Capítulo treinta y tres.

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Volver a la rutina después de una semana estando lejos es... ah, es lo normal. Sesiones fotográficas a modelos o productos. ¿Qué puedo decir? Amo mi trabajo. Sobre todo si puedo ver cuerpos tan... bien, me calmo.

Me paso el día completo poniéndome al día, dejé una semana mi trabajo de lado y este se acumula.

Al terminar me dirijo a mi oficina a ordenar todo, coger mi bolso e irme.

Unos toques en la puerta me hacen voltear, Leinghton está apoyado en esta con las manos en los bolsillos. Me mira y sonríe, hago lo mismo y le veo acercarse.

- ¿Lista?

Asiento.

-Cierro todo y ya.

Me abraza por la espalda y respira en mi cuello, siento un escalofrío y rio divertida.

-Vamos.

Cojo su mano y salimos hasta el ascensor, unas cuantas personas nos hacen espacio para entrar y Leinghton me abraza a su cuerpo cuando un hombre se queda más de tres segundos observándome. Posesivo, no me quejo.

Una vez en la primera planta vamos a la salida donde Jefferson nos espera sonriente.

-Uh, si no fuera casada me iría contigo, guapote. - le guiño un ojo y entro.

Observo divertida como Leinghton le gruñe algo y Jefferson asiente.

Cierra la puerta cuando Leinghton entra y me mira con reprensión, aunque también divertido.

-No vuelvas a hacer eso.

Le miro inocentona, ¿qué hice?

-No seas celoso, Jefferson solo es mi amante, tú eres el oficial.

Gruñe aún más, suelto una carcajada y cierro la conexión que tenemos con la parte delantera.

Dejo el bolso a un lado y me subo sobre él, me mira frunciendo el ceño pero aún así sus manos van a mi cintura. Las mías suben por su pecho y las dejo sobre sus hombros, sonrío.

-Ya, es una broma. No me gusta cuando te pones como un perro rabioso, me recuerdas a un dinosaurio.

- ¿Dinosaurio?

-Sí, ¿te has visto esa película, la del parque con dinosaurios? Ya, me da miedito.

- ¿Yo te doy miedo?- alza una ceja.

Sonrío y niego, acerco mi rostro al suyo y le beso suave.

Cierro los ojos cuando su lengua tibia acaricia la mía, sin prisas, lento y tranquilo. Muerdo su labio inferior y siento su mano subir por mi pantorrilla hasta la cara interna de mis muslos. Gimo.

-Leinghton...

-Shhh, bonita.

Asiento, sigo besando sus labios y bajo hasta su cuello. Beso este con sensualidad, sintiéndome poderosa cuando unos pequeños jadeos salen de sus labios. Su mano sube mi vestido hasta la cintura, dejando a la vista mi lencería de encaje. Soy la única idiota que va con vestido un día de Noviembre.

-Estás mojada. - gruñe.

Sigo besando su cuello, la mano de él se mete entre mis muslos mientras la otra acaricia mi trasero sin miramientos. Mueve la mano hasta mi entrepierna y la acaricia sobre la mojada tela, jadeo. Sus dedos acarician ahí abajo con delicadeza. Sin pensarlo tira de las bragas y las rompe, maldito cabrón. Golpeo su pecho pero me ignora, ahora ya nada le separa de mi palpitante zona erógena.

Uno de sus dedos acaricia mi clítoris mientras el otro explora entre los húmedos y cálidos pliegues de mi vagina.

Me tenso, susurra un "relájate" en mi oído y asiento. Beso sus labios con fiereza cuando uno de sus dedos se adentra en mi interior y comienza a explorarlo.

Beauty And The Beast (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora