4°~Del cielo al infierno~

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Esa noche volvió a mi casa, y la siguiente. Llevamos casi un año viéndonos a escondidas, en mi casa, algún fin de semana en otra ciudad. Nos volvemos locos el uno al otro, pero él no deja a su mujer. Al principio asumí el papel de amante mal que me pesara.

¿Qué otra cosa podía hacer? Estaba totalmente enganchada a él, cuando me decía que venía me hacía la persona más feliz del mundo, cuando me miraba en silencio en la oficina. ¡Todo! Y cuando estaba con él no quería nada más, sólo a él, en mi cama, en mi cocina, me daba igual su vida, todo lo demás, sólo estábamos nosotros en ese momento, solos.

Pero claro, qué pasó... Pues pasó que de estar enganchada pasé a estar totalmente enamorada. Y entonces ya no me valía eso, esos ratos, esos momentos nuestros, quería todo de él, quería pasear con él de la mano por la calle, salir a cenar sin escondernos, tener una vida con él.

Se lo dije y me dijo que no podía dejar a su mujer. Que su vida era esa, que no quería dejarla, que estaba muy bien conmigo pero que yo no era parte de esa vida, que tenía que seguir aparentando esa vida junto a ella, a pesar de que no le hacía feliz.

Y yo le creía, sé que no es feliz en esa vida, que no avanza, que no crece, que no se ríe, y sé que conmigo no para de reír, que le lleno como persona, que podemos hablar y sentir de una forma maravillosa.

Pero no, no debe ser suficiente todo eso para que él decida apostar por mí. A veces pienso que no me querrá tanto como dice si no es capaz de armarse de valentía, dejar su vida de engaño y apariencia y venir conmigo a vivir una vida real de felicidad.

Pero, mientras, aquí sigo como una idiota esperando algo, esperándole a él

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⏰ Última actualización: Mar 03, 2014 ⏰

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