3. Una llamada y un poema

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APRIL's POV

— ¡April, despierta ya!— oigo decir a mamá, mientras siento que me zarandea— vas a llegar tarde.

—Aún no suena el despertador — digo como puedo, con la boca aplastada sobre la almohada— déjame dormir.

—Y no va a sonar —me dice con voz divertida —está en "El Fuerte de Thomas".

Maldición.

—¡Thomas!— grito levantándome y sentándome sobre mis rodillas en la cama— ¡mi despertador!

Veo como Thomas llega corriendo, con este entre sus manos.

—Es una bomba —me dice, mientras me la pasa— agárrala fuerte y no la sueltes.

Amo su inocencia.

—Oh, está bien— tomo el despertador entre mis manos lentamente— tendré cuidado para que no explote.

— No va a explotar— me dice en un tono obvio y negando con su cabeza enérgicamente— ya la desactivé— me sonríe —estás a salvo.

Me levanto y le doy un beso en la cabeza.

—Gracias— le sonrío— eres un héroe.

Sale de mi cuarto entre corriendo y saltando. Intento poner el despertador sobre mi mesita de noche, pero apenas lo suelto, este se desarma completamente.
Thomas, ¿por qué serás así?

Luego de media hora, salgo de casa intentando llamar a Tyler, pero me salta el contestador.
Más le vale que esté listo.

Camino hacia la casa del frente y toco el timbre. Una mujer; de cabello rubio oscuro y ojos color miel, me abre la puerta, regalándome una enorme sonrisa.

—Hola tía Margo— le digo con cara de niña buena.

—Hola cariño— me devuelve el saludo—ya lo intenté, pero nada —hace un puchero— a ver si a ti te hace caso.

Entro a la casa y subo corriendo las escaleras, me dirijo hacia su cuarto.
Su puerta es blanca pero tiene un cartel pegado que dice: "No entres si no quieres verme desnudo"

Río, como cada vez que lo leo, recuerdo que lo puso cuando tenía 14, y era para que su mamá aprendiera a tocar la puerta antes de entrar a su cuarto.

Hago caso omiso de la advertencia, como siempre, y entro. Él está echado sobre su cama boca abajo, sólo con un bóxer y una camiseta, las sábanas están por el suelo.

Aunque si hay algo que jamás va a dejar, y a la cual está aferrado durmiendo, es su rana de peluche. Puede que tenga 17 años, y sea un "sex symbol" para las chicas, pero el señor ama su rana de peluche. Y es que ese fue mi regalo por su séptimo cumpleaños, luego de que por su cumpleaños número seis, yo mandara decenas de cartas pidiéndoles que lo saludaran en el programa de Los Muppets. La rana René fue la que lo saludó, desde ahí él quedó enamorado y odia a Miss Piggy, alegando que ella es una trepadora y sólo lo quería por su fama y su físico. Dice que se siente identificado.

Salto y me le aviento encima.

—Mmnooo— masculla, aún soñoliento, girando un poco la cabeza y poniéndola de lado—no me gusta por detrás.

Best friends not foreverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora