Atado a mí cama.

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Es de madrugada, te encuentras en mi cama, a mi lado con solo unos bóxer negros.  Estoy desvelada y caliente, como la mayoría de las veces que estamos juntos.

Harta de estar dando vueltas en la cama, me dirijo a por un baso de agua fría, al abrir la nevera, vi que había un bote de nata, una idea se me cruzo por la mente.

Volví corriendo a la habitación, saque del segundo cajón de la mesita dos corbatas, que las utilice para amarrarte los brazos al cabezal de la cama. Una vez atado, me posicione a horcajadas encima de ti y empece a repartir besos por todo tu rostro, consiguiendo que te despertaras.

- Ahora que ya estas desierto y tengo toda tú atención, puedo empezar con el juego.- dije acercándome mucho más a tu rostro.

Voy rozando tus labios lentamente, intentas que estos se junten pero me aparto, sonrió de lado cuando escucho tus gruñidos, vuelvo a provocar que nuestros labios se rocen pero esta vez no me aparto, dejos que me beses pero no por mucho tiempo.

Cuando creó que ya has disfrutado demasiado, me aparto para empezar a repartir besos por tu mandíbula hasta el lóbulo de tu oreja y susurrarte lo mucho que me encantas.

Sigo repartiendo besos, hasta llegar a tu cuello, voy abriendo lentamente mis labios, rozando mi lengua con tu piel, haciendo que esta se erice, le doy más atención a esa zona, ya que te estoy dejando una marca que tardará días en irse, de manera que tus amiguitas podrán saber que ya eres de alguien.

Se escucha como intentas soltarte pero no puedes...

Para hacer más intenso el momento, te tapo los ojos con un antifaz, provocando que todos tus sentidos se  activen, y el placer sea más intenso. Una vez puesto el antifaz, me acerque al reproductor de música y puse una de una lista de canciones sensuales para que fueran sonando mientras hago maravillas con tu cuerpo.

Con los ojos vendados y con tus manos atadas sin poder moverte, me tomo mi tempo en admirarte. Me posiciono encima de ti de nuevo, pero con la diferencia de que ya no llevo la ropa, busco tus labios y los beso lentamente, mientras muevo mis caderas en círculos, provocando que cierto amigo se ponga más duro de lo que ya esta. Nuestras lenguas se unen entrelazándose. Intentando no romper nuestro beso, voy estirando el brazo, hacia la mesita para poder coger el bota de nata montada. Voy dejando pequeños pegotes, en tu cuello, clavícula, pecho hasta llegar a la v de cintura. Empezando desde abajo voy limpiando todos los pequeños pegotes de tu cuerpo, donde los voy retirando lentamente dejando alguna que otra mordida, cuando llego a los pegotes de tu pezones, retiro la nata de ellos pero paso mi lengua por la areola de  este, antes de retirarme para continuar con el recorrido dejo muerdo tu pezón. Ahora que  todos los pegotes de nata ya no están sobre tu piel, voy dejando una hila de nata, pero no me detengo en la V de tu cadera, si  no que sigo bajando, quitándote el bóxer.

Quito toda prenda que queda sobre mí, para poder acabar con la tortura de los dos.  
Poco a poco te vas introduciendo en mi, me muevo de arriba a bajo, en circulos, haciendo que tus gruñidos sean mas profundos , hasta que al fin  llegamos al orgasmo, es tan intenso que caigo rendida en tus brazos, como siempre.




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