Capitulo 07: Primer intento.

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Esa noche en el crucero, Doflamingo ya estaba en la cama, como la vez anterior, veía salir a la joven (t/c), quien salió cubierta con una bata de baño, parecía avergonzada, pues su mejillas estaba bastante rojas, además de que se negaba a verlo.

-¿Pasa algo?- cuestionó intrigado, ella se sorprendió levemente, pues venía pensativa sin prestarle atención a nada más.

-No... para nada...- dirigió su vista hacia él, quien le tendía la mano, ella lo pensó un poco, pero termino accediendo.

-Entonces ¿por qué no te quitas esa bata y vienes a dormir?...- sonrió ladinamente, mientras tomaba la mano de la joven.

-¿Quién... quién escogió la lencería?- cuestionó, Doflamingo carcajeo levemente. –¡¿Fue usted?!-

-No... fueron las chicas, tal vez...- la joven se intrigó, ¿de quién hablaba? –Sólo conociste a Baby 5, pero tengo otras chicas bajo mi protección, Monet y su hermana Sugar, ellas están fuera del país estudiando...- la jalo levemente de la mano, para que se sentará en la cama, pues observó que ella se pasmo en el relato.

-¿Cuantos integrantes tiene la Familia?- cuestionó con interés, sólo conocía a Rocinante, Law y Baby 5.

-Cuando lleguemos de la luna de miel te los presentaré...- dijo con una sonrisa. –Supongo qué Baby 5 exageró y te habrá dicho que todos los de la familia los salve...- su tono era irónico.

-No creo que haya exagerado... al menos observe qué tanto Baby 5 como Law-san te aprecian... eso habla de un hombre que los ayudo cuando más lo necesitaban...- confesó, sorpresivamente esas palabras apenaron al mayor.

-Son exageraciones...- planteó, la joven sonrío gentilmente, no se esperaba una reacción así. –Mejor vamos a dormir...-

Esas palabra le recordaron su situación a la joven, volviéndose a sonrojar, Doflamingo sonrió con cierta burla, Baby 5 le había dicho que la lencería qué le escogió a su ahora esposa, sería de su gusto para aquellas noches.

-Déjame verte...- animaba. –No puedes estar en una gruesa bata cada noche...-

(T/n) resignada se levanto y se quitó la bata de manera lenta, dejando ver una atrevida pieza de lencería color negro, de encaje y tela satin, sólo cubría las zonas esenciales pero nada quedaba a la imaginación, el mayor no pudo evitar tragar grueso, esa era la imagen más sexy que había visto en años.

-Las demás están... más pequeñas...- la voz de la joven lo regresó a la realidad, sin embargo no recibió respuesta del mayor, levantando la vista para verlo, antes de que se diera cuenta él la tomo de la mano, acostándola en la cama, en unos instantes ella ya se encontraba debajo de él. –¿Do... Doflamingo?-

-Eres tan hermosa... como desearía poseerte ahora, pero ya te he quitado muchas cosas como para rematar con esto...- sin duda estaba teniendo mucha fuerza de voluntad, pues estaba apunto de quitar aquellas diminutas prendas qué la cubrían. –A partir de ahora ponte las camisas que me quite... así no estarás tan descubierta...- se levantó de la cama y se dirigió la baño.

(T/n) reaccionó después de unos momentos, al escuchar la regadera, hizo caso y se puso la camisa de su esposo cubriendo su cuerpo, sin duda eso la alivio, por un instante pensó que Doflamingo lo haría.

Mientras tanto el mayor se encontraba en la ducha, dejaban caer sobre él, agua fría, eso no era bueno, mientras su mano frotaba su miembro erecto, en su mente estaba la imagen de la joven con ese atrevido atuendo, hace un par de años qué no se metía con mujeres.

Debía ser paciente, no quería lastimar a la joven, continuó estimulandose hasta que sintió su escénica en su mano. No era suficiente, aún sentía deseo y lujuria, tenía que intentar poseerla, qué ella se entregará a voluntad.

Después de un par de horas él salió del baño, más tranquilo y relajado, observó que la joven estaba dormida, suspiro con frustración y se fue a acostar a su lado.

A la mañana siguiente (t/n) despertaba, se sentía acalorada, al despertar completamente se dio cuenta que estaba entre los brazos de Doflamingo, se sentía acorralada, pues su espalda pegaba en el pecho de su esposo, sus brazos rodeaban su torso.

Su rostro se pinto rojo, trató de moverse pero él la abrazo con más fuerza, inclusive una de las manos se fueron a su senos, comenzando a acariciar.

-Do... Doflamingo...- gimió levemente, la otra mano bajo a la zona sur, comenzando a acariciar por encima de la ropa interior, lo que provocó que gimiera un poco más alto. –Do... Doflamingo... deténgase... por favor...- los largos dedos del mayor frotaban su clitoris, generando qué aquella zona comenzará a humedecerse.

Comenzó a revolverse, no quería ceder a los estímulos que le estaban provocando, nada mejoraba, pues en sus glúteos sintió algo duro, asustándose al entender la respuesta.

-¡¡Deténgase!!- gritó apartándose bruscamente, el mayor despertó, observó como la joven se alejó de él, estaba sonrojada y jadeaba, aún tenía puesta su camisa.

-¿(t/n)?...- se despertó notando que aquella parte había despertado, avergonzado se tapó con las sabanas, mientras ella desviaba la mirada. –¿Qué... qué pasó?- estaba confundido, no podía negar que había tenido un sueño erotico, pero al parece no era del todo un sueño, suspiró frustrado, sobando la sien, buscando relajarse. –Perdóname...-

-N... no se preocupe...- limpio unas lágrimas que habían bajado por sus mejillas. –Sólo... fue muy repentino...- trató de calmar la situación, pero se generó un silencio incómodo, él tomó su mano, acariciandola.

-No tengo excusa alguna, yo te di mi palabra... no te tocaría hasta que estés lista... esto no volverá a pasar...- dijo seriamente.

-Confió en usted...- sonrió levemente, pensó en algo, sonaría descabellado, pero era lo único que se ocurría. –Lo he pensado...- su esposo la miro con intriga. –He pensado qué usted... busque mujeres para distraerse...- evitaba mirarlo, mientras él estaba atónito. –Yo se qué es un hombre adulto y sano, tiene necesidades y todo eso... ayer observe como las mujeres se le quedaban viendo, así que no me molestaría que pase la noche con alguna... yo no tengo derecho a reclamarle nada...- estaba avergonzada por proponer algo tan indecente, pero hasta ahora Doflamingo era muy caballeroso con ella, no era justo que se torturara de esa manera.

Por su parte él ya estaba más tranquilo, acaricio el rostro la joven alzando su mirada, observando esos sentimientos tan puros qué ella poseía, sonrió levemente, negando con la cabeza.

-Ahora eres mi esposa... te debo respeto y fidelidad...- se acercó a ella besando su frente. –Agradezco qué pensarás en mí, pero yo te prometí esperarte...- los ojos (c/o) estaban abiertos de par en par.

-Doflamingo...- ella lo abrazó, comenzando a llorar, ni siquiera sabía por qué.

-Perdóname... estas en esta situación por mi culpa, tal vez merecías otra cosas...- ella negó.

-Es qué todo pasó muy rápido... por eso, al menos espéreme en esto...- él la abrazo con calidez.

-Así será...- estuvieron así un buen rato, después él fue al baño a ducharse y después lo hizo la joven, más tranquilos fueron a desayunar.

Buscaron algunas actividades qué hacer, así se distraerían, esa noche Doflamingo decidió quedarse a dormir en un diván que había en la habitación, sólo así se evitarían tentaciones.

-¿Está seguro?- cuestionó la (t/c). –Creo qué estaría más cómodo en la cama, yo estaría mejor en el diván...- sugirió al ver el mueble de tamaño mediano, sabía que él estaría incómodo.

-No te preocupes, estaré bien...- se acercó a ella y la beso en la frente. –Mejor descansa... aún quedan dos días de viaje...- ella asintió, pero antes de separarse, lo beso suavemente en la mejilla.

-Buenas noches...- se fue acostar, trayendo consigo la camisa de su esposo.

-Buenas noches...- contestó el mayor, acomodándose para dormir.

Sin duda sería una luna de miel muy larga.

Mi pequeña adoración (One Piece. Doflamingo y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora