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[__] ajustó su chaqueta contra su cuerpo y se acercó a su cama para sentarse y ponerse sus zapatos.
La noche había caído de nuevo en la ciudad de Boston, mirando el reloj que colgaba justo al lado de la cruz de Jesús, ella suspiró jugando con sus manos nerviosamente.

Aún seguía pensando en ello, como si sus palabras hubieran quedado grabadas en su mente. Y eso que habían pasado cinco días de aquello, pero el tiempo no estaba a su favor y cada vez que veía a Sam, no dejaba de pensarlo. Tanto como el beso como la noticia después de aquel 'mágico pero trágico' momento.

El beso, como olvidarlo.

Sus dedos dejaron de jugar entre sí y se llevó una de sus manos para rozar suavemente la comisura de sus labios. Con solo pensarlo hacía que una pequeña sonrisa apareciera a la vez que la sangre volvía a subir a sus pómulos.

De los cinco días que ella seguía saliendo con Sam por las noches, no habían comentado nada sobre lo que sucedió. Eso sí, Sam trató de ser más cercano a ella, jugaba con sus manos, las acariciaba, le daba de vez en cuando besos en la mejilla, pero nada más allá de todo eso.
Ciertas cosas habían cambiado desde aquella noche.

[__] había conocido al hermano menor de Sam, Nathan. Lo reconoció por haberlo visto una o dos veces en el Orfanato, pero con una leve sonrisa, ella se presentó y Nathan rápidamente la aceptó como una amiga más.
Ahora eran ella y el dúo de hermanos.

[__] entendía que Sam quería pasar el mayor tiempo con los dos. Con un suspiro apartando sus pensamientos, se levantó de su cama y caminó en dirección a la ventana. Esta vez saldría por su cuenta y esperaría por Sam y Nathan que habían salido antes para hacer un pequeño asunto.
Sam le dijo que a partir de la medianoche la estaría esperando en la entrada.
Así que sin mirar al vacío, siguió la misma ruta de todas las noches para salir de aquel lugar.

Cuándo sus zapatos pisaron el asfalto de la calle, miró a su alrededor en busca del dúo de hermanos, pero al no hallar lo que buscaba se sentó en el bordillo, esperando.

El frío de la noche la acompañaba, pero no de la mejor forma cuando se colaba entre sus cabellos y erizaba cada parte de su cuerpo. Notó un bulto en el bolsillo superior de su chaqueta mientras la pegaba más a su cuerpo. Acercó su mano y agarró un papel grueso que estaba algo doblado.

El sonido del motor la hizo levantarse inmediatamente del bordillo. En su mano aún tenía el papel grueso, pero ahora su mirada estaba fijada al final de la calle, donde un foco iluminaba en su dirección e iba acercándose a ella.

Eran Sam y Nathan.
Pero [__] tenía un mal presentimiento, lo veía en su rostros. No veía sonrisas, estaban algo pálidos y nerviosos mientras miraban por encima de sus hombros, como si alguien o algo les estuviera persiguiendo.

—¿Sam? –ella se acercó con cautela, tratando de llamar su atención. —¿Qué ha pasado?

—[__] ha habido un serio problema, la puta poli nos está siguiendo. –contestó él con rapidez.

—¿Qué?, ¿estás de coña? –dijo con un tono de incredulidad. —¿Qué habéis hecho?

—No, mejor es que no hemos hecho. Verás, hemos ido a buscar las cosas de nuestra madre y la vieja que las ha comprado le ha dado un puto infarto justo cuándo todo se había arreglado, pero ha venido la poli y nos hemos ido cagando leches.

Something just like this » young! Sam Drake x lectora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora