PARTE 1, Capitulo 1: De mi mente a mi vida...

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Era un día comun y corriente en esa aburrida escuela, no siempre fui la mejor alumna, quien iba a pensar que haberme salido de clases ese dia con mis amigos fue la mejor decisión que pude haber tomado en toda mi vida, aunque tenía que soportar verlos, exacto era el, el unico chico que me ha interesado, besándose con su nueva novia indiscretamente, al parecer a ellos tampoco les importa asistir a clases y menos en la hora de Arte, ese anciano que a lo único que llega es a coquetear con todas las jovencitas que pueda.

Estábamos en los pasillos conversando y dejando pasar las horas, alcanzamos a percibir que el director venia hacia nosotros, nos levantamos rápidamente y la única opción que tuvimos fue correr hacia las escaleras, subimos tres pisos muy de prisa, nuestra respiración era rapida y no aguantabámos más. Para nuestra gran suerte estuvimos a punto de quedarnos sordos cuando la alarma de accidentes que estaba en la sala audiovisual al lado de nosotros comenzó a sonar, nos paralizamos un momento, desde que estoy en esta escuela nunca habia pasado algo similar, reaccione y comencé a creer que un tipo loco había hecho una broma de mal gusto, rápidamente nos asomamos a la ventana con mucho temor para ver lo que estaba sucediendo, sigo creyendo que ver esa atrocidad fue un error, sangre, muertes, violencia, una masacre inminente nos amenazaba, era nuestro fin, no podiamos bajar las escaleras por que nos encontrarían ahí, los de mi clase ya estaban muertos y algunos siendo torturados ¡que hago!, no tome una decisión solo mi instinto me obligo a empujar a mis amigos y correr hacia la sala audiovisual ya que ellos estaban a punto de mojarse en los pantalones.

La sala estaba obscura y se nos hizo fácil escondernos, Mael no salia de mi cabeza, no puedo imaginar una vida si él está muerto, deje a mis amigos a salvo y salí corriendo de la sala audiovisual, me paralice cuando senti una mano apretando mi brazo.
- ¡¿Eres una suicida o qué?!
Guarde la calma cuando voltee y era Joan que me miraba furioso y a la vez aterrado.
- Tu bien sabes a que voy y no los pienso poner en riesgo, así que te pido que vuelvas.
- No quiero lastimarte Alicia pero, ¿en qué momento él se interesó por ti?.
- Y yo no quiero sonar grosera pero no es tu problema.
Me zafe de la mano de Joan, lo mire detalladamente y cuando iba a correr el grito.
- ¡No me perdonare nunca esto si a ti te pasa algo, si eso quieres iré contigo!
- ¡que!, ¡jamas!, tu tienes que quedarte con las chicas.
- No somos inutiles Alicia replico Carolina.
- Entren ahí, entiendan solo no quiero que nada les suceda.
- Tampoco queremos que nada te pase a ti contesto Sandra desconsolada.
- Te acompañaremos, es una decisión.
- Joan por favor, no hagas esto más dificil.
- Hay una mejor opción...
- ¿cual Carolina? Dije con un pequeño rastro de esperanza.
- La ventilación de la sala audiovisual nos puede llevar al pasillo donde estaba Mael y así de una vez por todas ver si está vivo.
- Solo una persona muy delgada cabe ahí contesto Joan.

Todos miramos a Sandra ya que su complexión alta y delgada le permitía entrar ahí fácilmente, ella empalidecio mas de lo que ya estaba.

- Sé que me estan mirando porque saben que yo cabria ahí pero no sé qué esconda la ventilación y tengo miedo de que pueda pasar dijo ella.
- No te preocupes, solo te ayudaremos a entrar en la ventilación, caminaras agachada hacia un lado del pasillo en donde él estaba y revisaras si aún sigue ahí conteste con impaciencia.
- y... ¿qué hago si no lo encuentro?
- simplemente darás la media vuelta y volverás con nosotros, ni podemos arriesgarnos más así que buscaremos una manera de salir de aquí dijo Joan.
- Ok... contesto Sandra.

Sabía que los chicos no me tendrían más paciencia y los comprendo, no pienso causarles más problemas de los que ya tenemos, si Mael no aparece tendré que olvidarme del solo hecho de que exista, para siempre...

Entramos de nuevo a la sala audiovisual y nos situamos detrás de escenario donde se encontraban las rejillas de ventilación, lamentablemente Joan no encontró la manera de poder abrir la rejilla si no habia herramientas, pasaron unos minutos, Carolina comenzó a desesperarse y tomo una barra de metal de las que utilizan para sostener los escenarios, empujo una silla para subirse y golpear unas cuantas veces la rejilla hasta que se rompiera, todos la mirábamos sorprendidos de lo que habia hecho, ella solo estaba desconcertada y nos dijo.

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