Blanco

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Blanco.

Si alguien le preguntara de qué color clasificaría su vida él le diría blanco. 

Pero en su universo de oscuridad, ese blanco no sería luz, sino un blanco vacío y sin vida.

Blanco como el paisaje donde sabe que tendría que haber muerto.

Blanco como dejaron muchos de sus recuerdos pasados.

Blanco como el hielo donde lo congelaban.

Blanco como los inviernos donde siempre lo despertaban para matar a quien le ordenasen.

Blanco como el brillo de la estrella que adornaba el escudo del hombre que al final de su ultima misión ayudo para después escapar.

Después de algún tiempo, todo paso demasiado rápido para su atrofiada mente, como si de repente estuviera viendo la película de una vida ajena.

Luego de ser libre de Hydra, había buscado su camino en una vida lo más tranquila posible para alguien como él. Lamentablemente le duró muy poco.

Primero fue acusado de un crimen que no cometió, luego la llegada de ese hombre que gritaba pasado por todos lados. Después, una pelea que él nunca hubiera buscado.

Más tarde, con sus memorias claras, una verdad que le hizo saber lo que en verdad era el dolor.

Porque lo vio reflejado en unos brillantes e intensos ojos color miel con chocolate.

Si el peso de tantos años eran su juez, esa mirada rota era su verdugo.

Intento huir de las sensaciones qué se producían al estar cerca de ese hombre, pero no contó con que él lo perseguiría. Pero no podía culparlo. Se merecía eso. Se merecía la muerte.

Se merecía la muerte a manos de Tony Stark.

Aun así no pudo evitar pelear, ese instinto que ya estaba arraigado a su ser, fue inevitable porque era parte de él. Y más cuando Steve lo apoyaba hasta el punto de enfrentar a aquél qué fue su compañero, aun cuando esté le dijo que lo había considerado su amigo. Por eso estaba mal. No era justo. Sabía que Stark merecía su venganza. Pero aun así trato de quitar el reactor de la armadura, quería evitar más peleas. Trato de terminar esto.

Nunca pensó que el castaño le arrancaría el brazo tratando de defenderse. Pudo darse cuenta que el genio era un peleador aguerrido y por eso se rindió y cayó. Esperando lo que tal vez traería calma a su conciencia.

No contó con qué Steve aún le defendería. Quiso gritar que parará, que no era correcto. Que lo que habían venido a hacer ya estaba resuelto. Qué Stark, que Tony...

Merecía paz aún más que él.

Fue lo que pensó cuando al alzar la vista del suelo vio a su amigo clavar su escudo en el pecho de esa armadura. Fue como si el dolor de ese golpe se lo hubieran dado a su propio pecho. Luego de ser levantado como un peso muerto, fue aún más desgarrador escuchar gritar al castaño, escucharlo nombrar a Howard. Fueron palabras dirigidas a Steve, pero al parecer le dolieron mucho más porque cuando se dio cuenta sólo escucho el escudo caer en el frío piso. Que aquel hombre aún tuviera fuerza para seguir luchando al menos con palabras era admirable.

Ya afuera se encontraron a Pantera Negra junto a Zemo, el rey les ofreció ayuda por su equivocación y su amigo se lo agradeció. Yendo a la nave de T'Challa no pudo evitar mirar hacia atrás, hacia aquel lugar dónde dejaron al genio.

—No fue justo lo que hicimos, Steve.

—No te preocupes, lo resolveré.

—Lo dejamos ahí sólo, su armadura está rota.

Amanecer de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora