Martirio

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Lloro como una niña, recién era de día, brotando entre las manos de las margaritas.

Tenía el pecho abierto, sin alas en los parpados de su primavera, herida.

Y las patitas heladas camino del cielo iban a la madrugada.

Recíbele, señor; era una niña abandonada.

Aparezco en la sombra como un ramo con la luz de la lámpara.

Me sorprendí soñando por los alrededores que se fueron al campo.

Volvió el vino y una que otra canción a los ojos nublados de los campesinos.

Mi corazón danza y sueña que esta tistre como una luna olvidada en un cielo sin postigos.

"Palabras para el olvido"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora