Parte 4

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Cuando llegó a su casa, el poeta sintió una ira tremenda y el amor que sentía por el hombre se convirtió en odio. ¿Cómo había osado aquel hombre echarlo de su casa? Por primera vez, el poeta supo qué era y sintió (y le dolió mucho) el rechazo.

La Venganza, que al igual que el Amor, había estado observando al poeta, y que había estado esperando el momento oportuno, decidió también hablar con él. Llamó a la puerta como había hecho el Amor hace lo que parecía eones.

Cuando abrió la puerta el poeta, no pudo sentir más que rabia. Delante de él se encontraba el hombre de quien se había enamorado. Sin embargo, se presentó como la Venganza.

-Tomo la forma de aquello que más odias- le explicó la Venganza-. Y te ayudaré a vengarte de él, si quieres. Aunque, a cambio, me tendrás que dar algo.

El poeta no escuchó más que algunas palabras. Le dio igual que tuviera que pagar un precio más tarde, por muy elevado que fuera. Él solo quería venganza.

Esa misma noche, el poeta volvió a la casa del hombre que le había hecho tanto daño. Ni siquiera tuvo que trepar para llegar a la ventana, pues la puerta estaba abierta. La Venganza me ayuda, pensó.

Subió las escaleras de dos en dos, hasta llegar a la habitación del hombre al que amaba. Se acercó lentamente a su cama y sacó la pequeña daga que llevaba escondida entre sus ropas. Entonces susurró al oído del hombre: «Te quiero». Y lo mató.

Demasiado tarde se dio cuenta de lo que había hecho. Lloró sobre su cadáver hasta que la Venganza y el Amor aparecieron junto con otra persona, que el poeta no conocía. Se presentó como la Muerte.

El poeta les gritó que se fueran de allí todos. Había sido el Amor quien había empezado todo aquello y luego la Venganza le había instado a obrar mal. Ellos tenían la culpa y ahora estaban allí de pie, mientras que él lloraba sobre el hombre al que había matado.

-Te dije que amar sería doloroso- dijo el Amor.

El poeta no le escuchaba. No quería escucharle. Era cierto que se lo había advertido, le había advertido que podía ser peor que la muerte, pero a él le había dado igual. Era un egoísta.

-Vengo a cobrar mi precio- dijo la Venganza.

-¿Y cuál es?- preguntó el poeta.

-Tu vida. Se la has arrebatado a otra persona y ahora es tu turno.

El poeta no se resistió. Dio un paso hacia delante y esperó. Pero no ocurrió nada. ¿A qué esperaban? ¿Querían alargar su sufrimiento? Entonces la Muerte habló:

-Todo esto ha ocurrido por un poema que ansiabas escribir. Es tu última oportunidad.

El poeta, agradecido, cogió una hoja y papel. Escribió durante horas. Cuando terminó, se entregó a la Venganza, quien absorbió su alma. Pero el poeta, cuando murió estaba feliz.

Había escrito el poema de amor más bonito del mundo.

FIN

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⏰ Última actualización: Aug 30, 2017 ⏰

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