CAPÍTULO 1: 21 DE MARZO DEL 2262. Pasarela de patos cojos.

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Camino bajo el Sol de colores anaranjados y desteñidos que avisan lo pronto llegará el alba. Tengo que darme prisa porque según mi brazalete, sólo quedan dos minutos para que comience a llover,  y  en otro momento puede que sí, pero  en este mismo instante, empaparme no es mi mayor prioridad. Por lo general, no me suele gustar este día del curso escolar.

Corro, pero no estoy tan cerca como para tardar solo dos minutos en llegar a casa de Julie asique cuando llego a la entrada no hay ni una sola parte de mi que no esté mojada por la lluvia.

 Me coloco, y como siempre el láser del escáner sale disparado hacia las suelas de mis zapatos y me detecta. La pantalla bajo mis pies se ilumina. "Kim Taylor" afirman las letras azules. La cúpula sube, me rodea encerrándome en un prisma rectangular, una trampilla a mis pies se abre  y el cuboide desciende poco a poco. Como odio ese chisme, es un sistema estúpido que solo retarda la entrada a la casa. Lo llaman "cúpula de acceso", o "cúpula accesoria", aunque no deja de ser, básicamente, un cutre ascensor diminuto hecho de cristal por muy importantes que se sientan algunos por llamarlo de otra forma.

El ascensor me deja en la sala de siempre, de paredes claras, grises para ser exacta, con las cuatro butacas necesarias, también del mismo color, y yo me siento en mi butaca de siempre empapándola con mi pelo encrespado por la humedad, ahora parece un revoltijo de pelo enredado y mojado. Cojo el mando a distancia y esta vez me apetece algo cálido... una playa tal vez. Pulso el botón en el que aparece un Sol dibujado. Aparentemente todo normal, pero es  ponerme las gafas y  las cuatro paredes que me rodean se van difuminando poco a poco. Un sistema de aire caliente que sale por unos pequeños agujeros se activa, caldeando toda la sala, hasta que me quedo en una playa, o lo que es una simulación de playa, tan cálida, tan sola, tan real...

- Kimmy, Kim... -me dice una voz desde el exterior. Julie.

Noto que me quitan las gafas y mi playa se desvanece, asique vuelven las cutres paredes grises.

-Como te gusta la simulación virtual, nunca cambiarás.

-Yo soy así, ya lo sabes- le respondo guiñándole un ojo- ¿y Cecilie y el resto, no se habían quedado hoy a tu casa a dormir?-pregunto, por sacar un tema de conversación.

-No, que va, eso es esta noche, ¡porque hoy es la fiesta!, fiesta, fiesta fiestaaa.- canturrea con tono alegre.

-¿Has elegido ya que te vas a poner esta noche?-le pregunto con menos ánimo que ella.

-Sí,  un vestido corto fucsia con unos taconazos blancos ¡que van a caer todos a mis pies!-me contesta contentísima y yo me rio.- ¿y tú?-añade.

-No creo que vaya, porque este año una de las reglas es entrar con pareja.

-¿Y Marcos? ¿No ibas a ir con él? Si vais juntos todos los años-me pregunta Julie.

-Pues este año va a ser distinto porque va con  otra. Se lo pidió ella y él aceptó.

 -No pasa nada, tranquila, amor, ya verás como hoy encuentras pareja, el día es largo.- me anima aunque sin mucho éxito.

Lo cierto es que lo único que envidio de Julie, no es su estilo, ni su físico, ni incluso  que todo el mundo la quiera, sino la facilidad que tiene de solucionarlo todo con una sonrisa y decir que todo va a salir bien, la alegría con la que dice las cosas, eso la hace especial para mí, a pesar de su indudable carácter pijo, es buena persona.

-Anda, entra en casa.

Me levanto de la butaca donde había estado durante toda la conversación y entro a la casa.

Miro mi brazalete, ya son las ocho, han pasado dos horas desde que llegué. Mi brazalete también afirma que el tiempo será bueno a partir de las nueve de la noche, no habrá viento. Pero pasadas las  diez comenzará de nuevo a llover. Aunque eso me preocupa poco ya que estaremos dentro del recinto.

La fiesta se celebra por el equinoccio de primavera y como todos los años, asiste todo el instituto, y por si no fuera poco, cada año se escoge al azar un tema de vestimenta, no hay más que recordarme el año pasado vestida de pirata con un parche en el ojo y una pata de palo más falsa que una moneda de tres euros... O aquel año vestidas de  vaqueras, con un látigo y un caballo digital, recuerdo que mi caballo hizo sus necesidades en medio  de la pista de baile y pase muchísima vergüenza, menos mal que era todo virtual.

Por suerte, este año nos ha tocado vestirnos de gala, chicas con vestido y chicos de etiqueta.

Además siempre preparan algo para no quitarle emoción a la fiesta, aunque suele salir bastante mal y ese es el motivo por el que no suelo ir.

Esta mañana nos comunicaron una de las primeras reglas: no entras sin pareja. Empezamos bien, porque no tengo.

El timbre me saca de mis pensamientos. Ya está aquí Cecilie y el resto de la pandilla. Julie abre la puerta.

-¡Fiesta fiesta fiestaaa!-se oye una voz desafinada. Eveline.

-Hola- dice Alex menos entusiasmada que las demás.

-Son ya las ocho asique será mejor que nos empecemos a preparar, ¿habéis traído los vestidos?-pregunta Julie. Por lo que me acuerdo de una cosa:

-Emm Julie, yo no tengo nada que ponerme, no tenía intención de ir.-digo.

Julie sonríe.

-Tranquila, Kimmy, yo tengo algo que te va a quedar perfecto, ¡vamos todas a mi habitación!.

Vamos bien de tiempo, solo son las nueve menos cuarto  y ya estamos todas vestidas, peinadas y listas para salir.

Observo al resto de mis amigas; Eveline lleva un vestido violeta con franjas negras enseñando los hombros conjuntado con unos botines violetas. Su pelo largo y negro desciende sobre la espalda sin ningún recogido especial, mientras la mecha de color azul eléctrico brillante hace juego con sus ojos. Las gafas  de pasta que usa no parecen molestarle asique las lleva puestas sin complejo alguno. Cecilie a escogido para esta ocasión un vestido celeste y blanco con un tocado en la cabeza bastante llamativo, pero no quedaba mal con su pelo castaño claro recogido en un moño desordenado. Además el vestido de Cecilie deja al aire sus piernas por delante y termina  en una bonita cola por detrás. Alex ha elegido, aunque ella está un poco más rellena que el resto, un vestido que le hace una figura muy bonita. Tiene el pelo a la altura de los hombros por lo que con una diadema bonita tiene suficiente. Por otra parte, Julie ha optado por un conjunto muy ajustado y negro con brillantinas plateadas que hace juego con su pelo de un rubio excesivo, típico de países del norte.

Luego me miro yo al espejo; el vestido que Julie ha cogido para mí es bonito pero para nada de mi estilo, aunque como es última hora, no me puedo quejar. Se trata de un vestido azul y rosa oscuros, y negro. Es ajustado en la parte superior y al llegar a la cintura cae más pomposo.

Salimos de la casa todas en fila, esto parece una pasarela de modelos, solo que la diferencia está en que nosotras no somos modelos, de hecho, ando como un pato cojo con los tacones, y no soy la única pero es una ocasión especial y Julie estaba tan empeñada en que me los pusiera que no me pude negar. 

El absurdo ascensor nos deja en la calle. Miro mi brazalete; las nueve y cuarto, ya podría darse un poco de prisa la pareja de Julie, que es la que nos proporciona el transporte.

Cinco minutos más tarde, Damien aparece por una esquina de la calle andando hacia nosotras. Va vestido con una chaqueta y un pantalón de etiqueta.

Cuando llega, reparte rápidamente y al azar las placas que saca del bolsillo.

Miro la mía, no, otra vez, no.

Me coloco  en medio de la calle y pulso el botón.

Mis últimos días a tu lado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora