rodillas. Era una chica, joven pero más mayor que yo, rubia, de piel blanca y con un atuendo de un verde apagado. Intenté levantar su cuerpo del suelo para poder ir al campamento y que alguien me ayudase, pero pesaba demasiado, no podía, y lo peor de todo era que ella no se despertaba, respiraba pero sus ojos seguían cerrados. No iba a rendirme, tenía que salvar su vida y así lo hice. Puse su cuerpo sobre mi espalda y me levanté del suelo con dificultad, puse rumbo al bosque con destino al campamento. Las rodillas me temblaban y la pierna me dolía de la herida que me había hecho el día anterior. El corazón me latía muy rápido y cada vez notaba menos la respiración de aquella chica en mi nuca. Unas lágrimas de impotencia se deslizaron por mi rostro y acto seguido las piernas me fallaron y caí al suelo con la joven a mi espalda.

-¡¡Ayuda!!- grité sin obtener respuesta- ¡¡Por favor!!¡¡Qué alguien me ayude!!

Por mucho que gritase nadie me escuchaba, estaba demasiado lejos, por lo que intenté ayudar yo a aquella muchacha. Puse su cuerpo boca arriba y puse mis manos sobre su pecho haciendo fuerza en pequeños golpes para que el agua ingerida saliese de sus pulmones. Lo estuve haciendo durante un buen rato, hasta que por fin comenzó a toser y a expulsar el agua. Pero seguía sin despertarse, cosa que no entendí, se suponía que ya debería haber abierto los ojos. No lo pensé más y la puse sobre mi espalda de nuevo, seguía ejerciendo el mismo peso sobre mí, pero me daba igual, no dejaría que muriese, tenía que ayudarla. Estuve andando unos cuantos minutos más que se me hicieron eternos, hasta que llegué al campamento. Al verme todos los Niños Perdido dejaron lo que estaban haciendo y me miraron asustados.

-Ayudadme... por favor...- dije sin fuerzas.

Dos de los Niños Perdidos vinieron hacia mí a toda prisa para quitarme a la chica rubia de la espalda y acto seguido me desplomé en el suelo sin fuerzas. Otro de ellos se aproximó a mi cuerpo débil y me levantó en brazos, no pude ver su cara antes de desmayarme, pero su olor era inconfundible.

Desperté en la casa del árbol, no sabía cuánto tiempo había estado en aquel estado, pero todo me daba vueltas. Cuando se me pasó el mareo levanté mi cuerpo quedándome sentada sobre la cama. Al girar la cabeza vi un cuerpo que descansaba a mi lado, era la chica, dormía plácidamente. Me senté en la silla que había al lado de la cama para dejarle más espacio y justo en ese momento escuché ruidos que venían del exterior de alguien que iba a entrar en la sala. Me levanté rápidamente, no sabía por qué, fue un acto reflejo. Cuando la trampilla del suelo se abrió, pude ver la cabeza de Pan y después el resto de su cuerpo. El corazón comenzó a latirme más rápido de lo normal, una sonrisa se dibujó en mi rostro, no comprendía la razón de aquello, pero tampoco me interesaba descubrirla. Me miró extrañado y yo intenté disimular mi sonrisa, pero el corazón se me iba a salir del pecho.

-¿Quién es?- me preguntó refiriéndose a la chica de la playa.

-¿Eh? ¡Ah! Ella... no lo sé, la encontré inconsciente en la orilla de la playa...- me costó reaccionar a su pregunta, ya que mi mente estaba en otro sitio, pensando en mis cosas.