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¡¿Qué!?

No, no, no.

No puede ser.

Esto no me puede estar pasando a mí.

¡¿Por qué a mí?!

¿Cómo esto puede ser posible si no recuerdo que haya pasado?

La prueba debe ser errónea. Ni siquiera sé si la utilice de la forma correcta. Lo más seguro y lo que más me conviene es que esto sea un error.

Debería empezar por el principio, ¿no?, para recapitular y recordar cómo es que llegue a este punto.

Todos los jueves de cada semana, realizábamos nuestro famosísimo "Viernes Social".

A la mierda que el viernes social se debe hacer en viernes. Es imposible hacer eso porque, como los viernes para casi todos, son días de fiesta ya que es fin de semana, quieren ir a bailar, beber algo, en pocas palabras todos quieren salir a divertirse. Entonces los pubs están a reventar y es de lo más desagradable estar en un lugar lleno de gente borracha y vomitona. Por esta razón, mis amigos y yo decidimos que nuestros viernes sociales se harían en jueves; estos días, por lo regular no hay tantas personas en cualquier pub al que vayas. Pero es era lo que hacíamos comúnmente, en un día normal y justo hoy no era un día normal. Era el cumpleaños de alguien muy especial para mí, así que había accedido a salir el sábado, en lugar del jueves, solo por su cumpleaños. Era buena idea o al menos eso creí hasta ahora...

-¡Hey linda!-llamó el rubio, desde el interior del auto que acababa de aparcar frente a mí-¿Cuánto por un par de horas? No tengo mucho dinero pero podríamos negociarlo-dijo guiñándome un ojo, aunque en vez de un giño fue como si le hubiese entrado algo al ojo.

-Vete a la mierda, Bryar-bufe en cuanto estuve en el asiento del copiloto-Ni aunque me pagaras me acostaría contigo.

-Lo harías sin que te pagara un solo centavo-arrancó el auto y nos dirigimos a nuestro destino.

-¡Cállate!-intervino Ray, que se hallaba en el asiento de atrás-Son de muy mal gusto tus asqueroso comentarios.

-A ella parece no importarle, así que cierra la boca o lo haré por ti-contestó Bob.

-Chicos-inquirí-No se peleen por mí. No me interesa ninguno de los dos, si es lo que querían escuchar.

-A mí solo me interesa ese estúpido-dijo Ray tratando de imitarme, haciendo también una mueca de asco, como siempre.

Nos reunimos en el pub de siempre ya que gracias a mi nos hicimos de algunos amigos, trabajadores de ahí, dándonos algunos privilegios como no pagar la mayoría de las veces porque "es cortesía de la casa, por ser clientes frecuentes" lo que realmente significaba "no les cobrare porque su amiga me gusta y debo ser esplendido con ella" era lo que nos decía el mesero que siempre nos atendía y que también siempre intentaba ligar conmigo a toda costa, así como muchos otros aunque siempre fallaban en el intento porque yo tenía a Bert.

-Qué onda, idiotas-saludó Bert a mis amigos-Hola, preciosa. Tan linda como siempre-completó dirigiéndose a mí. Se podía notar cuanto amor había de Bert para nosotros por la forma en que se dirigía. Yo lo amaba aunque uno de mis amigos lo odiara y al otro le diera lo mismo, a mí eso no me importaba.

Bert y yo nos conocimos en un pub. Recuerdo que él, como todos, recurrió a la misma técnica para intentar llamar mi atención. Lamentablemente para los demás, él sí logró su cometido.

*Flashback*

-Hola, disculpe-me llamó una mujer que a decir por su aspecto trabajaba allí-El joven de allá pregunta que qué le apetece tomar, dice que quiere invitarle un trago.

-¿Qué?-no lo había captado, en ese entonces era muy nueva en esos de visitar bares y esas cosas-No, gracias pero no se me ofrece nada-respondí distraída.

-¿Segura? Es que me ordenó que le trajera lo que usted me pidiera. Que va por su cuenta, dijo.

-Gracias, pero no quiero nada-la camarera se marchó pero a los pocos minutos estuvo de vuelta en mi mesa.

-Dice que, como usted no quiso ordenar nada, él se iba a tomar la libertad de ordenarle algo-argumentó la chica dejando una copa con un líquido azul delante mío.

-Mire, vaya y dígale que no quiero nada-comenzaba a molestarme por la actitud de alguien que no conocía-Yo no le pedí nada así que llévese esto-me levante y me fui a la pista de baile.

-Que descortés de su parte, haberme rechazado una copa de la mejor bebida que se sirve en este lugar-comento alguien detrás de mí cuando yo estaba bailando.

-Yo no le pedí nada, así que no es descortes-comence a buscar una salida de entre la multitud para alejarme de ese tipo pero me fue imposible porque me tomó del brazo impidiendo mi huida.

-¿Qué te sucede? Suéltame-para mi mala suerte ese día iba sola, bueno no, pero Bob se había ido con una flamante rubia y me había abandonado así que era como si hubiese ido sola.

-Solo quiero charlar contigo-se excusó.

-Pero yo no-me zafe de su agarre y me apresure a caminar, entre codazos y empujones salí y regrese a mi mesa. Alrededor de media hora después, un chico se sentó frente a mí, yo no le di importancia y seguí en lo mío.

-Bert McCracken-extendió su mano y la estreche por cortesía-Perdón por lo que ocurrió hace unos momentos, suelo ser muy impulsivo, lo siento.

-¿Así que tú eres el imbécil insistente?-debido a las luces no pude notar muy bien los rasgos del chico de la pista de baile y al parecer era este tipo, el mismo que insistía en que tomara lo que me invitaba; ya los conocía a esos, te invitan algo y luego te emborrachan y llevan a su casa. Y después ya saben lo que sigue.

Bert se excusó por lo que había hecho, dijo que desde que me vio quiso acercarse a mí pero no supo de qué forma. Platicamos y bailamos por casi toda la noche. Me llevo a mi casa, intercambiamos números de teléfono. No iba a desaprovecharlo, desde siempre me ha parecido muy atractivo.

-¿Se van a quedar ahí parados?-pregunté a mis amigos en cuanto Bert me tomo de la mano y comenzamos a caminar dentro del bar.

-Si no querías venir, borreguito, te hubieras quedado en casa-prosiguió el pelinegro, obviamente dirigiéndose a Ray.

-Todos vinimos a embriagarnos-intervino Bob-Así que llevémonos bien por un momento, ¿quieren?

-T-O-D-O-S-añadió Bert refiriéndose a lo de emborracharnos hasta perder la conciencia; lo había hecho un par de veces y lo detestaba al día siguiente. Yo, más bien, no iba a tomar, iba a cuidarlos a ellos y evitar que hicieran estupideces.

Pero ese día hice una excepción, era el cumpleaños de Bert y debíamos pasárnosla bien, todos como dijo Bob.

Así que esta vez yo también debía perder la conciencia.

Creo que eso último me lo tome muy en serio. 

Why Me?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora