De vacaciones en Costa Rica. Parte I

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—¿Estás emocionado, cariño? —me volví hacia Frankie y le dediqué esa perfecta sonrisa que ella tanto amaba ver en mi rostro, arquee una ceja y me senté de manera correcta en el asiento.

—¿Emocionado? ¿Qué te hace pensar que estoy emocionado? 

Una de sus lindas cejas se levantó hasta casi tocar el borde de su cabello, una pequeña sonrisa se abrió paso en sus labios, mientras estiraba una mano para entrelazar sus dedos con los míos.

—No lo sé, tal vez porque me recuerdas a Cloud cuando lo llevamos al Perú, al no despegarse de la ventana. 

—Ja, ja —pronuncié con sarcasmo—. No estoy emocionado... ¿Sólo porque estamos a pocos minutos de aterrizar en un pequeño país que ni siquiera conocía de su existencia? 

****Interrupción del narrador omnisciente****

¡Oye! Es de mi país del que estás hablando. 

¡Deja de meter tus narices en todas partes, Fran! Soy yo quien está narrando ahora. 

Bueno... Sólo deja de desprestigiar mi pequeño pedazo de tierra.

****Fin de la interrupción del narrador omnisciente****

—Si no te conociera bien, diría que estás actuando como un niño —continuó hablando Frankie con diversión marcada en su voz. 

Puse los ojos en blanco y retiré mi mano, para después tomar la lista de los sitios a los cuales visitaríamos en nuestra pequeña estancia en Costa Rica:

-Carnavales en un sitio llamado Limón —¿Limón? ¿Quién carajos llama a un lugar como una fruta? —le pregunté a Frankie, viéndola otra vez. Ella sólo se encogió de hombros.

-Tope en San José.

-Visita al volcán Arenal en San Carlos —¿Volcán? ¿Y si hace erupción en el momento en que estamos ahí? 

—No seas cobarde, mi amor. 

—No soy cobarde —negué con la cabeza—. Pero ahora que lo pienso, no me parece una buena idea, ¿Y si nos regresamos en el próximo vuelo, Frankie? ¡Ese país está plagado de volcanes!

Mi esposa puso los ojos en blanco y después llevó su puño a la boca para toser: —"Cobarde".

Torcí una sonrisa, antes de girar mi rostro completamente hacia el de ella y robarle un largo y profundo beso, un beso de esos que hacía que ella se aferrara a mi cuello para acercarse más a mí. Un beso de esos que hacían que mi súper amigo despertara.     

—¡Cboioojoi ugoiud fyvbjnkl sdfghjml! —escuché a una señora decir en otro idioma al otro lado del pasillo. 

Me separé, frunciendo el ceño mientras miraba a Frankie.

—¿Qué ha dicho?

Ella se encogió de hombros, soltando pequeñas risitas. 

—Debiste de estudiar español, mi cielo. A lo que pude entender, dijo "Cochinos exhibicionistas al menos vayan al baño"

—¡Oh! —expresé, mientras miraba a la viejita y le guiñaba un ojo. 

Volví a concentrarme en la lista que Fran había enviado hasta Tennessee:

-Visitar playa Hermosa en Guanacaste. 

-Terminar con unas buenas corridas de toro en Zapote. 

Pd: Si no entienden ni mierda de lo que les digan en la calle, sólo levanten ambos pulgares y contesten "Pura Vida, mae", los ticos amamos eso.

Pd2: No olviden ir a desayunar un delicioso gallo pinto con huevo picado, aguacate y queso. 

Pd3: Gael, no seas cobarde y participa con los toreros improvisados en Zapote.

Pd4: Vayan a ver el partido del monstruo al Ricardo Saprissa en Tibás, pónganse una camiseta morada y siéntense en una gradería lejos de unos sujetos que se hacen llamar "La Ultra" lo sentirán si se sientan cerca de ellos. Verdadera adrenalina, amigos. 

Saludos cordiales, Fran.

—Son muchos sitios, Frankie.  Bueno... aunque en un sitio tan minúsculo como ese, imagino que nos tomaremos sólo medio día para ir a todos esos lugares —reí, ganándome un codazo por parte de mi esposa. 

—Deja de ofender su país, que bien sabes que se molesta. 

—Bien, bien. Ya voy a dejar de hacerlo.

—Rydcfikljogy yfyrdiujoy fillo8rdytghjo ydfuyjkhoihu.

Me puse en alerta al escuchar una voz femenina a través de la radio.

—¿Qué han dicho? —indagué al ver a Frankie colocarse el cinturón de seguridad.

—Que te asegures, cariño, porque estamos por aterrizar en el aeropuerto Juan Santamaría.  



   

   

   

Las aventuras de Gael GreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora