IX

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Estaba tratando de conciliar el sueño, pero tenía un mal presentimiento.

Según la enfermera, mañana me dan de alta, pero el vendaje lo tendré que tener durante una semana más, ya que la herida tardará en sanar, además me quedará una cicatriz, no importa cuántas veces trate de quitármela, quedará como un mal recuerdo.

Lamentablemente, lo que atormenta mi mente, no es eso, es que tengo que ir a hablar con mis padres, y más vale que me den una explicación. Además, tengo que llevar a Jess, aunque sea por la fuerza, ya que si no la llevo, sé que me negarán todo lo que les diga.

Giro sobre la camilla, quedando así, mirando hacia la ventana, el ambiente que se mostraba a través de ella, era tranquilo, se veía la luna llena asomada entre los árboles, en unas horas amanecerá y para entonces debo dormir.

Mis ojos comenzaban a cerrarse poco a poco, y los brazos de Morfeo me esperaban... pero algo me despertó al instante, un frio abrazador se estaba esparciendo por la habitación, haciendo que soltara "vaho" por la boca y que comenzara a temblar, pero no era por culpa del aire acondicionado ya que estaba apagado y la ventana seguía cerrada.

Cuando pensé que esto no podía empeorar, el vidrio de la ventana se empezó a empañar dejando ver una frase:

"Tú me perteneces a mí, no a él"

Pero lo que congeló mi sangre al instante, fue ver al demonio de ojos azules tras la ventana. Pestañee varias veces para comprobar que no me estaba fallando la vista, pero su silueta desapareció al mismo tiempo que se formaba otra frase:

"Te encontraré"

El vello de la parte de atrás de mi cuello se erizó y me cubrí hasta la cabeza con las sabanas de la camilla, el miedo se esparcía de mi centro, como el vapor de agua hirviendo, por todo mi cuerpo. Cerré los ojos, tratando de dormir, pero los ojos del muchacho fueron mi último pensamiento.

Pero pensando que ya estaba relajada, llegó una horrible pesadilla:

"estoy dentro de lo que creo que es un armario, todo es oscuridad, hasta que alguien me sacó con fuerza de ahí, la luz de la luna entraba por una ventana y quien sea que me saco del armario, ahora me está ahorcando de una forma brutal... veo puntitos hasta que de repente siento una tranquilidad enorme."

No sé cuánto tiempo habrá pasado, pero al despertar, veo a Michael tomando la mano donde tenía el anillo y sosteniendo unas rosas con su otra mano. Me senté, lo tomé del cuello y le di un tierno beso:

- Buenos días mi princesa – dijo con voz amorosa

- Buenos días príncipe – respondí con el mismo tono de voz.

- Ya hablé con las enfermeras y me dijeron que ya te puedes ir, y... te traje una ropa de cambio. – dijo señalando un bolso que dejó en el borde de la cama.

Michael me ayudó a levantarme de la cama y me entregó una muleta para que pueda caminar, cogí el bolso y antes de entrar al baño le di un beso corto pero apasionado.

Me senté arriba del inodoro y abrí el bolso. Una sonrisa se colocó en mi cara al instante, había un vestido blanco pastel de tirantes, pero en el final de este había un suave color gris. Al sacarlo del bolso también vi que tenía una delgada cinta gris, la cual debía amarrar alrededor de mi cintura, sobre el vestido. Para no pasar frio, me coloqué un chaleco de lana blanco y mis queridas zapatillas grises, las cuales gracias al vestido, casi no se veían

Salí del baño y vi que Adam y Jessica habían llegado, al verme soltaron uno que otro piropo, pero como se espera, Adam dijo:

- Muy linda pero... sigues enana –

Alas de Ángel// (Saga "Alas" #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora