Capítulo 4

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Ese día acabó muy rápido para mí, y al día siguiente me desperté con Daisy, la cachorra de Lucy sobre mi colchón. Desperté a Lucy pegándole con la almohada.

-¡Hey! ¡Lucy! ¡Hey! ¡Hey! ¡Son las doce y media del mediodía! ¡Lucy! ¡Despiértate! ¡¡¡LUCY!!!!

-Heey... hola Marie... -me dijo entre bostezos-

-¿Te das al menos una idea de qué hora es? -le pregunté muy enfadada-

-Amm... las ocho... quizás las nueve...

-¡LAS DOCE Y MEDIA!

-¿QUÉ? No es posible... el turno en la peluquería es a las dos...

-¿Por qué crees que estoy golpeándote con una almohada? ¡Vamos a perder el turno!

Mi amiga se levantó de improviso.

-Mary, por lo que más quieras, levántate y arréglate a toda velocidad, tómate un vaso de lo que quieras, báñate y espérame en la cocina.

-Bueno Lucy, ocupo el baño de arriba, así tu ocupas el de aquí cerca...

-¡Haz como quieras, sólo apúrate!

No sé como, a la una y veinte estábamos arregladas, bañadas y desayunadas. Almorzamos y nos cepillamos los dientes a toda velocidad. A las dos menos diez estábamos cruzando la calle hacia la peluquería.

-¡Hola niñas!, ¿qué van a hacerse hoy? -Nos preguntó Frank, el peluquero-

-Hola, Frank. Yo me quisiera hacer un peinado, ¿cuánto me lo cobras? -Preguntó Lucy-

-El peinado $100 pero por ser tú te lo dejo a $80

-¡Gracias, Frankie! Pues hagámoslo entonces.

Mientras a Lucy le hacían un fabuloso peinado yo leía mi libro favorito, "Orgullo y Prejuicio" de Jane Austen. Al cabo de media hora, ya habían terminado. Así que guardé mi libro ya que era mi turno.

-¿Qué quierez hacerte tú?

-Mmm... ¿Cuánto cobras el Brushing?

-$100, pero te lo rebajo a $70 si tienes una tarjeta de crédito...

-Humm... sí, la tengo. Gracias.

-De nada.

Mientras Frankie me hacía el Brushing, Lucy leía una revista que había encontrado ahí.

Cuando Frank terminó conmigo le pagamos y fuimos de nuevo a casa de Lucy. Ya eran las tres y cuarto de la tarde, y a las siete comenzaban a llegar los invitados.

En casa de Lucy comenzamos a ordenar todo, esconder mi colchón, limpiar un poco la casa y demás. La casa de Lucy era gigante con lo cual tardamos dos horas, así que despuésnnos pusimos los zapatos y vestidos, y nos maquillamos y pintamos las uñas. Cuando terminamos ya faltaba media hora para que llegara la gente, y no sabía como, el peinado de Lucy permanecía intacto, y yo solo me pasé el peine y me quedé con el cabello suelto y una tiara brillante que me había regalado mi madre para mi cumpleaños junto con el libro de "Los Juegos del Hambre" de Suzanne Collins.

A las siete comenzaron a llegar mis compañeros uno a uno. A veces yo acompañaba a Lucy a abrir la puerta, pero nunca la abría yo sola porque era demasiado tímida como para hacerlo. En un momento, Lucy estaba limpiando el piso porque a una compañera se le había caído jugo al suelo, entonces me pidió que abriera la puerta. Yo acepté y fui a regañadientes a abrirla. Y cuandola abrí, casi ni llegué a ver a la persona cuando cayó contra mi y juntos caímos hacia el suelo. Tenía el mismo cabello castaño claro, los mismos ojos azules, pero al tenerlo más cerca pude notar también sus pecas en los pómulos, sus arqueadas pestañas, sus finos labios... todo tan parecido a la primera vez que lo vi , sólo que esta vez estaba más cerca de él... tan cerca que podía sentir su aliento sobre mi cara. Era indudable que era Trevor.

Inexplicablemente enamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora