Capítulo 4

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Luis fue a dejar a Elena a su casa, que estaba muy feliz, no sólo por la propuesta de Luis, también por contarle a Ana.

-¡Ana!- gritó Elena, mientras entraba a su casa.

Ana llegó corriendo y le dijo:

-¿Qué sucede?-

-Luis me pidió ser su novia-.

Ana gritó de emoción.

-¿Y que le dijiste?- le preguntó.

-¡Que sí!-

Ana le estiró los cachetes a Elena. Estaba muy feliz por su amiga.

-¿Y tú qué piensas hacer Ana?- le preguntó Elena.

-Voy a esperar hasta que el destino me haga encontrar a mi alma gemela-.

Elena le sonrió a su amiga y ambas se abrazaron.

Cenaron un rico bistec para celebrar, con una ensalada César, y se fueron a dormir. Elena se durmió con una sonrisa plasmada en su cara, y luego revivió el momento de la propuesta de Luis una y otra vez.

Sonó el despertador y Elena se despertó de un salto. Se fue a vestir y luego a tomar desayuno. Se demoró diez minutos. Salió a trabajar, pero como le quedaba una hora y media para entrar a trabajar, se dirigió a la plaza en la que Luis le pidió que fuese su novia.

Al parecer el destino lo tenía planeado, ya que se encontró con Luis, y corrió silenciosamente hacia él, y le dio un enorme beso.

Luis se asustó y le quitó los labios, pero cuando se dio cuenta de que era Elena, la abrazó y le dio un beso.

-¿Te acompaño al trabajo?- le preguntó Luis.

-Falta como una hora- dijo Elena, todavía en los brazos de Luis.

-Entonces vamos a tomar un helado y luego te voy a dejar.-

Una sonrisa enorme apareció en el rostro de Elena, mientras Luis la tomaba de la mano y partían rumbo a la heladería.

Cuando llegaron, ambos se miraron a los ojos y Luis le preguntó:

-¿De que quieres el helado?-

Elena se puso a pensar, y dijo:

-Chocolate.-

Luis se empezó a reír tiernamente, y Elena se unió a su risa.

-Un helado de chocolate para dos- dijo Luis, y luego miró a Elena.

Ambos se comieron un rico helado, y se rieron mucho.

Ya faltaba media hora, y se fueron muy felices al restaurante

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Ya faltaba media hora, y se fueron muy felices al restaurante.

Cuando llegaron, Gloria estaba afuera del restaurante, y al parecer esperaba a alguien. Miró a Luis, y luego a Elena, y se sorprendió

-Hijo, ¿qué haces con ella?- dijo Gloria.

Elena se quedó mirándola, muy sorprendida.

Luis rió nerviosamente, y dijo:

-Madre, ella es mi novia.-

-Así veo- le respondió Gloria.- Bueno, es mejor que te vayas Luis. Elena tiene que ir a trabajar.-

Elena entró al restaurante y un montón de preguntas sin respuesta inundaron su mente. ¿Qué hará Gloria ahora que sabe que soy la novia de su hijo? ¿Lo aceptará? ¿O no?

Un brazo que la agarró la hizo salir de sus pensamientos. No se dio cuenta a donde se dirigía hasta que vio que era Gloria la que la agarraba por el brazo. ¡Iban a su oficina! Elena sabía que esto no significaba nada bueno.

-Así que estás saliendo con mi hijo- dijo Gloria.

-S-si- tartamudeó Elena.

-Que bien- dijo Gloria- porque todo cambiará.

-¿A qué se refiere con eso?-

-Que si sigues saliendo con Luis te despediré y me aseguraré de que no encuentres trabajo-.

Elena estaba muy sorprendida con la actitud de su jefa, y no tuvo otra opción además de asentir.

-Veo que te estás tomando muy enserio esto- dijo Gloria-. Vete a trabajar, ya que puede ser tu último día-.

Elena bajó corriendo a trabajar con los ojos inundados por las lágrimas. Luis se acercó y le dijo:

-¿Como estás?-

Elena lo abrazó y se aferró a él mientras lloraba.

-¿Qué pasa?- le preguntó Luis, mientras la abrazaba.

-Luis... no puedo seguir con esto- dijo Elena, entre sollozos.- Necesito que nos tomemos un tiempo.-

No hay forma de describir la  cara de Luis. Era una mezcla de desilusión, tristeza, incredulidad y dolor.

-¿Por qué?- dijo Luis, a punto de llorar.

-Luis- dijo Elena suspirando.- Si te lo digo no me creerás-.

-Elena, yo creo todo lo que me dices, porque sé que no me mentirás y confío en ti-.

Elena miró a Luis con una mirada triste, y se fue corriendo. Luis la siguió, y como era más rápido que Elena, la alcanzó y la agarró por los hombros.

-Elena- dijo entre jadeos- dime por qué-.

-Luis...-

-Luis nada- dijo, mientras la miraba fijamente.- Cuéntame, confía en mí.-

-Es tu madre-. Luis la miró sorprendido.

-Ay no-.

-¿Qué pasa?-

-Ya me ha pasado esto.-

-¿Qué?-

-¿Mi madre te dijo que si no me dejabas ibas a perder tu empleo?-

-Si...-

-Ay no. No, no, no, no, ¡no!-

-Luis, dime qué pasa-.

-Elena, puede que mi madre no quiera que estemos juntos, pero nuestro amor puede más que todo, y tenemos que estar juntos-.

Los ojos de Elena se llenaron de lágrimas.

-Luis, te amo-.

-Yo también-.

Ambos se dieron un apasionado beso, se miraron y se fueron caminando de la mano.

-¿Confías en mí?- le preguntó Luis a Elena.

-Sí- le contestó.

-Entonces ponte esto- y le pasó un pañuelo.

Elena lo miró confundida y se lo puso de modo que le tapara los ojos y no viera nada.

Luis la guió y caminaron por al menos media hora.

Cuando llegaron a su destino, Luis le quitó el pañuelo.

Elena vio una pequeña mesa, con una rosa en un florero, dos sillas y una caja sobre una de ellas.

Luis hizo sentarse a Elena en la que no tenía la caja. Luis tomó la caja y se la dio a Elena. Dentro de ella había un cachorro.

-Luis, es muy bello-.

-Tan bello como tú-.

Elena le dio un abrazo gigante a Luis y le susurró "gracias" al oído.

Elena sacó al cachorro de la caja y lo tomó en sus brazos, mientras lo acariciaba.

-¿Por qué me lo diste Luis?-

-Porque...- Luis hizo una pequeña pausa y miró a Elena.

"El anillo del destino"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora