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EL CALZONCILLO ROJO

Lydia supo que aquella era una pésima idea en el mismo momento en el que le dijo "acepto" a Cora. No era su culpa, después de todo, sólo era una adolescente de diecisiete años con las hormonas alborotadas. Sin contar que Cora se aprovechaba de que estaba enamorada de su hermano para molestarla.

Pero aún así lo hizo, se metió en la habitación del hermano mayor de Cora, sabiendo que él se estaba duchando, y se dirigió a la mesada en la que suponía que estaría su ropa interior.

Claro que Lydia no oyó cuando la puerta se abrió y cierto moreno entró en la habitación atrapándola con las manos en la masa o mejor dicho, en sus calzoncillos.

-¿Qué haces en mi cuarto?- pregunto una voz gruesa detrás de ella.

Lydia tragó saliva y cerró los ojos antes de darse la vuelta. Casi se desmaya allí mismo al ver a Derek parado frente a ella sólo en boxer. Sintió sus mejillas enrojecer y una punzada en su bajo vientre.

Fue imposible no seguir con la mirada una gota de agua bajando por su cuello y sus abdominales, pasando por la V de su pelvis, hasta perderse dentro de su ropa interior.

La rubia fresa soltó un gemido, tapando su boca con una mano al instante. Abrió los ojos sorprendida al darse cuenta de lo que había hecho. Miró a Derek a los ojos y lo vió alzando un ceja hacia ella.

-Puedo, puedo explicarlo- dijo levantando las manos hacia arriba pero se arrepintió enseguida al ver la expresión del moreno.

Confundida, Lydia siguió la vista de Derek hasta el boxer en su mano. Soltó la prenda avergonzada, dejándola caer en el suelo.

Derek se agachó tomando su boxer con una mano, mirando la prenda detenidamente y luego a Lydia.

-¿Qué hacías con esto?- pregunto sacudiendo la tela en su mano.

-Eso...- dijo Lydia mordiendo su labio inferior, acto que no pasó desapercibido por Derek.

La rubia fresa se tapó el rostro con ambas manos antes de comenzar a hablar.

-Estaba jugando a verdad o reto con Cora y elegí reto y ella me dijo que tenía que tomar un boxer de tu habitación y que si no lo hacía me pondría un castigo- soltó Lydia atorandose con las palabras.

Tenía la respiración agitada por hablar sin parar. Parecía que su corazón se le saldría del pecho en cualquier momento de lo fuerte que latía y las palmas de sus manos estaban calientes contra sus mejillas.

Escuchó la risa de Derek y sus pasos acercándose a ella. Comenzó a temblar de los nervios cuando el moreno tomó sus manos entre las suyas, quitándoselas de la cara. Aún así no abrió sus ojos y apretó fuertemente sus labios al sentir los labios de Derek rozar su mejilla hasta que su respiración caliente estaba en su oreja.

-¿Por qué no me lo pediste?- pregunto el moreno en su oído, haciendo que Lydia sintiera un cosquilleo en sus partes sensibles.

Derek soltó sus manos y se agachó para tomar el bóxer del suelo. Lydia abrió los ojos lentamente, encontrando los pectorales del moreno a unos pocos centímetros cerca de su rostro.

-¿De-Derek?- preguntó Lydia, alzando su mirada hacia el rostro de él. Sentía que sus mejillas explotarían en cualquier momento.

-Toma- dijo Derek tomando una mano de Lydia y poniendo su boxer en ella.

Lydia miró el boxer rojo que Derek le ofrecía antes de levantar la vista hacia él, quien le estaba sonriendo y sus ojos brillaban como nunca antes los había visto hacerlo.

-Pero me tienes que dar algo a cambio- dijo Derek lamiendo sus labios.

-¿Qué?- pregunto Lydia automáticamente, siguiendo con sus ojos la lengua del moreno.

-Esto- lo escuchó decir antes de sentir sus labios sobre los suyos.

Lydia abrió los ojos sorprendida. No podía creer lo que estaba ocurriendo. Derek Hale, el guapísimo moreno del que había estado enamorada desde que tenía uso de razón, la estaba besando a ella, Lydia Martin.

La rubia fresa cerró sus ojos dejándose llevar por el beso y abrió la boca dándole acceso a la lengua de Derek. Estrujó la prenda entre su mano y las puso sobre el pecho del moreno.

Derek la tomó por la cintura acercándola a su cuerpo, apretando su miembro contra el vientre de Lydia. La escuchó soltar un gemido cuando la apretó contra la mesada de su habitación y tuvo que obligarse a acabar con el beso antes de hacer algo de lo que luego podría arrepentirse. Claro que si por él fuera continuaría pero no le parecía justo para Lydia. Ella era tan linda e inocente y estaría mintiendo si dijera que no la deseaba, que no le gustaba desde que tenía dieciséis y ella catorce pero quería hacer las cosas bien. Bueno, al menos desde ahora, pensó luego de recordar que era la primera vez que la besaba y lo hacía estando desnudo.

Derek juntó su frente con la de Lydia, tratando de normalizar sus respiraciones.

-Me gustas mucho- dijo el moreno con la voz entrecortada mirándola intensamente a los ojos.

-Tú también... Me gustas mucho- dijo Lydia sonriendo.

Derek también sonrió, tocando con sus pulgares las mejillas​ sonrojadas de Lydia.

-¿Y cuál era el castigo?- pregunto Derek de repente.

-¿Eh?- dijo Lydia aturdida.

-El castigo que Cora te daría si no cumplías con el reto- .

-Bueno, tendría que confesarte que estoy enamorada de tí- dijo Lydia avergonzada.

-¿Estás enamorada de mí?- pregunto sorprendido Derek.

-Sí, desde que era pequeña- dijo la rubia fresa sonriendo tímidamente.

-Bueno, yo también. Desde los catorce- dijo él mirándola tiernamente.

-¿En, en serio?- pregunto incrédula.

-Si- dijo él antes de dejar un casto beso en los labios de ella. -Ahora ve, no quiero que la molesta de mi hermana comience a gritar- dijo sonriendo antes de alejarse de Lydia.

-Sí- dijo ella corriendo hacia a la puerta pero se detuvo antes de abrirla. -¿Derek?- lo llamó haciendo que se diera la vuelta.

-¿Si, Lydia?- pregunto él poniéndose el boxer con el que había atrapado a Lydia.

Derek la vió correr hasta él y pararse de puntillas para darle un beso en los labios.

-Te quiero- dijo Lydia apretando sus labios en una sonrisa.

Derek sonrió viéndola salir de la habitación.

-Yo también- dijo cuando Lydia ya se había ido.

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-Al fin regresaste- dijo Cora sentándose en su cama al ver a Lydia entrando en su habitación.

-Si- dijo Lydia mirando al suelo.

-¡Lo conseguiste!- exclamó la castaña saltando fuera de la cama, al ver el calzoncillo rojo de su hermano en las manos de su mejor amiga.

-Me besó- dijo Lydia sonriendo, con las mejillas teñidas de rojo.

-¡¿Que él hizo qué?!- gritó Cora abriendo sus ojos sorprendida.

-Me besó, me besó. Derek me besó- comenzó a decir Lydia emocionada, dando saltos por toda la habitación.

Mientras tanto en su habitación, Derek reía, negando con su cabeza al escuchar los gritos y risas de su hermana y la linda rubia fresa que muy pronto se convertiría en su novia.

Dydia [one-shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora