Capítulo 7: Donde se exponen más que cuadros

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Lucía se había comprado un vestido maravilloso para la ocasión. Era granate y tenía encaje. Llevaba un bolso lo suficientemente grande para llevar el libro, el móvil, la cartera y el maquillaje, y tuvo que dejar en casa algunas otras cosas porque quienquiera que diseñara aquello no había tenido en cuenta para qué servía. Se puso los tacones que le regaló su madre en su vigésimo cumpleaños y las pulseras de la abuela. Iba perfecta, o eso creyó que indicaba la cara de Lorenzo cuando la vio llegar al salón. Esty la miraba con orgullo y aprobación, y cuando le preguntaron al chico que qué le parecía, éste se quedó sin palabras. La verdad era que aquella noche, por primera vez en años, iba a ir a un lugar en el que realmente le apetecía estar y quería hacerlo impresionando al mundo, como alguna vez lo había hecho.

Ángel se vistió y peinó exactamente como Isabel le había enseñado, y muriendo de nervios, fue a la galería para ver cómo estaban allí. Durante las cuarenta y ocho horas que llegaba en aquella ciudad, se había negado a cualquier tipo de actividad cultural porque no quería ver nada que le recordara a ella. Era increíble el poder que tres años después Lucía seguía ejerciendo sobre él, que no hubiera conseguido olvidarla ni siquiera cuando conoció a Isabel.

Su Lidia –porque en ocasiones, no queriendo ceder a la realidad, se convencía de que todo lo que habían vivido era cierto– era una mujer única. Era de ese tipo de personas, que poca gente tiene la dicha de conocer. Ella lo salvó tantas veces de sí mismo, que en ocasiones se culpaba por no haber siquiera intentado salvarla a ella cuando lo necesitó. Ni siquiera pudo escucharla por mucho tiempo, tenía hacia ella un sentimiento tan grande, que cuando todo explotó, quedó demasiado afectado. Pero la quería, de eso no tenía duda.

A veces hablaba con Víctor y María –que ahora tenían una hija muy guapa y muy simpática– sobre Lucía y ellos le aconsejaban que la buscara y luchase por lo que su corazón pedía a gritos, que no se engañase porque realmente sabía que sí la había perdonado, pero él siempre terminaba negándose y discutiendo con la pareja.

Aquella noche hacía un frío especial, así que agradeció el calor de la galería una vez dentro. Percibió suavemente un aroma que se le hizo familiar, pero no sabía muy bien donde lo había notado antes, sólo que le dio una sensación da paz y seguridad que hacía mucho no sentía. De pronto, Isabel se acercó a el abrazándole por la espalda.

–Tienes que estar más relajado, amor. Todos hemos hecho un gran trabajo y si no estás tranquilo no vas a poder disfrutar de la noche. –dijo, mirándolo fijamente a los ojos.

Aquello era precisamente lo que no le gustaba de su novia. Isabel le decía que se tranquilizara y le hablaba como una madre a un niño de diez años en la actuación de fin de curso. Sin embargo, Lucía ni siquiera tenía que decirle que se relajara, ella lo hacía sentir bien y en paz con tan sólo una mirada.

–Está bien. Voy a salir un momento, te dejo al cargo de todo, pero volveré antes de que abran.

Cuando su novio salió por la puerta, Isabel caminó hacia donde se encontraba su amiga Lui, apartada de la gente y encargándose de algunas cosas que ella le había encargado.

–Isabel, estás preciosa. –dijo ésta al notar su presencia, dándole dos besos a modo de saludo. –Y todo esto os ha quedado maravillosamente bien.

–Gracias, amiga. Tú también estás muy guapa. Es más, estás impresionante. Y gracias además por hacer tantas cosas por mi en estos días, es que cuando Ann se fue de aquí, perdió el contacto con todos sus amigos, y no conocíamos a nadie más de confianza que se ocupase de esto.

Lucía negó, restándole importancia. Isabel era una mujer muy correcta y agradable, y para ella no suponía ningún trabajo hacer un par de encargos. Además, así que el arte y aquello había sido muy divertido.

–No hace falta que me agradezcas. Y cuenta conmigo siempre, para todo.

Claro que, cuando la joven pronunció aquellas palabras, no sabía todo lo que iba a pasar a lo largo de la noche.

Lidia, el nombre alternativoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora