Capítulo 3.

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Estaba agotado. Quería dormir, lo necesitaba pero por más que intentara su cuerpo no cedía. En ese momento, su mente era un bullicio de pensamientos, funcionaba a todo motor y eso solo hacia irritar a Louis.

Decidió darse un baño. Seguramente lo ayudaría a tranquilizarse y en parte porque ya lo necesitaba. Comenzó a abrir puertas al azar y solo en el tercer intento dio con el baño; la primera vez se encontró con que daba al resto de la casa y la segunda a un gran armario, en el cual, observo, había una cantidad de ropa que, suponía, era para él pues lo parecía.

Al entrar al baño, vio que le habían colocado los productos personales necesarios: una barra de jabón, desodorante, una botella de shampoo, una crema dental y un cepillo dental. Estaba bien, Gemma había sido muy generosa y con eso se conformaba.

Se desvistió y se adentró a la ducha, abrió la llave y comenzó a salir agua tibia, enseguida su cuerpo se relajó y su mente poco a poco se despejo. Comenzó a frotarse el cuerpo con una pequeña esponja llena de jabón, se echó varias veces shampoo y lavó sus dientes. Al salir, se sentía tranquilo, alguien totalmente diferente a excepción de que sus problemas seguían ahí. Que la persona en quien más confiaba y amaba le hubiera mentido; que probablemente en cualquier momento vaya a morir, que ahora estuviera en una casa rodeada de puros hombres armados con la hermana del chico que ama diciéndole que lo está protegiendo, ¿exactamente de qué? No lo sabía; todo eso seguía allí, atormentándolo, jugando con sus nervios y su cordura.

Tomo una muda de ropa del armario y se vistió, luego se dirigió a un espejo y la persona reflejada era alguien muy distinta a la que era hace unos años: estaba ojeroso, su piel rasposa, su cabello opaco y sin vida, sus ojos habían perdido ese brillo que lo caracterizaba. ¿Quién era él? Ja, esa era ahora la pregunta del millón. No tenía identidad, no existía, ya no tenía nada y supuso que nunca lo había tenido. ¿Louis era feliz? ¿Tenía familia? ¿Amigos? ¿Y Harry? Oh Dios, ese chico, la causa de todos sus problemas y el fin de su vida.

Se preguntaba cuando había pasado de ser Louis a Will, como Harry había logrado crear otra vida, otras personas, de qué manera había perdido su memoria. Y mientras más pensaba, más se enojaba. ¿Quién se creía el para tener el derecho de desaparecerlo? Maldición, ¿qué clase de persona era? Lo odiaba, deseaba verlo sufrir. Se lo merecía.

Salió de ahí y comenzó a vagar por la casa. Era muy bonita, tenía un aire muy familiar y acogedor. Se acercó a unos marcos con fotografías en la pared y al instante se arrepintió: eran fotos familiares de Harry. En una estaban el con Gemma y un señora que, supuso, era su mamá, y estaban sonriendo. En otra aparecían solo él y su mamá, abrazados. En otra junto con Gemma. Al verlo, se le encogió el estómago. En ese momento, sus sentimientos se juntaron. Tristeza, dolor, coraje, y le dieron ganas de llorar pero no, no se lo iba a permitir. No más.

Siguió caminando hasta que uno de los empleados lo consiguió y lo llevo hasta la habitación de Gemma.

-Hey- le dijo a modo de saludo cuando la vio.

Estaba ocupada hablando por teléfono por lo que le indicó que esperara. Louis no pudo evitar sentirse incómodo con las palabras de Gemma. Hablaban de él y de Harry. Al terminar de hablar Louis quiso saber sobre la llamada, mas decidió no preguntar.

"No vayan a lastimarlo, por favor" había dicho de manera triste "Lo sé... No, Jim... Es mi hermano, sé que ha lastimado mucho pero por favor... Está bien... Si, aquí está... Te llamo cuando estemos de camino... Está bien, no por ahora, adiós."

-Lou- le dio una sonrisa- ¿ya estas mejor?

-Uh, si- respondió- gracias por las cosas y eso.

-No hay de que, cariño.

A good lie. ·Larry Stylinson·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora