Capitulo 5: Gustavo

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Bueno, era inevitable no dedicarle un capitulo entero a él. Voy a entrar en detalles para que vean cuánto significó su pérdida para mi.

Bueno, todo empezó cuando tenía diez años. Los papas de Gustavo y mi mamá eran amigos, y se juntaban de vez en cuando. Esa vez, de casualidad, decidí acompañar a mi mamá a la "juntada" con sus amigos. Y se ve que Gustavo tomó la misma decisión. La reunión era en un bar en Palermo, si mal no recuerdo. Y ahí lo conocí. Era tímido, como yo.. supe desde el primer momento que íbamos a ser buenos amigos. Me acerqué a hablarle, éramos los únicos niños en ese lugar, iba a ser aburrido si no me acercaba a él (especifico esto porque su timidez le iba a impedir acercarse a mi).

Voy a omitir la parte de los nervios al hablarnos, supongo que saben lo poco interesante que es la conversación de dos personas súper tímidas..

Empecé a ir a todas esas reuniones, solo para verlo y para estar tiempo con el, lo notaba tan parecido a mi que, no quería dejar ir a la única persona que no me juzgaba. Así que con el paso del tiempo, nos hicimos mejores amigos, ni el ni yo teníamos amigos, y la falta de los mismos nos unió. Le conté a mi mamá que pegué amistad con él, y ella feliz de que tenga UN amigo, lo invitaba a mi casa a "jugar", y así nos pasábamos día y noche.. Jugando, divirtiéndonos, siendo felices, aprendiendo esta sensación nueva de "tener amigos".

Cuando cumplí 12, (el tenía un año más que yo), empezamos a ir al cine, y a hacer salidas más seguido. Para su cumpleaños le habían regalado una Guitarra, y él tenía una pasión por la música, que nunca antes vi en ninguna persona. Se pasaba el día entero escribiendo y tocando canciones, y me dedico varias a mi. Cada vez que estaba triste venía a mi casa y me tocaba una canción, me abrazaba y me mostraba las letras nuevas que escribió. Por mi lado, siempre tuve pasión por el baile, pero cantaba algo, y empezamos a hacer covers de canciones que nos gustaban, a escribir más canciones, a cantar, y en todas esas reuniones de amigos de nuestros papás, cantábamos y alegrábamos la "fiesta". Nos encantaba. Cuando cantaba con él, y veía como sus ojos reflejaban felicidad, me olvidaba de todo, de todos los problemas que tenía, de todo lo malo que me pasaba, en fin, me olvidaba del mundo en sí. Era increíble la paz que me transmitía. Increíblemente, ese mismo año, lleno de felicidad, lo perdí, y no pude evitar perderlo. Siempre sentí algo de culpa, no pude ayudarlo, bueno, el no buscó ayuda, no me dijo nada. Sólo me dijo que iba a dormir a la tarde porque se paso la noche escribiendo. No pude entender, como en unos momentos, todo puede cambiar tan repentinamente, como alguien que estaba y te llenaba tanto de felicidad puede irse en cuestión de segundos, y ver cuánta falta te hace alguien que de verdad queres cuándo se va de tu vida. Es difícil aceptar que las personas ya no están, es difícil seguir adelante cuando una persona que lo era todo para vos, ya solo es un recuerdo. Cosas que no se superan fácil, ni que quiero superar. No quiero olvidar nunca todo lo que viví con él, porque es hasta el día de hoy que escucho su música en mi inconsciente cuando estoy mal. Esa gente que deja una marca en tu vida, que es imborrable.

Está más que claro, que lo extraño como nunca extrañe a nadie ni a nada. Es increíble la falta que me hace. Pero sé que por más que no quiera, tengo que seguir, y que desde algún lado el me va a estar cuidando y cantando, como siempre hizo.

Hubiera querido despedirme. Pero cuando me dí cuenta era demasiado tarde. Como consejo en la vida que puedo darles es que, valoren a las personas que están ahí, las personas que los quieren, que hacen lo posible para verlos sonreír. Cuídenlas, estén con ellas, nunca saben si mañana pueden faltar. Demuestren cariño y digan todo lo que sienten.. No se guarden nada


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