six.

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Cuando Donghyuck llega al local el próximo sábado, no se encuentra la tienda llena como de costumbre, sino que se encuentra con una tienda vacía.

¿Será que Mark está ocupado hoy?

Se queda observando la tienda de música por un momento, contemplando qué hacer y, justo cuando se da la vuelta, dispuesto a irse, la puerta del local se abre, dejando ver a un chico rubio con una bandana en la cabeza.

"¡Buenos días, Hyuckie! A mi padre le han ascendido en su otro trabajo, por lo que tendrá menos tiempo para estar en el local y hemos cambiado el horario, abriremos más tarde, pero estará cerrado por hoy. Como sea, estoy ordenando, ¿qué te parece pasar, y así me ayudas un poco?", explica Mark, limpiándose el sudor de la cara con una mano, a lo que Donghyuck asiente.

Mark se aparta de la puerta, dejando que su amigo entre, y ambos se dirigen a la sección de instrumentos de la tienda.

Mark empieza a fregar el suelo mientras Donghyuck agarra un trapo viejo y empieza a limpiar una nueva guitarra.

"Recuerdas qué día es hoy, ¿verdad, Mark?", pregunta Hyuck, con voz suave.

"Jamás olvidaría tu cumpleaños, Hyuck. Felicidades", dice Mark, y se gira para mirarle, sonriendo. "Te he preparado una sorpresa, pero tendrás que esperar".

"Sabes que no me gustan las sorpresas, Mark", protesta el menor, y el rubio suelta una pequeña risa, volviendo a su tarea de limpiar el suelo.

Donghyuck sigue limpiando los instrumentos, uno por uno, hasta que llega a un piano justo en frente del escaparate de la tienda, el cual parece que nadie ha tocado en días.

"¿Aún tocas el piano, Mark?", pregunta Donghyuck, rozando suavemente las teclas del gran piano.

"Hace años que no lo toco... mi padre me hizo dejar las clases de piano, ya sabes", Mark sonríe tristemente, acercándose a donde está Donghyuck.

"¿Todavía recuerdas esa canción que solías tocar en el viejo piano de tu casa?", el mayor asiente, aún sonriendo, y se sienta delante del piano. Donghyuck se sienta a su lado, observándole.

Siente cómo un aire de nostalgia le recorre el cuerpo cuando Mark empieza a presionar varias teclas, emitiendo una melodía que ya se sabe de memoria.

Cuando Mark empieza también a cantar, con su voz dulce y adictiva como la miel, Donghyuck no puede evitar cerrar los ojos.

¿Qué pasa si escapamos?
¿Qué pasa si nos marchamos hoy?
¿Qué pasa si decimos adiós
a estar sanos y salvos?

¿Y si somos difíciles de encontrar?
¿Y si perdemos nuestras cabezas?
¿Y si dejamos que caigan atrás y que nunca las encuentren?

Y cuando las luces empiecen a
parpadear como una cabina de fotos,
y las estrellas explotando,
seremos a prueba de fuego.

Mi juventud, mi juventud es tuya,
tropezando en cielos,
bebiendo cascadas.
Mi juventud, mi juventud es tuya,
huyamos ahora y por toda la eternidad.

Mi juventud, mi juventud es tuya,
una verdad tan evidente,
que no la puedes ignorar.
Mi juventud, mi juventud,
mi juventud, mi juventud es tuya.

Cuando termina la canción, Donghyuck mantiene los ojos cerrados por unos segundos más y, cuando los abre, se encuentra con Mark observándole fijamente.

El pelirrojo le observa de vuelta, expectante, hasta que Mark sonríe. Acto seguido, se levanta y entrelaza sus dedos con los de su mejor amigo, antes de salir corriendo con él detrás.

"¿A-A dónde vamos?", pregunta el menor, una vez que están en la puerta principal, y Mark se para un momento para cerrar la puerta de la tienda con llave con su mano libre.

"Ya lo verás, tú sólo sígueme", indica y, una vez cerrada la puerta, salen corriendo de nuevo.

Corren en dirección a la casa de Donghyuck, pero no paran ahí, sino que siguen corriendo por un camino el cual el pelirrojo reconoce haber visto antes.

Es entonces cuando llegan a una casa algo antigua, de dos pisos, rodeada de vallas, sin ningún tipo de decoraciones coloridas. Una casa que Donghyuck conoce como la palma de su mano. La casa de Mark.

Ambos entran en la casa silenciosamente, recorren toda la conocida sala, hasta llegar a las escaleras que, según Donghyuck recuerda, llevan a los cuartos.

Mientras suben, al menor se le ocurre algo, y le agarra del borde de la sudadera a Mark, impidiéndole continuar, a lo que el rubio se gira, cuestionándole con la mirada.

"¿Estás seguro de que tu padre está trabajando?", pregunta, inseguro, y Mark coloca ambas manos sobre sus mejillas.

"Está bien, Donghyuck, mi padre no está aquí. No va a pasar nada, ¿de acuerdo?", Donghyuck asiente, no muy seguro, y continúan subiendo las escaleras.

Al llegar al final, caminan por un pasillo hasta que llegan en frente de la puerta de la habitación de Mark.

¿Qué pasa si escapamos?
¿Qué pasa si nos marchamos hoy?
¿Qué pasa si decimos adiós
a estar sanos y salvos?

La trama de verdad empieza ahora, así que serán capítulos más largos, yay¡!

blue neighbourhood. ❪ markhyuck ❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora