aclaraciones

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Naruto estaba tremendamente nervioso cuando lo vio entrar, a él, a su hijo, a la oficina de Sasuke, tenía el cabello más corto haciendo que su apariencia se diferenciara aún más de la de Sasuke, la familia se encontraba en lo alto del edificio Akatsuki en Moscú, dispuestos a debatir ciertos temas de importancia media que requerían la atención de todos los altos miembros administrativos, de ahí que Naruto estuviera presente, pues el en los últimos años se había convertido en un pilar imprescindible de la compañía y la mafia, Eiji acababa de llegar con andares de grandeza, el adulto joven observó a sus papás, su odiado padre Sasuke Uchiha estaba sentado en el escritorio, como siempre vestido casi totalmente de negro, por otra parte estaba su papá quién se hallaba sentado en un sofá cercano dándole el biberón al pequeño Takumi, el hijo que Eiji no consideraba como tal, las coloridas ropas del doncel rubio contrastaban fuertemente con los tonos oscuros y neutros de todo el ambiente de aquella oficina, Eiji avanzó fijándose detenidamente en las reacciones de su papá, en todo el transcurso no miró a su padre pues aquel hombre no podía importarle menos y al parecer era lo mismo para el temible Sasuke Uchiha, a quién no podría importarle menos la presencia de su hijo, el ahora patriarca estaba concentrado en observar con detenimiento la faceta maternal de Naruto.

Conversaron a cerca de los temas que tenían pendientes sin salirse de ellos, sin mencionar nada a parte, era una reunión de trabajo y como tal debía ser profesional, a Sasuke le gustaba de esa manera y Naruto respetaba eso, por esa razón cuando estaban trabajando en la empresa hablando de temas serios o en una reunión como en este caso se abstenían de hablar otros temas no relacionados, Naruto veía a su marido durante toda la reunión, seguía el hilo de la conversación y participaba como siempre, pero aún así la mente del doncel estaba en un lugar totalmente distinto, en un pasado no muy lejano, decidiendo de forma muy lenta la manera de cómo solucionar las cosas sin que alguien terminara con una bala en la cabeza.

La reunión finalizó de manera precipitada cuando Sasuke Uchiha recibió una llamada, el azabache mayor se dedicó a ello dando a entender de manera silenciosa que esa reunión había finalizado, Eiji sin más que hacer y evitando de forma inconsciente a su papá, emprendió camino hacia afuera del edificio pero fue detenido antes de llegar al ascensor.

Naruto dejó al pequeño Takumi en manos de una sirvienta que le acompañaba, la muchacha se había ido a pasear por las instalaciones del edificio Akatsuki junto al pequeño heredero a petición del mismo Naruto, para tener unos momentos en los cuales pudiera hablar con su hijo.

– ¿pasa algo papá? – Preguntó Eiji utilizando su tono más inocente y fingiendo ignorancia, Naruto apretó los labios ligeramente frustrado, absteniéndose de responder en el preciso momento conteniendose, evitando un enfrentamiento, tomo a su hijo del brazo y prácticamente arrastrando a Eiji quién solo se dejaba guiar, llegaron a una sala de estar que al igual que la oficina del jefe Sasuke Uchiha estaba completamente libre de cámaras y micrófonos, al llegar ahí prácticamente de un empujón metió a Eiji y cerró la puerta con seguro después de entrar el, el lugar se sumió en un silencio incómodo.

– ¿papá que suce…? – intento volver a preguntar pero Eiji después de un rato de mutismo absoluto, no pudo terminar de hablar debido a que Naruto acercándose a el rápidamente le había bajado el cuello de la camisa y aquel rasguño producto de la noche anterior se hizo visible ante los ojos azules del doncel, era una línea casi invisible hecha de sangre seca color rojo vino tinto, Naruto volvió a apretar los labios buscando tranquilizarse, parpadeó un par de veces antes de a pasos torpes alejarse de Eiji, aquello era demasiado para él – papá…

– ¿Por qué lo hiciste Eiji? – preguntó Naruto en un hilo de voz con la mano derecha en el pecho, sintiendo su corazón desbocado, guardando las distancias con su propio hijo, Eiji no era estúpido, sabia a que se refería Naruto, y hacerse el desentendido haría las cosas mucho más difíciles de lo que ya se habían tornado, si no quería perder a su papá tendría que hablar con la verdad.

– para no seguir pensando en ti –  respondió el joven de veintidós años arreglándose la camisa con paciencia, cubriendo aquel arañazo, su rostro se veía duro, serio, pero sentía el corazón en la garganta impidiéndole respirar – esa sería la primera y la última vez…por ello me tomé tantas molestias para que padre no se enterara…¿estás enojado? – Naruto se sintió ofendido.

– No estoy precisamente contento con lo que has hecho Eiji – respondió el rubio conteniendo la ira, tratando de no levantar la voz, pero aún así la decepción que sentía se podía palpar fácilmente en cada silaba de la frase.

– ¿Qué debo hacer para que me perdones? – preguntó Eiji en un tono de notable intranquilidad, la inminente amenaza de rechazo estaba presente y temía que su amado papá no quisiera verlo nunca más.

– no quiero verte… – empezó a decir Naruto y el pavor envolvió a Eiji Uchiha, sintiéndose a punto de arrodillarse y abrazar las piernas de su papá a rogar por su perdón, como el niño asustadizo que en realidad nunca fue, pero antes de que hiciera semejante cosa ajena a su manera de ser Naruto dio fin a su pausa – por al menos una semana – entonces Eiji volvió a la vida, asintió repetidas veces antes de intentar acercarse a envolver en sus fuertes brazos el pequeño y delicado cuerpo del rubio doncel, Naruto al darse cuenta de esto incapaz de mantener la calma y olvidando que aquel hombre que se acercaba a él era su propio hijo, en un impulso, levantó la pierna arrojando una fuerte patada, Eiji pudo reaccionar a tiempo bloqueando el golpe pero aun así la fuerza del impacto le hizo dar un par de pasos hacia un lado tratando de recuperar un equilibrio que por poco perdía, su antebrazo, la parte de su piel con la cual bloqueó la fuerte patada estaba enrojecida, posiblemente se produciría un muy doloroso moratón pero Eiji no se había dado cuenta de ello, ya que su mirada estaba fija en alguien más que en si mismo, en su papá, que se habida quebrado y que ahora estaba llorando a mares tratando inútilmente de limpiarse las lágrimas con las mangas de su suéter, soltando sollozos lastimeros, Eiji se sintió destrozado, por primera vez en su vida sintió remordimiento y también el dolor ajeno, hasta el mismo sabía que le faltaba aquella empatía que todo el mundo tiene, por lo que cualquier cosa que le sucediera a los demás no le afectaba en lo más mínimo, y así, de esa manera tan sobria había vivido toda su vida.

Cuando vio a su papá salir de aquella sala de reuniones a paso rápido no hizo nada para detenerle, no era la persona indicada para hacerlo y mucho menos para consolarlo, desgraciadamente la persona que poseía ese derecho era solo y únicamente su odiado padre, Sasuke Uchiha, y lo sabía bien, sabía bien el amor que se tenían el uno al otro, por ello no quiso intervenir en la felicidad de su papá…

...

– ¡Sasuke! – Naruto entró a la oficina del jefe Sasuke Uchiha abriendo la puerta a patadas, Sasuke ni siquiera se sobresaltó, tantos años de casados después, ya se esperaba cualquier cosa de ese rubio revoltoso quién parecía no madurar con la edad ni envejecer con el paso de los años, el doncel entró dando zancadas y al llegar donde Sasuke le saltó encima abrazándolo y sentándose en sus piernas, escondiendo su angelical rostro en el fuerte cuello del varón, ahora si Sasuke se sintió extrañado, tomó de los hombros a su esposo con la intención de mirarlo cara a cara, parecía estar llorando, los pequeños espasmos y temblores de su cuerpo lo indicaban y Sasuke se estaba preocupado.

– Naruto…cielo ¿Qué te sucede? – preguntó con cariño acariciando la espalda del rubio mientras con el otro brazo le sostenía por la cintura para que no cayese, aunque no lo haría pues se había sentado a horcajadas sobre el y estaba fuertemente prendido de el saco de su traje, esperó unos instantes por una respuesta mientras aprovechaba para llevar su mano a la cabellera rubia y acariciar los lacios mechones dorados.

– mi anime favorito acabó dattebayo… – murmuró Naruto aquella enorme mentira contra el cuello de Sasuke, en un susurro lastimero, era una mentira terrible pero en el caso de Naruto efectiva, en un par de ocasiones se había puesto a llorar y se había deprimido durante días por la finalización de sus series favoritas, Sasuke no hizo más preguntas, se limitó a pensar que aquella serie que termino con un final posiblemente malo le había gustado mucho a Naruto, y por ello, más que nunca el rubio estaba deprimido.

– Sasuke…

– dime

– quiero ir a Japón…

– ¿ahora?

– si…

– vayamos juntos – propuso Sasuke abrazando fuertemente por la cintura a su esposo, con cariño, amor y delicadeza, enterrando su nariz en los lacios mechones dorados para inhalar el aroma de aquella única persona a la cual siempre había amado, Naruto simplemente asintió en silencio y se quedaron ahí abrazados….




EIJI: capítulos extra de "aunque tenga que encerrarte"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora