Parte 1

7 1 0
                                    

En una casa, hace mucho tiempo, vivía un poeta. Era un poeta joven y escribía poesías muy bonitas. Escribía sobre todo lo que se le ocurriese, excepto del amor. Nunca escribía sobre el amor. «Y, ¿por qué?», le preguntaba la gente. «No lo sé», respondía él. Pero, la verdad, es que sí que sabía el por qué, aunque quizás fuera un poco vergonzosa la respuesta, pues lo cierto es que él no se había enamorado nunca. «¿Cómo voy a escribir sobre el amor, si nunca me he enamorado?», se preguntaba. Él sabía lo que era la soledad, el hambre o la envidia. ¡Todo eso ya lo había sentido!

Entonces, la gente empezó a hablar. Y cuando le reconocían por las calles, susurraban entre ellos:

«Mira, ese es el poeta que no escribe sobre amor. ¿Por qué será?», decía uno.

«Yo he oído que es porque nunca se ha enamorado, pero no sé si es verdad, es muy raro», contestaba otro.

«A lo mejor es porque no tiene corazón», suponía otro.

Cuando llegaba a casa, intentaba escribir algún poema romántico, una balada... pero nada.

Después de un tiempo, el poeta se cansó de la situación, ¡estaba desesperado! Entonces, el Amor, que lo vigilaba, se compadeció de él.

Un día, mientras intentaba de nuevo escribir un romance, llamaron a su puerta. Abrió y se encontró con el Amor. Al principio no supo quién era e incluso se temió que fuera el propio diablo, pues el Amor cambiaba de forma continuamente. Primero era un hombre muy musculoso, después un anciano que se transformaba en una mujer y luego en un niño.

-Vengo a ofrecerte mi ayuda- le dijo-. Te enamorarás, pero deberás saber que hay veces, que Yo puedo ser más cruel que la Muerte. Recuerda que somos hermanos y que no somos tan diferentes.

El poeta, sin hacer mucho caso de la advertencia del Amor, aceptó su ayuda.

Continuará...

El PoemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora