Capitulo 2: "Acostumbrándose a Perder"

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Caminamos, caminamos y caminamos, lo único para lo que me servía era para recuperar la cordura uff, casi nada. Sandra curo la herida de Joan y estaba muy atenta de su cuidado.

- Joan, ¿Como te sientes?
- para estar casi al borde de la muerte, bastante bien creo, fue un milagro que la bala solo rozara mi pierna.
- le quiero encontrar el lado positivo a esto, pero solo encuentro tristeza y desesperación dijo Carolina.
- no sé qué está pasando en realidad, tampoco sé dónde estamos; pero lo que si se es que estamos con vida y juntos podemos enfrentar cualquier adversidad respondió Sandra.
- es hora de poner los pies sobre la tierra Sandra, a lo mucho duraremos esta noche, ellos atacaron la ciudad y no dudo que estén rondando sus alrededores replico Mael.
- ¡pero tenemos a Alicia!, ella tiene poderes para protegernos.
- ya no hables Perla la boca te sangra cada vez mas dijo Mael tapándole la boca con un pedazo de su camisa.

Debo aceptar que ver a Mael tan preocupado por su novia me provoca ansiedad pero que estas diciendo Alicia ella se encuentra herida ¡deja de pensar en ti!, mi mente no dejaba de dar vueltas, pero la que me sorprendía era Ayleen, no había tocado ni media palabra como siempre lo hacía, solo caminaba detrás nuestro con la mirada pensativa. Debo decir que me agrada más de esa forma pero también me provoca demasiado temor.

Llevábamos mucho tiempo caminando y ya estaba atardeciendo hasta que llegamos a lo que parecía ser una granja abandonada y una feria antigua en la misma situación; no sé porque nunca había pisado este lugar, provocaba cierta sensación de desconfianza pero si no había terroristas intentando matarnos era más que suficiente. Carolina rompió el silencio...

- este lugar da miedo pero como verán ya pronto será de noche y tenemos que escondernos cuanto antes todos se detuvieron y yo tratando de guardar la calma sugerí.
- porque no abrimos ese granero y lo adaptamos para pasar la noche.
- suena una estupenda idea, bueno si los demás lo desean dijo Mael.
- no tenemos otra alternativa... contesto Joan.

Nos adentramos más a la granja abandonada y observamos que el granero tenía un candado gigante con una inmensa cadena.
- no se preocupen Mael y yo zafaremos ese candado dijo Joan.

Aunque puede sonar ridículo hicieron todo lo posible y resulto en vano, no lograron ni siquiera hacerle un rasguño a la puerta del granero. Me estaba poniendo nerviosa ya que al mirar a Ayleen cada vez la notaba más tensa y tengo miedo de que haga algo, perdió la paciencia y camino rápidamente hacia los chicos rebasándonos y empujándolos hasta dejarlos en el suelo.

- ¡porque no se van a un show de travestis inútiles basuras!

Las palabras tan ofencivas de Ayleen hacia los chicos hicieron que me dieran ganas de vomitar aunque a ella no le importaba nada, tomo con sus manos la gran cerradura y al girarla bruscamente la hizo pedazos, las chicas se miraban sorprendidas y luego estoy yo, después de vivir con Ayleen en mi cabeza creo que ya nada me sorprende...

Todo parecía normal cuando Ayleen empujo un poco las grandes puertas, Joan se acercó y sin temor las abrió completamente, no puedo describir con palabras lo que había ahí adentro, todos nos quedamos paralizados al ver algo tan inhumano, aunque al mirar a Ayleen no se notaba gesto alguno su rostro solo reflejaba una mirada fría.

- ¡oh vaya!, qué cosa tan desagradable, hay que sacar esto de aquí.
- no te refieras a esta triste situación de esa manera Ayleen son seres humanos y es lamentable está perdida replico Mael.
- ¡que no vez Mael!, esta cosa no es humana refiriéndose a Ayleen, es lo más insensible y... interrumpí a Perla.
- ¡ya basta!, no estamos en condiciones de analizar los temperamentos de los demás, estas pobres personas murieron aquí y por lo tanto necesitamos otro lugar en el cual pasar la noche mis palabras sirvieron para calmar a Ayleen pero eso no evitara que ella haga añicos a Perla.
- al parecer los terroristas ya estuvieron aquí y a juzgar por sus vestimentas ellos eran los granjeros de esta zona dijo Carolina.
- ¡¿cómo se puede ser tan malo sin sentido?!, dijo Sandra.
- es un don, interrumpe Ayleen descaradamente.

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