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Querido diario:

Que comienzo tan mierda ¿no?
¿Desde cuándo no te escribo? ¿Desde los 13?

Bueno, no importa.

Me enamore de una chica, una chica fantástica, hermosa, su cabello rubio, bajita, su piel de porcelana, sus delgados y rosas labios, sus anchas caderas, sus ojos cafés, todo su ser; su amabilidad, su risa, sus estupideces, sus bromas, su rebeldía, su dulzura, todo de ella me encantaba, me enamoré, tan pérdida y profundamente.

Caí, caí en sus brazos, sus bellos y delicados brazos.

Caí como la adolescente que soy.

Y no me arrepiento de absolutamente nada. No me arrepiento de haberme enamorado, de haberle ayudado, ni si quiera de haberla dejado.

Porque sé que merece a alguien mejor, porque ella nunca me amará como yo lo hago, porque a ella le gustan los chicos, porque ella ahora me odia y no quiero eso.

La amo, más de lo que alguna vez imaginé amar a alguien.

Por eso debo dejarla ir.

Con un sentimiento que nunca podre comprender, Roma

Mi tierna chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora