el tercer descendiente de la dinastía

6.9K 562 131
                                    

– ¡Ni se te ocurra tocar a mi nieto Orochimaru! – gritó Naruto decidido entrando a la habitación, el rubio doncel no había sido tocado por el paso del tiempo, a los ojos del pequeño Eiji su papá seguía tal y como lo recordaba…pero el pequeño Eiji ya no era tan pequeño, Eiji ya era un muy atractivo hombre de veintidós años de edad que estaba casi en la cima del mundo…casi…porque quién verdaderamente estaba en la cima del mundo era su padre, Sasuke Uchiha.
El hombre serpiente alejó tal y como se lo había ordenado el pequeño esposo de su jefe las manos del pequeño retoño que yacía en el suelo, quién mirándolo todo desde su bajo punto de vista, envuelto con una manta acostado sobre su pequeño mar de sangre, la sangre perteneciente a su madre cuyo cadáver estaba a su lado, terminando de desangrarse por los disparos que Eiji Uchiha le había propinado, aquel doncel en un acto de astucia quedó embarazado del hijo de aquel quién gobernaba el mundo desde las sombras, con el objetivo de convertirse en su esposa, ella esperó los nueve meses desde las sombras y cuando él bebé nació viajó a Moscú, dispuesta a reclamar lo que supuestamente era suyo, dispuesta a obligar a Eiji a casarse con ella pues le había dado un primogénito, pero las cosas no le salieron bien, no tuvo en cuenta el hecho de que Eiji…no quería un primogénito que le estorbara…

– Naruto no te metas en esto – susurró Sasuke molesto, el azabache se mantenía casi tan joven como en el pasado, pero los años habían endurecido más sus facciones, había perdido todos los rasgos redondeados de un hombre joven, su mirada dura era dirigida a su pequeño esposo con reproche quién se la devolvía de forma retadora.

– No permitiré que ninguno de ustedes toque a mi nieto – repitió Naruto en tono de notable desafío, mientras Orochimaru, Sasuke y Eiji le observaban incapaces de hacer ningún movimiento, el doncel era alguien de temer y eso lo habían aprendido con los años.

– No me voy a hacer cargo de un bastardo… – masculló Eiji con asco mirando al bebé en el suelo, él bebé le devolvió una mirada tan fría como la de su padre Eiji.

– ¡pero yo sí! – Declaró Naruto con notable decisión, caminó rápidamente acercándose al bebé, queriendo levantarlo de donde estaba recostado…en el suelo, rodeado de la sangre de su propia madre, el rubio se acercó y lo cargó con cuidado,  el pequeño retoño cubierto de aquel líquido carmesí abrió sus ojos azules mirando el rostro de Naruto, acercó su pequeña manita a la ropa de su abuelo y se aferró a él con fuerza, como si le hubiera reconocido como su madre, el rubio le abrazó, entristecido, aquello era como un ciclo, como una maldición de los herederos del apellido Uchiha – yo te cuidaré – murmuró Naruto al bebé quién le miraba con anhelo, lo abrazó sin importarle en lo más mínimo ensuciar sus ropas con sangre, Orochimaru levantó los hombros en señal de rendición.

– la historia se repite – le susurró Orochimaru a Sasuke fijándose de que Eiji no les escuchara pero falló en su intento, pues Eiji les estaba escuchando a la perfección – parece que no seré capaz llevarme a ningún Uchiha… no con Naru-chan por aquí… – Eiji les miraba por el rabillo del ojo teniendo conocimiento de a que se refería el vasallo de su padre, por supuesto que lo sabía…sabía que si su papá no lo hubiese protegido Orochimaru hubiera acabado con su vida nada más comenzar.

– Naruto no me hagas enojar – la voz de Sasuke al decir eso era fría, amenazante.

– no teme…¡no me hagas enojar tú a mí! – Sasuke abrió los ojos ligeramente sorprendido mientras Eiji retrocedía un paso – escúchenme bien par idiotas ¡SOBRE MI CADAVER TOCARAN A MI NIETO! – profirió el doncel rubio haciendo retroceder a los tres hombres frente a él los cuales enmudecidos lo observaban con los ojos como platos – Pain… – llamó el rubio a aquel que en los últimos años le había servido más a el que al mismo Sasuke, el mencionado entro por la puerta al instante, estaba mucho más musculoso y con el cabello más largo, tenía una pequeña cicatriz en la frente, como un corte.

– ¿Qué se le ofrece? – preguntó con formalidad, Naruto se puso de pie con él bebe en brazos y caminó hacia el umbral de la puerta donde Pain estaba estático esperando indicaciones

– dale un buen entierro dattebayo – ordeno Naruto a Pain con una mirada entristecida refiriendose al doncel que yacia en el suelo inerte vaciándose de aquel líquido carmesí que rodeaba su cadaver – después de todo es la madre de mi querido nieto…

– si…

– me hubiera gustado conocerlo – dijo Naruto viendo como dos guardias recogían el cuerpo con cuidado bajo las ordenes de Pain – pero ciertas personas…– el rubio miró a su esposo y a su hijo con una mirada despectiva mientras hablaba con una voz muy fría – no me permitieron hacerlo… –  Finalizó para irse de la habitación a pasos rápidos, debía sacarle a su nieto todos los rastros de muerte de sus pequeñas ropitas, la puerta se cerró dejando solos a los tres hombres quienes seguían estáticos.

– Te dejaste llevar – dijo Sasuke en tono reprobatorio a Eiji quién le prestaba la más mínima atención y escuchaba las palabras de su padre sin emoción alguna por su significado – te dije que Naruto estaba cerca y tu igual disparaste.

– No soporté a ese maldito puto parloteando cerca de mí – masculló Eiji con desinterés guardando el arma asesina en su cinturón, a Sasuke no le molestaba el hecho de tener un nieto, lo que le molestaba es que fuera solo un bastardo de mala procedencia, hijo de un doncel que se acostaba con hombres adinerados para darse la gran vida sacándole provecho a su natural y despampanante belleza, aquel mocoso no le servía, si acaso la madre fuera alguien con influencias – ¿ahora cómo nos deshacemos de el? – preguntó Eiji, la idea de tener un hijo le resultaba indiferente pero aún así ese bastardo se podría convertir en una molestia en algún futuro próximo.

– ¿Cómo piensas burlar a Naruto? – prtegunto Sasuke empezando a caminar con la intención de irse de ahí, Eiji abrió la boca dispuesto a responderle pero la cerró casi al instante desviando la mirada con frustración, Sasuke frunció el ceño al ver la reacción de su hijo  – no hay manera…y por lo que parece el bastardo vivirá…mucho golpe de suerte… –  finalizó Sasuke saliendo de la habitación dando un portazo…estaba molesto, no por la osadía de su esposo, de hecho adoraba verlo enojado pues le parecia atractivo…lo que le molestaba al gran Sasuke Uchiha era la semana de abstinencia que a partir de ese momento posiblemente enfrentaría.   

      

EIJI: capítulos extra de "aunque tenga que encerrarte"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora