La cabaña en el bosque

Capítulo 4

IV

TRAS EL VELO

Kiryl lo había visto. Había sido un instante, pero los ojos grises de Lux, habían cambiado de color. No se lo había imaginado y había suficiente luz en la habitación como para que su vista le hiciese una mala pasada. Los ojos del hombre habían cambiado totalmente de color, del gris claro que conocía a completamente negros. Durante un instante. No lo había imaginado.

-Eso es lo qué me vas a preguntar? Te dije que respondería a tus preguntas cuando me recordases... y lo has hecho, verdad?

-Oh... sí... dónde... qué está pasando?   -Kiryl tenía demasiadas preguntas, pero no estaba seguro de poder hacerlas, si el hombre se enfadaba, no quería estar en el extremo receptor de su ira. Era un hombre grande, y por como lo había movido otras veces, también era un hombre fuerte, y en sus ojos se movía algo salvaje que no sabía interpretar.

-Qué recuerdas?   -Lux se acomodó en la cama, mientras Kiryl seguía en el sillón. Procuraba no hacer movimientos bruscos. Aún tenía que averiguar cuanto margen tenía. El pequeño hombre era delicado y en su interior, el ser oscuro demandaba ser cuidadoso. Si no fuese imposible, Lux casi podría decir que le importaba el humano.

-Recuerdo salir de trabajar, el te y tro-tropezar contigo... luego la cafetería...   -algo pasó por la cabeza de Kiryl.  -Me conocías de antes? Dijiste, dijiste que me habías descartado...   -las últimas palabras fueron susurradas. Kiryl había empezado a temblar de nuevo, pero se arriesgó a echar miradas hacía el hombre, para ver si su postura cambiaba, necesitaba anticipar si el hombre se estaba enfadando o si le molestaba lo que le había dicho.

Lux respiró, casi podía leer los pensamientos del pequeño hombre. Así como él estaba tratando de averiguar como de duro podía ser antes que su corazón diese problemas, el pequeño hombre estaba tratando de calibrar su control sobre la ira. Dejó ir un pequeño suspiro y se acomodó de nuevo en la cama, al erguirse vio a Kiryl encogerse.

-Sí. Hice una lista de posibles... candidatos, y tú encajabas en el perfil que estaba buscando. Así que te investigué. Tú corazón fue el problema. Te descarté por que consideré una carga tener que cuidar de alguien enfermo. Necesitaba a alguien sano y fuerte, no quería tener que preocuparme por algo tan delicado.

Lux vio como Kiryl se hundía aún más, como sus ojos se llenaban de lágrimas y comprendió que le había herido. "No. Arreglalo. Le quiero. Es nuestro".

-No he querido decirlo así. Escucha el secuestro, es por sí solo, una situación estresante para todo el mundo. Con tu enfermedad, temía que fuese demasiado para que lo aguantaras. No quiero que mueras en una crisis. Eso es todo. Ahora estás aquí. Cuidaré de ti.

"Cuidaré de ti". Eso había dicho. Por qué esas palabras revoloteaban en su interior? El hombre le había secuestrado, y no podía confiar en alguien así. Pero él, de todas las personas, ansiaba ser cuidado por alguien. Ansiaba ser apreciado. Sentía la boca seca, así que lamió sus labios rápidamente antes de hablar.

-Dónde estamos? -Kiryl vio al hombre sonreír y la emoción que había sentido ante la declaración de que iba a ser cuidado, murió de golpe. Era una sonrisa fría, totalmente falsa, y él había visto unas cuantas de esas,  una sombra fría asomaba en sus ojos. "Va a mentir". Lo supo de inmediato.

-Estamos en un bosque. Lejos de la ciudad. En las montañas.

-Mientes. -Kiryl abrió los ojos. No quiso decirlo en voz alta. Tapó su boca con las manos, y miró con horror al hombre sentado en la cama frente a él.