Capítulo 16 | Evitándolo.

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Enterré la cabeza en el casillero cuando observé a Nathen caminar por el pasillo. Por él rabillo del ojo miré como Alex le hablaba y le incitaba a caminar más rápido, Nathen iba de cabeza en su móvil e ignoraba a su mejor amigo por completo. ¡Dios ayuda a esta hija tuya! ¿No puedes hacerme invisible? Pedí entre susurros a Dios, de un momento a otro mis súplicas fueron oídas ya que, Alex, le arrebató el móvil a Nathen de sus manos y salió corriendo, el pelinegro bufó y se fue pisándole los talones al pelirrojo.

Solté todo el aire que se había acumulado en mis pulmones.

- Gracias señor. - susurré para mí misma.

La semana había transcurrido rápidamente, me la había pasado escondiéndome de Nathen, seguía muy enojada con él, y toda la semana había estado evitándolo. El día martes casi me abro la cabeza en dos con una tuba, esconderme detrás del equipo musical de la universidad no fue buena idea, todavía tengo un chichón como obsequio del instrumento dorado, el miércoles pensé que la biblioteca era un buen lugar para esconderme pero los chicos del equipo de ajedrez me lanzaron las fichas cuándo no los dejé jugar ¿Qué? ¡No fue mi culpa! Yo sólo recibí ordenes de Laura, la bibliotecaria.

Tengo un pequeño moretón en el ojo, aprendí la lección: No entrometerme en el equipo de ajedrez.

Como un espía miré por la ventanilla de la puerta. La cafetería estaba un poco abarrotada, era hora de almuerzo y media universidad se encontraba en el gran espacio, gracias al cielo habían mesas disponibles, sonreí cuando visualicé a Evaluna sentada en una mesa tratando de abrir una lata refresco, mordía su labio inferior y movía la cabeza de un lado, teclee en mi móvil y escribí un texto para ella:

"NO MUERDAS TANTO TUS LABIOS SE ROMPERÁN ;) "

Eva miró su móvil que se encontraba sobre la mesa y sonrió, elevó su rostro y me encontró entrando a la cafetería, di unos cuantos pasos y mis ojos se toparon con su iris gris, mi corazón comenzó a latir. ¡Rayos! ¿Qué haré ahora? Me cuestioné a mi misma mientras mi cerebro buscaba una salida, Nathen esbozó una sonrisa triste y dio unos pasos en mi dirección, los nervios empezaron a circular por mis venas y di un paso atrás para escapar de nuevo; me estampé con una espalda que se atravesó en mi camino, escuché un líquido caer al suelo y cerré los ojos frustrada, había metido el pié de nuevo, era una tonta.

Giré sobre mis talones y me encontré con el rostro rojo de Brigitte.

¡Dios en que me metí!...

Pensé en cuanto observé el enojo de la chica en su rostro, la cafetería estaba en un incómodo silencio y yo moría de la vergüenza me preparé para hablar:

- Lo siento mucho, yo...- no me dejó terminar la frase porqué su mano impactó con mi mejilla, el crudo golpe hizo girar mi rostro y gemir de dolor, escuché un "¡Uuhhh!" de parte de los estudiantes que se encontraban en el lugar.

Estrellas Relucientes©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora